16. ¡¿Hijas?!

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Jaiden

-¿Qué tienes en mente, Olivia?- preguntó mientras atravesaban las vallas hacia el bosque.

-Primero busquemos a Davies, luego te lo explicaré- murmuró.

Jaiden tenía curiosidad pero guardó sus preguntas para luego y trató de seguirle el ritmo mientras ella avanzaba entre los árboles.

Cuando al fin definieron la figura de Davies en el cementerio improvisado, limpiando una de las lápidas con la mano y hablando con Sophia, Olivia corrió hacia allá.

-¡Davies!- exclamó cuando estuvieron a pocos metros. Él se dio vuelta de inmediato y frunció el ceño, confundido.

-¿Qué pasa?- preguntó él, cortando su conversación con Sophia, que ahora también los miraba con las manos en los bolsillos de su gabardina color mostaza.

-¿Qué decía la última carta que envió Sarah?- quiso saber ella, intentando regular regular respiración agitada y calmarse.

-No lo recuerdo... debería fijarme, ¿por qué?- enarcó una ceja y se cruzó de brazos.

-Creo que quizás sea una forma de descubrir cuando atacará- se encogió de hombros.

Todos lucían desconcertados, principalmente Sophia y Jaiden que no hacían parte de la conversación.

-En ese caso tendríamos que ir a la guarida, allá están todas las cartas- comentó él.

-¿Estás seguro? Cuando me infiltré allí siguiendo a Jaiden, un par de chicos fueron y robaron las cartas, ¿no las has visto estos últimos días?

Él sacudió la cabeza.

-No me he fijado en ellas, vamos, iremos a ver eso- murmuró.

Comenzó a avanzar para salir de los adentros del bosque, pero se giró en cuanto se percató de que los demás se quedaron parados.

-¿No vienen?- alzó las cejas. Todos reaccionaron torpemente y a la vez, comenzando a seguirlo.

Sophia iba con cuidado ya que estaba usando zapatos con tacos, Jaiden bajaba con prisa, aunque no entendía nada, y Olivia seguía a Jaiden mientras soltaba breves suspiros. Entonces él tomó de su brazo para fuese al mismo ritmo que él, ya que sabía que estaba cansada de correr hacía un par de minutos.

Cuando llegaron al gran portón, Riley y Zachary estaban allí hablando con los gatos, que no parecían muy a gusto con ellos.

-¿Dónde van?- preguntó la niña en cuanto se dio cuenta de la presencia de ellos.

-Haremos algo importante, dile al tío Alder que vendremos en un rato, ¿vale, cariño?- Sophia le sonrió y acarició la cabeza. Los chicos asintieron y se dirigieron a la casa.

-Vamos- apuró Davies.

Apenas a unos metros, estaba aparcado un vehículo fenomenal, impresionante. Olivia abrió grande los ojos y formó una O con los labios.

-¿Eso es...?- comenzó, pero la sorpresa le impedió continuar.

-¿Una limusina? Sí- sonrió Davies con orgullo.

La limusina, con dos puertas a cada lado y un gran espacio entre ellas, era de un color violeta llamativo y relucía. Era grande y bonita, Olivia nunca había andado en una.

En el asiento del piloto, había un hombre vestido de negro y con un gorrito bastante similar a los que llevaban en las películas los conductores.

Davies abrió la puerta de la parte de atrás y le cedió la entrada a Sophia, que entró con rapidez y cautela, luego siguió Jaiden que ayudó a Olivia a subir cuando ella colocó un pie falso y casi tropieza.

El Legado Del Lobo (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora