Il Fantasma Notturno - Parte Cinco

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07 de abril de 2016

Después de una noche bastante ajetreada por despertar en varias ocasiones durante segundos, Matt amaneció al día siguiente con bastante sueño.

A pesar de ello, no tuvo de otra más que levantarse de su propia cama debido a su trabajo.

Así fue como Matt se incorporó con cansancio sobre su cama y tomó rumbo al baño de su departamento para lavarse la cara.

En cuanto terminó de hacer aquello, pronto detectó que había una huella de una mano desconocida en los azulejos del baño gracias al reflejo del espejo que tenía enfrente suyo.

Enseguida dio media vuelta para analizar dichosa huella.

Mientras hacía aquello, Matt dio un sobresaltó al ver a su hermana menor Isabel hablarle medio adormilada:

— ¿Acaso te fuiste por el caño de la taza o qué hermano?

Al escuchar aquello, Matt simplemente se quedó callado para tratar de continuar con su rutina matutina, la cual se vio ligeramente alterada debido a que su madre aún seguía molesta con él por lo del cuchillo desaparecido.

Fuera de ello, todo lo demás se mantuvo intacto, incluyendo los saludos del señor Millard, quien el día de hoy se notaba un poco más ansioso que otras veces, o al menos eso logró apreciar Matt.

Como sea, tras una rutina laboral exhaustiva, Matt se hallaba de regreso a su departamento, aunque en esta ocasión la señora Dickinson apareció hecha una fiera desde su dormitorio.

— ¡¿Qué fue lo que te dije de las tuberías?!

Matt sobresaltado por la manera en que la señora Dickinson lo abordó, lo único que hizo fue quedarse en silencio para llegar a apreciar el mismo sonido que lo hizo adentrarse a aquellos pasillos oscuros de las tuberías.

Habiendo logrado entender la razón por la cual ella estuviera furiosa con él, Matt intentó defenderse:

—Señora Dickinson...

—Te advertí las consecuencias sobre ello —interrumpió la señora Dickinson.

—Lo sé...

—Ahora verás cómo te meteré aquel tubo por el...

Dicho aquello, la señora Dickinson comenzó a tomar rumbo al departamento de Matt para dirigirse hacia aquellos pasillos oscuros, tal y como había amenazado unos cuantos días atrás.

—No. Señora Dickinson, espere —habló Matt con desesperación.

Acto seguido comenzó a tratar de seguirle el ritmo a través de las escaleras del edificio, aunque la señora Dickinson ya estaba enfocada en lo que iba a hacer.

Conforme fueron subiendo los dos con Matt Barrens suplicando piedad, los demás vecinos del edificio comenzaron a observar la escenita que los dos estaban haciendo.

Unos cuantos minutos después, la señora Dickinson se hallaba dentro del departamento de Matt, con Isabel ahí dentro.

— ¿Qué está sucediendo aquí hermano? —cuestionó Isabel escandalizada por la escena que estaba haciendo la señora Dickinson.

—Le dije a tu hermano mocoso que arreglara esas tuberías sueltas, las cuales siempre estuvieron sonando debajo de mi dormitorio y difícilmente me dejaron dormir —respondió alterada la señora Dickinson.

—Y yo le he estado tratando de decir que ya lo estuve arreglando más de dos veces —repuso a la defensiva Matt.

—Pues se nota muy bien el trabajo que has hecho al respecto —soltó con sarcasmo la señora Dickinson.

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