Diecinueve

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Cómo era de esperarse, casi nadie estuvo de acuerdo en cuanto a la propuesta de Aemond, pero Rhaenyra sabía que los lores poco tenían que opinar, ellos eran dragones, ellos tenían el poder, y sopesando todas las opciones está le resultaba mejor, sin derramamiento de sangre y con baja probabilidad de fallo, sus niños la apoyaban, y más importante, Daemon estaba de acuerdo con el plan, dentro de ella sabía que sus amado esposo quería su ansiada guerra, pero Daemon también sabía que la vida de alguno de ellos se podía perder y eso no podía pasar, no cuando 7 personitas dependían de ellos, bueno 8, pero su primogénito estaba en el otro lado del mar, y eso la ponía muy nerviosa, pero sabía que tenían dos dragones fieles que defenderían a ese par de tontos enamorados fugitivos.

En un descanso que se tuvo de las conversaciones Aemond con Luke se acercaron a su esposo y ella.

"Mi reina, es imperativo que esté plan se ponga en marcha, por lo que yo volaré junto a mi esposo y mi escudero al palacio, dónde sé que mi madre y abuelo me coronaran, con su permiso me marchare"

Rhaenyra lo concedió y les dio un abrazo a los tres deseando la mayor suerte del mundo, solo esperaba que su hermano no se equivocara y también que una vez en el trono no sea otro Maegor.

Daemon se acercó a ella y entrelazó sus manos, era un gesto tierno para un lugar tan público como la sala del trono de Rocadragon.

"Júrame que nada me pasará a mis niños" pidió Rhaenyra.

"Sabes que aún tengo amigos en la capital, mi pequeña sobrina, la información es nuestra fuente de poder, sé que actuarán su algo malo llegase a pasar" Daemon aseguro, pero Rhaenyra temía eso, que solo actuarían cuando ya fuera muy tarde.

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El vuelo fue tranquilo, aunque tenían cuidado porque Aemond llevaba a Joff con él, mientras Luke una en Arrax, Tyraxes se quedó, pues no podría seguirles el paso, además no querían más dragones en Desembarco del Rey, el viento era agradable y el día parecía cálido, pero aun así los chicos se sentían nerviosos, los verdes eran de temer, porque su ambición los hacía hacer las cosas más impensables, todo para mantener un trono que no era de ellos.

Aemond se notaba tranquilo, pero por dentro tenía miedo de que algo le sucediera a los chicos Velaryon, aún con el plan que había hecho con Luke, era arriesgado, y si los descubrían la sangre correría y los culpables serían castigados.

Aterrizaron en pozo dragón, dónde varios guardias los esperaban, al parecer por orden de su abuelo, ja, había tantos guardias que parecía que el mismo Daemon venía.

"Porque ellos están aquí, Aemond" pregunto nervioso Luke, conforme al plan.

"Calla y vámonos" a Aemond le dolió tener que hablarle de forma grosera a su esposo, pero debía fingir que estaba más interesado en el trono, y la única manera era fingir que odiaba estar casado con Luke, mientras usurpaba el trono de Rhaenyra.

"Mi príncipe, es hora de ir a la fortaleza" el mismo Ser Criston hablo, si bien Aemond por muchos años lo admiro, ahora le asqueaba, se había enterado que se volvió cruel después de que su hermana lo rechazara, pero también era un estúpido, por ello solo asintió, no queriendo hablar mordazmente.

"Luke, Joffrey, vámonos y permanezcan en silencio, no quiero escucharlos" hablo rudamente, y los menores lo siguieron en silencio ellos fueron en el palanquín, mientras Aemond cabalgaba junto a Ser Criston.

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Al llegar a la fortaleza fueron ampliamente recibidos por todos los partidarios de los verdes, o bueno, Aemond fue recibido porque fruncieron el ceño y los aplausos cesaron cuando él y Joff salieron del palanquín, Luke solo pensaba en memorizar sus rostros para que después Daemon se encargará de colocar sus cabezas en picas por la traición.

Estúpido y odioso.... pero lo amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora