17.

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Los últimos días han pasado bastante rápido y puedo decir que mi situación ha mejorado un poco. No he visto a Yuno, lo que significa que su estadía temporal terminó y por fin se ha ido, y las cosas entre Minho y yo están comenzando a fluir con más confianza.

Se comporta muy atento últimamente; deja bocadillos en mi escritorio cuando me quedo tiempo extra, no me da tareas tan difíciles como antes y a veces doblega su carácter frío para entablar conversaciones conmigo. Sus detallitos me hacen sentir de una manera que no puedo descifrar y es un poco frustrante. Por supuesto que sigue siendo un amargado y en ocasiones discutimos por tonterías o porque le hago enfadar a propósito, pero me gusta cómo poco a poco me está aceptando y acercándose a mí.

Ahora estoy con él de camino a esa reunión que el señor Lee nos pidió que asistiéramos que, por cierto, es fuera de la ciudad.

Llegamos a un edificio bastante alto, que básicamente es un hotel con suites de lujo, cuyo dueño es el mismísimo director ejecutivo, y es aquí donde nos hospedaremos y donde se llevará a cabo la reunión.

Ya nos hemos tomado el tiempo de instalarnos en nuestra respectiva habitación, la cuál vamos a compartir. Según Minho, lo hicieron así porque él y el señor Lee acostumbran a compartir el mismo espacio cuando vienen a la reuniones, pero este último les hizo saber demasiado tarde que no se presentaría y no hay cambio que se pueda hacer. A mí no me molesta, total sólo será una noche.

Nos adentramos al elevador y Minho presiona el botón para llegar al octavo piso. Sólo somos nosotros dos y la suave música de fondo, lo que me resulta un tanto incómodo, pero creo que se debe a los nervios.

Desde aquí puedo oler la colonia de Minho, quien trae puesto un traje lujoso y su carota gruñona por supuesto. Lo admito, luce sumamente guapo, en cambio yo...

—¿Puedo preguntarte algo? —lo miro mientras juego con mis manos. Él asiente— ¿Crees que este vestido es apropiado o es muy ajustado?

Se rehúsa a mirarme y su prolongado silencio me hace pensar que pedir su opinión quizá no fue lo más adecuado. Claro, qué tonta he sido; a él poco le interesa. La tensión dentro del pequeño espacio se ha intensificado, entonces trato de anular la pregunta, pero él voltea a verme y quedo muda.

—¿Por qué importaría lo que yo piense? Es tu manera de vestir y si te sientes cómoda, nadie debe decirte nada.

—Ah... Claro.

No es precisamente la respuesta que estaba buscando, pero aprecio su honestidad. Creo que el estúpido de Yuno me mal acostumbró a sus comentarios y por eso pedí su opinión. Dejo salir un suspiro silencioso y observo mi reflejo en la pared del ascensor para acomodar el vestido, entonces la puerta se abre.

—Te ves bien, no te preocupes. —dice antes de salir a paso rápido.

Su voz salió tan sutil que, de no ser por el silencio del pasillo, yo no habría sido capaz de oírlo. Quiero responderle, pero va muy adelantado y para cuando llego a su lado, ya es demasiado tarde porque estamos frente a la entrada de un enorme salón finamente decorado. Hay muchas personas, todas vistiendo formal, y unos destacando más que otros.

—Esto es de ensueño. —musito, mirando alrededor.

¿Tanto empeño para una simple reunión? Bueno, no tan simple; hay mesas con comida, bebidas, candelabros de alta calidad y música clásica sonando de fondo. Me siento un poco abrumada porque no estoy acostumbrada a estar rodeada de un entorno tan sofisticado.

Minho saluda a un par de personas y me las presenta, sacando un lado extremadamente cortés que jamás había visto. Todos son muy acogedores, lo que alivia la sensación abrumadora que estaba experimentando minutos atrás. Después de eso, volvemos a quedar solos.

Grietas del Corazón ; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora