Olivia
Buscaban a los gatos por el salón. Ella cargaba una de las jaulas, que era de color rojo, y Jaiden llevaba una azul y una verde.
Observó debajo de una de las mesas y vio a Peludín. ¡Al fin! No los encontraban por ningún lado.
-¡Encontré a Valery!- exclamó Jaiden.
-¡Y yo a Peludín!- dijo ella y lo tomó con sus manos. Jaiden se acercó y soltó las jaulas para poner a los animales en la jaula.
-Pondremos a los gatos en la misma jaula- murmuró Jaiden, abriendo la jaula.
Olivia asintió e introdujo a los gatos en la jaula.
-Bien, solo nos falta Hank, que está durmiendo en tu habitación- informó él riendo, ella soltó una risita y sacudió la cabeza.
-¿Y el conejo?- preguntó.
-Está en el cuarto de Alder, en su jaula, pero lo pondremos en esta que es más segura.
-Antes me gustaría cambiarme la camiseta, se ha manchado del líquido negro que expulsé antes- dijo observando la mancha.
-Bueno, Jenny ya guardó la ropa pero puedo prestarte una, aún no llegaron a mi habitación- se encogió de hombros.
-Está bien- estuvo de acuerdo. Ambos comenzaron a subir las escaleras y en el tercer piso, el último antes del sótano que pertenecía a Alder, entraron en la segunda puerta.
Y el perfume de Jaiden se sintió. Un olor masculino y atractivo, si es que se le podía describir así a un aroma. Dulce y un poco fuerte a la vez.
Jaiden avanzó por la habitación mientras Olivia observaba a su alrededor. Era como la suya y como cualquier otra habitación de aquella casa.
Con paredes blancas, suelo de madera, hasta la cama era la misma.
Jaiden abrió el armario y buscó una camiseta, luego de unos segundos, sacó una blanca con un diseño de Mickey Mouse.
Olivia soltó una carcajada.
-¿Es en serio?- preguntó.
-Es la más chica que tengo- se encogió de hombros.
-No te imagino usando esto jamás en tu vida.
-Es por eso que está en el armario, porque la ropa que uso la dejo en los cajones del mueble- señaló el mueble cerca de su cama.
-Seguro son tres camisetas iguales y dos pantalones- bromeó Olivia, haciéndolo reír.
Ese día hacía calor, a pesar de que aún estaban en invierno, los días calurosos venían de vez en cuando por la estación.
-Bien. ¿Puedes...?- Olivia le hizo una seña para que se girara.
Jaiden asintió y se dio media vuelta, divertido sin alguna razón coherente.
Olivia suspiró y quitó la camiseta para ponerse la de Jaiden. Se observó y descubrió que le quedaba incluso un poco grande, pero... había un pequeño detalle muy incómodo, la camiseta era de una tela casi transparente, por lo que se veía el sujetador negro.
-¿Ya está?- preguntó Jaiden.
-Sí- murmuró ella, esperando que Jaiden no se diera cuenta.
Pero seguramente sí se dio cuenta, porque al girarse la observó de arriba a abajo, y frunció el ceño al ver... esa parte.
-Interesante elección, zanahorias- murmuró y avanzó hacia la salida de la habitación. Olivia se quedó allí de pie, más roja que un tomate, pero se apresuró a seguirlo.
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El Legado Del Lobo (I)
FantasiDicen que la curiosidad mató al gato, pero en este caso, la curiosidad no mató a Olivia, sino que dio un giro dramático a su vida. Cuando entró al departamento de su vecino al escuchar ruidos raros, no se había imaginado que allí estaría un chico d...