La Maledizione Di Turkey - Parte Siete

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Tuvieron que pasar alrededor de casi tres horas para que Jacob y Adam pudieran ver de nuevo al doctor que había estado atendiendo a un moribundo Elliot.

— ¿Cómo se encuentra doctor? —soltó enseguida Adam.

—He podido reestablecer la salud de su amigo —dijo el doctor—. Para ello tuve que limpiar primero la herida de su cuello, y luego me encargué de desinfectar toda la zona, hasta que posteriormente le di unas cuatro punzadas.

Jacob y Adam soltaron un suspiro de alivio al respecto.

— ¿Entonces cree que ya está todo bien con él? —preguntó Adam en esta ocasión.

—El peligro mortal ha pasado —respondió el doctor—. Pero he advertirles que está un poco desorientado por el calmante que le di.

—Eso no presenta un inconveniente para nosotros —soltó Adam con confianza.

—De acuerdo, si eso dicen ustedes, entonces ya pueden pasar a ver a su amigo —dijo el doctor.

Seguido de ello se hizo a un lado para dejar que Jacob y Adam entraran al consultorio del doctor, el cual estaba perfectamente acondicionado, además de tener sus paredes pintadas de azul menta.

Jacob vio que Elliot estaba sobre la camilla bastante desorientado, tal y como se los dijo el doctor.

Al ver con mayor detalle su cuello, Jacob vio que estaba sellado con vendajes y curitas.

— ¿Va a tener que seguir un tratamiento para su recuperación total? —cuestionó Adam.

—Por supuesto que sí joven —respondió con firmeza el doctor—. Su amigo va a tener que lavarse todos los días su herida con bastante cuidado, además de mantener reposo absoluto en la cama.

— ¿Por cuánto tiempo sería doctor? —ahora fue Jacob quien preguntó.

—Mínimo un mes tendría que ser el tiempo adecuado para que su amigo pueda estar al cien por ciento —pronosticó el doctor.

— ¿Un mes? —soltó un poco alterado Elliot en esta ocasión.

Tanto Adam como Jacob se sorprendieron por la repentida participación de Elliot en la conversación.

—Así es hijo. Un mes de reposo absoluto, a menos que desees recaer en tu herida y provoques una hemorragia mayor a la que acabas de tener —dijo con firmeza en doctor.

— ¿Incluyendo el sexo? —preguntó con un hilo de voz Elliot.

—También —respondió con mucha claridad el doctor.

Seguido de ello, Elliot volvió a caer en aquel estado de sedación, comenzando a delirar varias cosas sin sentido.

— ¿Entonces esto sería todo de su parte? —preguntó Adam al doctor.

—Por supuesto joven. Pueden irse en paz.

Acto seguido, Jacob y Adam tuvieron que hacer un pequeño esfuerzo para lograr que Elliot se lograra incorporar sobre la camilla.

Un par de minutos después lograron levantarlo de la camilla por completo.

Antes de que Jacob y Adam abandonaran el consultorio, el doctor habló:

—Por cierto, casi se me olvidaba.

Dicho aquello el doctor se dirigió a un pequeño almacén, donde tenía guardado un montón de frascos y cajas de medicamentos. De ahí sacó un frasquito que parecía ser un pequeño atomizador de perfume.

—Necesito que uno de ustedes venga a firmar de recibido respecto al agua oxigenada para su amigo —pidió el doctor.

Jacob y Adam intercambiaron miradas, a lo cual Jacob decidió hacerlo él, dejando a Adam y Elliot por un momento a solas en el pasillo de afuera.

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