" fall in love "

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" Navidad sin ti simplemente no sería Navidad, Muérdagos brillantes arriba de nosotros, Solo somos tú y yo. "

...

—Estaré allí, Bare. — El silencio del otro lado reflejaba la duda sembrada en la cabeza del rubio. —Lo prometo. Te prometo que llegaré a tiempo y pasaremos nuestra dulce navidad, confía en mí, Cariño.

—Confío en ti, Hal. —La voz de Barry sonaba cortada, en cualquier instante las saladas gotas bajarían por sus mejillas. —Es solo que… Realmente te extraño, Hal.— Barry apretó su agarre en la suave y verde bufanda que Iris le tejió, mientras su corazón lentamente amenazaba con quebrarse.

Hal había partido hace algunas semanas para Coast City, las fiestas le daban la oportunidad de visitar su cálido hogar. Barry estaba feliz de ver al castaño alegre; sin embargo, cada día que pasaba lejos de él era una total tortura.

La navidad en Central City había llegado y el único regalo que Barry quería recibir era poder pasar la tan anhelada festividad con su novio, sería su primera navidad juntos. Las dudas sobre si el mayor podría llegar a tiempo lo carcomían.

—Bar, Te amo. Lo sabes ¿No?. — La voz de Hal sonó fuerte, pero cálida, incluso con un poco de culpa, sabía que era su culpa que Barry se sintiera así. —Yo te extraño mucho más. No te voy a decepcionar. Espérame, te prometo que llegaré, precioso.

—Está bien— concedió el ojí azul. —No me hagas extrañarte mucho, Jordan.

La coqueta risa de su amado inundó el pequeño ser de Barry, su corazón latió tan fuerte que juro estar sintiendo un infarto. —Jamás, Allen.

Joe y Henry terminaban de comer los cupcakes que Iris hizo con amor para la cena navideña, alguna especie de postre adelantado que lograba acariciar tu alma con el suave sabor del chocolate. Faltaban diez minutos para que oficialmente fuera navidad y
Hal no había llegado.

Barry no podía sentirse más afligido, sin embargo, la tierna escena de Iris y su novio bajo el muérdago realmente fue la gota que derramó el vaso.
Talvez necesitaba algo de aire.

Las blancas navidades no eran algo muy común en Central City, últimamente el clima parecía ser controlado por algún maniático puesto que no había alguna explicación lógica para la gélida temporada.

Barry suspiró saliendo al patio de su casa, Tomo asiento en uno de los viejos y oxidados columpios en los que solía jugar de niño. La amargura subió hasta su laringe, en el fondo sabía que era casi imposible que su brillante novio llegará a tiempo cuando el tráfico de la ciudad estaba al tope, aun así no podía dejar de pensar en aquella promesa. Pudo escuchar como el reloj se acercaba más a la medianoche, pudo sentir sus lágrimas brotar, una mezcla de tristeza e irá.

Sus sollozos eran inaudibles, suaves y sobre todo tristes. Mientras limpiaba sus lágrimas, sintió un leve toque en su hombro. —Barr, Amor. Lamento haberme tardado, lo siento.— Cuando el rubio vio aquellos pardos y pícaros ojos, no supo nada más de lo que fuera que lo rodeaba. Se abalanzó a los fuertes brazos de su chico mientras esté lo sostenía fuertemente.

—Mi dulce, Bar. ¿Realmente creíste que no vendría?— su ronca voz golpeó el oído del menor, como una dulce melodía.

—Realmente lo hiciste. Oh, Jordan. Supongo que moriré de amor por ti.— su sonrisa se acurrucó en el cuello del mayor.

El gesto de falso dolor acompaño el rostro del futuro piloto. —¿Cómo te atreves a dudar de tu hermoso novio?— las risas de ambos se fusionaron, y en silencio las estrellas contemplaban su amor. — La navidad no sería navidad sin ti, Barr.

Hal fue el primero en reclamar un profundo beso, y Barry fue el primero en derretirse de amor. Bajo la tenue luz de una farola, las mejillas del rubio tomaron un ligero color rojizo y Hal tocó el cielo.

Bar, ¿Crees en Santa Claus?— El piloto paseo torpemente su mano en su marrón cabello.

—¿Acaso me trajiste un regaló, Hal Jordan?— La mirada sugestiva del rubio elevó los nervios del contrario.
—Yo no te traje nada, es tu castigo por hacerme esperar todo el día. — mintió Barry formando un puchero. Claro que le tenía un regalo, es más, podía contar cinco regalos bajo el árbol los  cuales eran únicamente para su chico.

La estruendosa risa del castaño lleno cálidamente el ambiente acompañada de un tierno y cariñoso abrazo, ¿Qué sería de Harold Jordan sin su amado Barry Allen? Nada, sería nada.
Si había algo en el mundo que lo motivaba a despertar cada mañana, era el hermoso tono azul que tenían los ojos de su precioso rubio, Barry, su Barry, lo motivaba a ser un mejor hombre.

Sus manos se entrelazaron dulcemente. — Creo que deberíamos entrar, papá quiere verte.— Barry tiro levemente su brazo encaminándose a la puerta.

—Espera, esto te gustará. Es algo que planeé desde hace mucho–El castaño ruborizado saco algo del bolsillo de su pantalón, un pequeño trozo de muérdago. —No es tan bonito que cuando lo compre, pero la intención es lo que cuenta.— Jordan levantó su brazo mientras sostenía el ramo, los ojos de ambos chicos destellaban llenos de amor.

Hal tomó con delicadeza la mejilla de Barry, y procedió de manera lenta a rozar sus labios con los contrarios. Finalmente, sus labios se encontraron. Las manos del rubio acariciaron la castaña melena. Y así su beso cursi bajo el muérdago se había vuelto realidad mientras se escuchaba todo el alboroto que causaba la llegada de la navidad.

— Te amo, Barr.

— Te amo, Hal.

...

Seguro nadie leerá esto pq somos tres gatos leyendo fics del halbarry but nada, ame escribir esto en medio de mi crisis existencial. pdta: Escuchar snow flower a medianoche produce muchas emociones, lol.

Snow Flower (Halbarry) O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora