Capítulo 1

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La luz se colaba a través de las delgadas cortinas de la habitación, el sol atacó dulcemente sus ojos marrones mientras que estos al mismo tiempo se acostumbraban al cambio de luz en aquel ambiente. A l incorporarse, las delgadas sábanas de color blanco se deslizaron por su torso y brazos mientras su piel que no estaba cubierta por su camisón para dormir se bañaba con los rayos de la luz del día.

La silueta de la joven mujer se levantaba de la cama, sus enredados cabellos largos y ondulados corrían por su rostro, se frotó la cara intentando despertar aún más para ir a clases, recorrió su habitación hasta llegar a la puerta del baño, la cual abrió con pereza, se miró al espejo soltando un suspiro, actualmente tenía más ojeras que algunos años, pero al menos algo debía quedar como recordatorio de aquellos desvelos y noches de estudios.

Ahora se encontraba vestida con un estilo bastante simple, una blusa azul holgada y unos jeans que se ajustaban a su figura sin llegar a exagerar, ató sus cabellos en una coleta algo floja con una liga color negro, decidió no desayunar; simplemente tomó sus cosas y se fue apresuradamente hacia la universidad. Actualmente cursaba su último semestre en la universidad de Seattle, era calificada como una excelente alumna en su área, se encontraba en la carrera de psicología y aunque demandaba y exigía demasiado no  era nada del otro mundo, bueno, sólo se cuestionaba de su elección de carrera cuando perdía horas de sueño y pensaba que volvería a necesitar un psicólogo. Contaba con 24 años ahora, había dejado la preparatoria atrás, encerrada en su memoria, cual huecos vacíos que no podía recordar si lo quisiera incluso.

Observaba por la ventana de su salón de clase a las  personas pasar por el campus desde su silla de madera, no sabía los nombres ni se molestaba mucho en las caras, para ella eran sólo una especie de muñecos que caminaban a algún lugar con un propósito que no le importaba en lo más mínimo, casi siempre eran los mismos, un profesor, alumno o incluso alguien al azar; la ruidosa charla de aquellos compañeros de clase la hizo salir de aquel trance. Escuchaba gritos y susurros, también risas y oraciones incompletas, volteó la cabeza hacia aquel nutrido grupo sin hacer contacto visual intentando que nadie notara que los estaba mirando.

Sorpresa; no funcionó.

Uno de los chicos de aquel grupo se percató de su mirada intrusa:

-Hey, Sawyer

Condenación, si antes era reacia a hablar con alguien, ahora lo que menos quería era socializar, aquel chico desconocido para ella la saludó con la mano, ella con una delicada sonrisa fingida le devolvió el saludo y siguió mirando por la ventana, rogando al poder divino que no quisiera conversar. Afortunadamente no lo hizo y pudo seguir intentando no aburrirse en lo que comenzaban las clases.



Claramente el día de hoy no era precisamente el mejor día de su vida, si el profesor no hubiera sido benevolente hubiera reprobado, tuvo que suplicar casi de rodillas dos puntos más. Cincuenta y dos fue su nota final en ese proyecto.

Caminaba por la calle sin ánimos pateando lo que se le cruzara de regreso a casa, una lata, piedras o hasta una planta que había crecido entre las grietas del concreto, levantó la cara para ver hacia su departamento cuando vio algo que llamó su atención, o para ser más precisos; alguien.

Un chico anónimo, sin nombre, ella tenía la sensación de haberlo visto antes, pero no era más que eso, una sensación. Vestía de una manera bastante común a decir verdad, un pantalón negro y una camisa gris claro, sus ojos le volvieron a dar la sensación de conocerlo, estos se encontraban sombríos, con un deje de tristeza y arrepentimiento por algo, estaba tan concentrada analizándolo que no se dio cuenta cuando chocaron y cayeron ambos al suelo duro con un golpe seco.

-Lo siento, no me fijé por donde caminaba y...- exclamó la fémina torpemente antes  de mirarlo con aún más detenimiento.

Había que admitirlo; ese hombre era jodidamente atractivo.

El desconocido se incorporó lentamente hasta quedar totalmente de pie, pudo ver cicatrices de quemaduras en sus brazos, sus ojos viajaron a sus manos mientras se sacudía la ropa, después miró su rostro, tenía aros en las orejas, cabello negro y tez blanca, él rompió el silencio:

-Si claro sólo fíjate por donde caminas

Esa frase la dijo en un tono seco, para relajar las cosas le sonrió como despedida de manera casi involuntaria, las facciones de él cambiaron a unas más relajadas:

-"Una gran sonrisa es un bello rostro de gigante"

Dio la vuelta para irse

-¿Eso fue acaso Baudelaire?- inquirió ella con curiosidad

-Chica lista

El joven se alejó a paso lento, dejándola confundida y encantada a la vez

788 palabras

Holaa, ¿en serio hay alguien leyendo esta locura? *llora brillitos* espero haya estado bien, ¿se imaginan quién es nuestro chico sin nombre? yo creo tener la respuesta. No sé cuando podré actualizar pero será pronto, ya me conocen. Bueno disfruten

Y si... ¿Aún sigo dañado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora