Primeras Palabras VI

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A la mañana siguiente el Emperador Qin Shi Huang se levantó algo temprano ya que aunque había dormido bien se sentía raro al dormir en la tierra de los dioses, se levantó de su cama para poder salir a mirar el amanecer desde su balcón cuando salió pudo sentir la fría brisa de la mañana junto con el canto de los pájaros que también recibían el amanecer, se recargo en el barandal del balcón mientras veía como el sol iba saliendo poco a poco desde ahí todo se veía hermoso.

Aun recargado en el barandal de su balcón escucho como estaban tocando la puerta de la casa, tenía pensado no salir a ver quien era pero no teniendo mucha opción salió de su cuarto y bajo para ver quien estaba tocando tan temprano ya que los demás seguían durmiendo.
Al abrir la puerta mucha fue su sorpresa al ver a Eva junto con Adán quienes traían con ellos una canasta de frutas.

–Perdón por molestar tan temprano Qin, pero quería saber como se encontraban ya que nos enteramos que los dioses les dieron una casa y nos quedamos algo preocupados.— Habló Adán mientras le entraba la canasta de frutas.

–No se preocupen estamos bien y además muchas gracias por las frutas, los demás siguen durmiendo pero si quieren pueden pasar.— Contestó Qin con una sonrisa mientras abría más la puerta para que Eva y Adán pasarán.

Ya adentro Eva se ofreció para hacerles un desayuno a los demás, Qin trato de impedir que Eva lo hiciera ya que era mucha la molestia.
–No te preocupes no me molesta en lo absoluto, después de todo ustedes son mis hijos como los de Adán.— Eva solo sonrio dulcemente haciendo que Qin aceptara mientras se disculpaba por las molestias.

Después de un tiempo los demás fueron despertando de buen humor al parecer a ellos les encantó dormir en esa casa, todos bajaron encontrandose a Eva quien les había preparado un delicioso desayuno le agradecieron a Eva mientras se sentaban para desayunar.
Qin no tenía hambre así que decidió salir a dar un paseo, Adán le dijo que fuera con cuidado a lo que el asintió.

El emperador empezó a caminar sin ningún rumbo en específico nadamas estaba vagando hasta que llegó al lugar dónde se había llevado a cabo el Ragnarock, sentía curiosidad de ver como se veria ahora asi que entro, estaba caminando entre en los pasillos solitarios cuando se entró nuevamente con la sala VIP de los dioses sigas que hacer se sentó en el sofá mientras miraba la arena de combate, sin embargo cada vez que trataba de despejar su mente la imagen del Rey del Inframundo se hacía presente.

–Espero que te encuentres bien Hades.–

Por otra parte el Rey del Inframundo Hades había solucionado aquel problema lo que lo hacía sentir un poco aliviado pero actualmente no tenía tiempo para avisar a su hermano Zeus sobre el cumplimiento del favor que le había dicho ya que tenía que seguir trabajando en el Inframundo pues después de su muerte todo estaba pésimo en el Helheim y lo tenía que arreglar.

Hades se encontraba llenando unos papeles hasta que recibió la visita de Hermes

–Que te trae por aquí Hermes no deberías estar con Zeus?.—

–Zeus me mando con usted ya que como no informo nada supuso que sería mejor que viniera a ver que pasaba.— Contestó mientras miraba a Hades.

–No necesito que nadie venga a ver lo que hago, pero será mejor que vaya personalmente a verlo.— Dijo Hades con tono de fastidio y parándose de su silla para poder irse.

Hades se dirigió al salón de su hermano para informarle que los titanes habían sido detenidos y que seguían encerrados, Zeus le agradeció a su hermano por eso y podía retirarse.
Hades tenía que volver nuevamente al Helheim sin embargo se acordó que dejo unos papeles muy importantes en la sala VIP en donde se llevó a cabo el Ragnarock, asi que se dirigió hacia allá para ir por ellos.

Ya adentro se dirigió inmediatamente a hacía la sala recomiendo los pasillos ya que no quería perder más tiempo, al llegar abrió la puerta de la sala VIP pero al mirar a dentro se topo al emperador Qin Shi Huang sentado en el sofá el cual volteo a verlo.
Ambos se quedaron sorprendidos sin decir nada pues jamás se imaginaron que se encontrarían en aquel lugar, Hades salió de aquella impresión y se dispuso a dar un paso al frente.

–Hola Emperador, un gusto verlo de nuevo.— Dijo Hades mientras miraba al emperador con una sonrisa.

–Hola Rey, el gusto es mío.— Respondió el emperador con un tono divertido.

Podremos Cambiar Nuestro Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora