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Temprano en la mañana, MinHo abría sus ojos, notando los rayos de sol que trataban de atravesar las persianas de su habitación

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Temprano en la mañana, MinHo abría sus ojos, notando los rayos de sol que trataban de atravesar las persianas de su habitación.

Se quitó la cobija de encima, dejando el torso desnudo, y tomó asiento en su cama, buscando sus pantuflas mientras encendía su teléfono para ver la hora.

Estiró un poco su cuello, sus brazos y espalda, para levantarse completamente, y llegar a la cocina, y así prepararse el desayuno.

El cerrar de la puerta lo percató de que ChangBin había entrado a su recinto, como todas las mañanas, por lo que no se alarmó; él era el único que tenía la llave de su casa, luego de sí mismo, claro.

—Buen día, MinHo —dejó su chaqueta en el sofá.

—Sería bueno si pudiese dormir más —se dió la vuelta, suspirando. —¿Quieres café?

—Ya comí, pero sí, por favor —tomó asiento en el desayunador, sacando su teléfono.

Por su parte, el mayor volvió a darse la vuelta, para preparar las dos tazas de café y su desayuno.

Sus mañanas solían ser así, casi ya rutinario.

Se despertaba, hacía café, a veces para él solo, otras para ambos, luego desayunaba, se duchaba y se iba, ya acompañado de su guardaespaldas, que hacía más de mejor amigo que de lo que trabajaba.

Frente a él, dejó la taza de café, y a su lado, la azucarera, que solo ChangBin usaba, ya que él siempre lo tomaba sin azúcar.

También dejó su plato, dos tostadas con algo de fruta y huevos. Ligero, pero sabía que no debía consumir una alta cantidad de calorías si iba a estar parte de su día sentado.

—Anoche que te fuiste me llamó Yamazaki —tomó asiento frente a él, captando la atención del chico. —Dijo que viene este fin de semana, pero no mencionó por cuánto tiempo.

—¿Es rutinario? —preguntó curioso.

No era nada raro que su hermano le diera visitas de rutina a MinHo, que eran casi inútiles, solo las hacía para poder escribir en el acta que llevaba con los datos de la compañía.

Ellos siempre estaban en contacto, así que ya estaba más que sabido lo que se manejaba y no, en las oficinas.

MinHo también viajaba de vez en cuando a Japón, para ese mismo objetivo, en ocasiones se ocupaba de otros asuntos.

—No —tomó un sorbo del café. —Esta vez dice que es por “vacaciones” —formó las comillas.

—¿Cómo es que tu hermano sí tiene vacaciones y tú no? —frunció el ceño.

—Yo soy el CEO.

ChangBin elevó sus hombros, casi obvio, observando hacia varios lados. —¿Y qué?

—Que no —ladeó su cabeza, el musculoso tenía un poco de razón. —Uno de estos meses tendré vacaciones, ahora no porque hay muchas solicitudes, muchas cosas que hacer y no puedo.

don't blame me ✧ minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora