Los tapices amarillentos, la alfombra humeda y con moho y luces cegadoras son lo único que puedes ver, te duele la cabeza, te zumban los oidos, tocas las paredes, huele mal, adelante, avanza todo lo que quieras,no importa realmente lo lejos que vaya...
Duele, duele mucho, al despertar lo primero que me pregunto es si esto es real o solo una alucinación más en mi mente perturbada. No sé qué tan loco debo estar ahora mismo, pero entonces, en un arranque, me tiro al agua y comienzo a beber de ella. Dulce, fría, irreal y cristalina, agua. Sacio mi sed. No sé por cuánto tiempo he estado caminando, ni siquiera sé si volveré a ver agua, así que solo me hundo en la helada cristalina.
Me quedo en el agua por un rato, disfrutando de la calma y la tranquilidad que me ofrece. Pero pronto tengo que salir a respirar. Estoy empapado, el calor se ha ido y el aire fresco de la noche me envuelve. Huele a piscina, pero ¿qué es este lugar? Me levanto y miro a mi alrededor. Solo hay paredes altas, muy altas y tan simétricas que no puedo ver su final. Columnas de ventanas que parecen no llegar a ningún lugar pero, dentro de ellas, puedo ver los tapices amarillos. Me aterra la idea de volver ahí, detrás de mí. Sin embargo, lo veo: un túnel cuyo final no se puede ver, solo oscuridad. Tomo mi mochila y veo mi celular, aún con el 40% de batería. Es el único objeto que tengo para guiarme en este lugar desconocido. Decido caminar hacia un túnel cubierto de azulejos blancos, del cual solo escucho el eco interminable del agua corriendo.
Enciendo la linterna de mi celular y veo cómo la luz apenas alcanza a iluminar un par de metros de distancia. Comienzo a temblar. Hace frío, cada vez más. La corriente del agua hace que me den cosquilleos en la espalda de vez en cuando. De hecho, no puedo ver mis pies debido a la oscuridad. Mis pasos me llevan hacia el final del túnel, donde puedo ver una luz tenue. ¿Es una salida? Sigo avanzando con el corazón latiendo
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Me pregunto si esto es real o solo una alucinación más en mi mente perturbada. No sé qué tan loco debo estar ahora mismo, pero entonces, en un arranque, me tiro al agua y comienzo a beber de ella. Dulce, fría, irreal y cristalina, agua. Sacio mi sed. No sé por cuánto tiempo he estado caminando, ni siquiera sé si volveré a ver agua, así que solo me hundo en la helada cristalina.
Me quedo en el agua por un rato, disfrutando de la calma y la tranquilidad que me ofrece. Pero pronto tengo que salir a respirar. Estoy empapado, el calor se ha ido y el aire fresco de la noche me envuelve. Huele a piscina, pero ¿qué es este lugar? Me levanto y miro a mi alrededor. Solo hay paredes altas, muy altas y tan simétricas que no puedo ver su final. Columnas de ventanas que parecen no llegar a ningún lugar pero, dentro de ellas, puedo ver los tapices amarillos. Me aterra la idea de volver ahí, detrás de mí. Sin embargo, lo veo: un túnel cuyo final no se puede ver, solo oscuridad. Tomo mi mochila y veo mi celular, aún con el 40% de batería. Es el único objeto que tengo para guiarme en este lugar desconocido. Decido caminar hacia un túnel cubierto de azulejos blancos, del cual solo escucho el eco interminable del agua corriendo.
