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Jadeaste cuando las dos grandes manos que te acorralaban se movieron a tu cintura para apresarte y aplicar su demandante sentencia de retenerte en esa posición, a la par que su lengua caliente se abría camino por tu torso hasta que pasó sobre su p*zón izquierdo. Tu espalda se arqueó en respuesta y él clavó sus pulgares en tu abdomen mientras enclavaba su duro bulto entre tus piernas, frotando con ansia su er*cción vestida contra tu desnudez femenina, haciendo temblar cada fibra de tu ser e implorar internamente por aquella maravillosa condena. Su boca les dio a tus p*chos un arduo masaje con su húmedo músculo, lamiéndolos y envolviéndolos con sus labios para darte ruidosas succiones y crear marcas ovaladas en tus areolas.

Oi, ¿quién crees que eres para arruinar mis pantalones? —Su voz cruda y rugiente vibró en tu oído, reclamando una explicación cuando él echó un libidinoso vistazo a la unión de vuestras intimidades.

Tartamudeaste una vaga respuesta, respirando pesadamente con tus temblorosos p*chos anhelando el calor de su boca. La cara te ardía y el corazón te bombeaba con urgencia, pero aún con tu visión nublada por el deseo te atreviste a bajar la mirada por cada centímetro de su torso. Su piel todavía estaba resbaladiza por el sudor de su excitante baile, sin que pudieras quitarte de la cabeza la imagen de su transpiración brillando en esos perfectos abdominales, ahora amplificada debido a su cercanía y al alcance de tus manos, las cuales apoyaste detrás de tu trasero para equilibrarte y verle mejor. La uve marcada de su cintura dirigió tu atención hacia el abultamiento que se elevaba con vigor, claramente capaz de ver el perfil alargado de su virilidad presionándose contra sus pantalones. Fue justo ahí, donde notaste un rastro brillante en la tela de su entrepierna, terriblemente notable en el material vaquero de su ropa.

—Espero que tomes la responsabilidad por lo que hiciste. —G*mió bronco mientras mordía tu labio inferior, con una mano liberando su miembro er*cto a través de la bragueta.

Una parte de él quiso darte la oportunidad de sacar su potente arma, pero ésta ya palpitaba dolorosamente y necesitaba enfundarla dentro de ti, así que lo hizo por sí mismo con cierta desgana, pues le hubiera gustado jugar un poco más con sus normas... En cambio, agarró la parte posterior de tus muslos con firmeza antes de ubicar sus manos detrás de tus rodillas para doblarlas un poco hacia atrás, empujándolas contra tu torso y abriéndote a él. Forzó tus piernas a separarse antes de inclinarse sobre ti y la taimada sonrisa que cruzó sus labios hizo que tu estómago se torciera en un nudo de anticipación, sobre todo, al apreciar que tu falda había trepado por tus caderas y se había arrugado en tu cintura... Dejando tu intimidad a merced de su candente mirada.

Todavía faltaba que Spicy Candy se desprendiera de su ropa interior y sus pantalones, pero parecía que iba a quedarse justo como estaba y que, simplemente, bajaría el elástico de sus calzoncillos con tal de no perder más tiempo desvistiéndose. Encontraba cierta lascivia en hacerlo con algo de ropa puesta, siendo el encuentro aún más casual y desprovisto de vergüenza cuando lo miraste fijamente a través de tus párpados entornados, pudiendo sentir su vir*lidad presionando contra tu s*xo mientras sostenía tu cadera con una mano y la otra se enredaba en tu cabello para hablar bajo y sensual a centímetros de tu rostro.

—Tienes derecho a guardar silencio, nena, si es que puedes, pero cualquier cosa que digas puede o será usada en tu contra según mis normas. ¿Te quedó j*didamente claro?

Reprimiste una sonrisa pellizcando tu labio inferior entre tus dientes al ver que su grado de excitación era incluso más alto que el tuyo. Antes de que sus fieros ojos atrapasen tu mirada bajo su fogosa intensidad, viste que la tela gris de su ropa interior tenía una mancha de humedad donde su gl*nde se presionaba, oscureciendo la zona con algo más del empape de tus fluidos. La falta de respuesta provocó que Spicy Candy te amonestara amoldando la curvatura de su er*cción contra tu intimidad, forzándote a morder con más fuerza tu maltratado labio inferior para acallar un urgido jadeo.

More Spicy, but still Candy (+18) [BakugouxLectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora