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Lynn

-La casa de Aksel-

Entro a mi habitación y cierro la puerta con candado. ¡¿Acaso acabo de dar mi primer beso?! Yo me imaginaba en.... bueno, mejor no lo digo. El punto es de que... ¡ACABA DE PASAR MI PRIMER BESO! ¡CON AKSEL!

¿Será que se acerca el fin del mundo? ¿Por qué me besaría Aksel? ¿Será que le gusto?

Me acerco al espejo y veo mis labios.

Cierto.... ¿Cómo puedo llegar a pensar que le gusto a alguien? Seguro fue un error y estoy sobre pensándolo.

-No puedo creer que me besó—susurro.

-¡¿TE BESÓ?!—grita mi hermano desde el armario.

-¿QUE MI....? ¡¿Qué hacen ustedes dos aquí?!—abro mi closet.

Sebastian y Mattheo están sentados en el suelo con una botella de alcohol en la mano.

-¡EL MORRILLO DE NOMBRE RARO LA BESÓ!—dice Sebas.

-¡Dame mis cien dólares!—Mattheo alza la mano.

-¡Lárguense de mi habitación!—me enojo.

-No puedo creer que Lynn crezca tan rápido. Apenas recuerdo que ayer estaba pidiendo un unicornio para navidad. Mamá hizo disfrazarme y ponerme un cuerno en la frente.

-¡Lárguense!

-Yo no me iré hasta que Sebas me pague mi dinero.

-¡Pero no tengo dinero!—se queja.

-¡Pues que mal! Apuesta es apuesta—toma una pastilla.

-Lynn. ¿Me prestas cien dólares?—me mira.

-No. Adiós.

-¡Yo no me iré hasta que me cuentes!

-¡Y yo no me iré hasta que me paguen!

-Son unos bebés. Lar. Go.

-No—dicen ambos.

-LARGO.

Los empujo hasta la puerta y les quito el alcohol.

-Oye, ¿podrías devolverme el....?

-No—les cierro la puerta y tomo de la botella.

Las primeras experiencias de Lynn probando alcohol no son como las esperaba, pero, en estos casos extremos, que lo que caiga caiga.

Sigo sin poder analizar nada de lo que está pasando. ¿Le gusto a Aksel? ¿O simplemente fue un impulso? ¿Un error? Porque ¿quién soy yo para que me besaran? No soy linda, ni atractiva, mucho menos interesante.

Recapitulando; reímos, nos observamos, me besó, continué y salí corriendo. No es lo peor para ser sinceros, pero aún así ¡no creo poderle ver la cara de nuevo!

¡Ya sé qué haré! Me ocultaré por un tiempo, al menos unos días, así pasará toda la pena y no habría problema.

Alguien toca la ventana.

Oh. OH. NO, NO, NO, NO.

Aksel entra por la ventana y cae en mi cama.

-Au.

-¿Qué haces aquí?—pregunto nerviosa y molesta.

-Bueno, am.... Saliste corriendo y quería asegurarme de que todo estaba bien. Lamento el beso. Si quieres, podemos olvidar lo qué pasó.

-No.... Si, no, yo...... Carajo.

-¿Qué?

-Gracias por el regalo—quedo unos segundos en silencio.

Momentos ConectadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora