Despertar agitado en medio de la noche ya era una costumbre últimamente, tenía el mismo sueño desde hace cuatro días. Al levantarme lo había olvidado casi todo, solo quedaba el recuerdo distante de lo que parecía el sonido de unas palabras o más bien, un suspiro. No le di mucha importancia al asunto, ya eran las cinco de la mañana y debía ir a trabajar, no podía detenerme a pensar en un tonto sueño, las cuentas no se iban a pagar solas. A diferencia de los días anteriores, me detuve a pensar en eso, por primera vez le prestaba atención a algo tan tonto como aquello, mantuvo mi mente ocupada todo el tiempo en el trabajo.
Caía la noche marcando el final de un día agotador. Me apresuré para llegar a casa luego de una breve visita en la tarde a la casa de mis padres, estaba cansado y por suerte para mí, no tenía que trabajar el día siguiente, me tocaba descansar. Me fui a la cama después de la típica rutina de lavarse los dientes y un largo baño, y como todas las noches me fui a dormir sin pensar en lo que había soñado la noche anterior, en ese recuerdo distante, en esas palabras ahogadas, no le daría importancia a nada de eso, hasta esa noche, en la que aquellos sueños se convertirían en escapes de mi monótona realidad.
Había caído en los brazos de Morfeo, tendría una placida noche de descanso después de una semana dura.
No reconocía el lugar donde me encontraba, era increíblemente hermoso, era un acantilado sobre el cual se visualizaba lo que parecía ser una especie de atardecer, y ahí , escuché esa voz de nuevo, la reconocí al instante, mis recuerdos de las noches anteriores parecían volver , era esa voz , esa preciosa voz, ese suspiro empezaba a tomar forma y al parecer se encontraba tan perdido como yo y me equivocaba al nombrarlo como suspiro, tenia forma, era como yo, era humano, una mujer. Nada de esto tenia sentido ¿Qué hago yo en este lugar? ¿Quién es ella? ¿Qué hacíamos allí?
-Me llamo Emma-dijo sin más, se le veía asustada, con la mirada perdida en el horizonte que nos cubría, era tan hermosa la vista y aterrorizante de igual manera, seguía sin saber donde estaba.
-Soy Andrew-respondí.
Ella era increíblemente hermosa, cabello negro largo, ojos verdes y de piel blanca, lo cual me asustaba más aun ¿Quién podía meterme en ese lugar con una chica increíblemente atractiva? Había muchas incógnitas y la mente sin aclararse era un tormento.
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Como un sueño
RomanceOtra historia de amor más,Andrew y Emma se conocen en el mundo de los sueños.