45. Caída y ascenso

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¡¡Felíz Navidad!! ✨🎄💖

Ahhh última actualización del año. No lo puedo creer. Gracias por un año más de votos comentarios y el apoyo constante que siempre me han demostrado. No saben lo mucho que aprecio todo eso, hermosos seres de luz. Se les quiere, no lo olviden ❤️.
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Kia jadeó dándole una última patada a una de las paredes

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Kia jadeó dándole una última patada a una de las paredes. Le dolía la garganta de tanto gritar. Sus nudillos estaban en carne viva por aporrear las paredes tratando de llamar la atención de alguien. Sentía que habían pasado horas desde que Jofiel y el tal Abadon la habían empujado de vuelta a la habitación antes de irse para enfrentar a Lucifer. Y la incertidumbre, el miedo y la preocupación la estaban royendo de adentro hacia afuera. Su mente no dejaba de repetir la visión que había experimentado más temprano.

Cerró los ojos y apretó los talones de sus manos contra ellos tratando de reprimir las imágenes, pero era inútil. Estas se pegaban a sus párpados como crueles calcomanías. Lo que más resaltaba era la imagen de un Lucifer derrotado, con la espalda destrozada y ensangrentada. Lo sabía, tendría pesadillas con ello. Casi podía imaginar el dolor, el olor a la sangre, penetrante, excesivo. Casi podía experimentar la sensación de derrota cayendo sobre sus hombros como un peso físico.

Su pecho se convulsionó con un sollozo, pero lo empujó de vuelta porque llorar no haría nada más que desidratarla. De hecho ya lo estaba, con la boca reseca y una migraña horrible. Golpear las paredes tampoco era de ayuda pero al menos eso le había dado algo que hacer. Porque alternar entre el terror absoluto de la derrota y la esperanza enfermiza de que las cosas salieran bien por arte de magia, era incluso peor.  No sabía cuánto tiempo más podría soportar eso sin perder la maldita cabeza.

Bueno, tal vez ya la había perdido. Tal vez Jofiel había jodido su mente lo suficiente como para que nunca volviera a estar bien. Alzó la cabeza abriendo los ojos de nuevo, fijos en la pared en donde había aparecido una puerta en ocasiones anteriores.

—Vamos, ábrete, estúpida puerta— gruñó—. Ábrete y déjame salir. Necesito saber si Lucifer está bien. Necesito saber que todos ellos están bien.

Su voz se rompió en la última palabra. Desgastada, cansada. Derrotada. Observó con intensidad la pared. La desesperación picó debajo de su piel de manera abrumadora. Le daban ganas de rascarse y arrancarse la piel… la puerta apareció y Kia soltó un grito ahogado. ¿Acaso había funcionado? ¿Acaso sus súplicas fueron escuchadas?

Se puso de pie de manera tambaleante. Su corazón latiendo a doble marcha lo que solo incrementó el incómodo latido sordo de la migraña que padecía. Hizo una mueca, se pasó la lengua por los labios resecos dejando sobre ellos una sensación gomosa y desagradable. Los nervios eran casi insoportables, al igual que la incertidumbre de no saber lo que pasaría cuando esa puerta se abriera.

¿Era idea suya o el tiempo se había realentizado? La puerta se abrió una fracción, luego un poco más y entonces… Abadon estaba ahí, con su sonrisa cruel, con las comisuras manchadas de sangre que no se dignó a limpiar y con la ropa estrepeada, llena de tierra y manchas de sangre seca.  El terror escaló dentro de Kia como si tuviera garras.

La Oscuridad Seduce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora