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TANTO ELIZABETH COMO JASPER SONRIERON, rendidos por la interrupción de la duendecilla. El rubio Cullen lentamente envolvió la cintura de la morocha con su brazo, mientras seguían a Alice por el pasillo Rosalie se les unió juntando sus manos.
—¿Se puede? —a los pocos segundos la voz de Edward contestó, permitiéndoles la entrada a los cuatro vampiros.
—Vaya —murmura Elizabeth, impresionada por los techos altos con vigas de madera y de grandes ventanales orientados hacia el oeste. Las paredes revestidas con paneles de madera oscura y estanterías con mucha mayor altura que ella.
—Es el despacho de Carlisle —aclara Alice, girándose en un movimiento veloz antes de cruzar la puerta y caminar con gracia hacia el centro del cuarto, donde se dobló de forma sinuosa para sentarse sobre el suelo.
Elizabeth y Jasper permanecieron en el umbral, el segundo un poco sorprendido de su hermana. Rosalie, al no ser la entrada del tamaño suficiente para los tres, procedió a tomar asiento en uno de los sillones de ahí.
—Parecía que te ibas a desayunar a Bella —anunció Alice—, y veníamos a ver si la podíamos compartir.
—Oh sí, vaya, amo tu humor —en la morocha se formó una sonrisa involuntaria, mirando la posición en la que estaban Bella y Edward. La castaña sentada en el regazo del cobrizo de forma convencional, los dos en el sofá con él rodeándole el cuerpo. Notó la rigidez en Bella por unos instantes.
—Lo siento —Edward tenía una gran sonrisa—. No creo que haya bastante para compartir —replicó.
—Deja que el cisne decida si quiere la experiencia humana de ser mordida sin morir en el intento —hizo referencia a la clase de vampiros que eran los Cullen, que después de un mordisco el cuerpo del humano se encontraba bombeando ponzoña. Bella miró a su amiga, con las mejillas sonrojadas, y esta le regresó la mirada con un guiño juguetón.
—Podemos dejarlo para después —la pelinegra dio unos manotazos sin importancia al aire, pasando al tema por el cual estaban en el despacho—. Anuncio una gran tormenta para esta noche y Emmett quiere jugar a la pelota. ¿Se apuntan? Traerías a Bella, por supuesto —añadió después de una mirada particular de su hermano.
—¿Te gustaría ir? —Jasper se giró a ella, acercándola más a su cuerpo, sonriendo animado.
—Por supuesto, me encantaría —jamás había jugado con vampiros, pero estaba emocionada de compartir un juego con la familia Cullen, podría desempolvar su habilidades innatas.
