Estaba aburridísima, ya no sabía qué hacer. Mi papá solía llevarme a las reuniones privadas de la Selección, él era parte del cuerpo técnico y se llevaba bien con todos, pero eso significaba que tenía que comportarme ya que vigilaba todo el tiempo que no tomara demasiado y con quién hablaba. Esta vez no fue distinto. La juntada se hizo en casa de la familia Aguero y todos charlaban y bebían algo mientras esperaban el asado, típico domingo. Yo estaba sentada sola en un rincón con ganas de irme pero opté por buscar algo de tomar. Me dirigí hacia el interior de la casa y ahí fue cuando lo vi, el amor de mi vida, Lionel Scaloni, recién llegado. Me quedé perpleja, hacía tanto que no lo veía, él se detuvo y me miró sorprendido, tal vez no esperaba verme. Caminé hacia él para saludarlo pero antes de que me acercara lo suficiente, mi padre lo hizo.
— ¡Lio! ¿Cómo estás? — lo saludó mi papá con un abrazo.
Lionel y mi viejo eran amigos de hace años, se tenían mucho aprecio mutuamente, lo que él no sabía era que Scaloni y yo nos habíamos enredado algunas veces, y obviamente jamás lo sabría.
Tomé una latita de cerveza y volví al patio a sentarme sola, hasta que apareció compañía al fin.— ¿Qué onda, (T/N)? ¿Cómo estás? — se acercó Enzo Fernandez con una sonrisa.
— ¡Enzo! Todo bien, ¿cómo andás vos? — me reincorporé y nos saludamos con el típico beso en la mejilla argentino.
— Todo tranqui, disfrutando este tiempo acá antes de que tenga que volver a Portugal, ¿vos en qué andás?
Charlamos amistosamente un rato, yo de vez en cuando buscaba con la mirada a Lionel, quien se encontraba a lo lejos conversando con sus amigos. Después de un rato, Enzo se fue a boludear con los pibes y yo decidí irme a casa, le avisé a mi viejo y me pedí un taxi.
Al llegar, me tiré en la cama pensativa, qué enamorada estaba de Lionel Scaloni, pero lo nuestro estaba mal bajo todos los puntos de vista posibles. Me ponía triste pensar que tal vez nunca íbamos a repetir lo que hicimos, hasta que mi celular sonó. Sonreí de oreja a oreja al ver de quién era el mensaje."¿Dónde estás?" preguntó Lionel, sin saludar previamente ni nada.
"En casa" respondí.
"Te mando un auto, tenemos que hablar"
"Ok" contesté haciéndome la cortante.
Solía ser más educado cuando me escribía, pero tal vez estaba apurado, pensé. Muerta de emoción me cambié de ropa y me puse una falda y un pequeño top, me peiné un poco y en seguida escuché una bocina de auto. Salí corriendo de casa y subí.
"¿A dónde estoy yendo" le pregunté por mensaje.
"A un hotel, es la habitación 112"
Transcurrieron alrededor de 25 mintutos y llegué, ingresé al hotel y fui a la habitación asignada, toqué la puerta y ahí estaba él. Lo miré con una sonrisa tímida pero él me tomó del brazo y me metió en la habitación cerrando la puerta.
— ¿Puedo saber para qué me querías con tanta urgencia? — pregunté sentándome en la cama, mirándolo seductoramente.
— Sí, hacete la boluda, yo te tengo que matar a vos — respondió.
Lo miré confundida, realmente no sabía de qué estaba hablando.
— ¿Te pensás que no te vi tirándole onda a Fernandez? Lo estabas haciendo a propósito porque sabías que te estaba mirando, ¿no? Qué bronca me das.
— ¿Qué? — respondí aún más confundida — estás equivocadísimo Lionel, Enzo es un amigo y no lo veo de otra forma, además ¿te importa lo que yo haga?
Me miró enojadísimo y se acercó a la cama.
— Qué pendeja de mierda que sos, esto es mi culpa por meterme con una nena inmadura como vos... Obvio que me importa, ¿te pensás que verte no es difícil para mí? Después de todo lo que pasó entre nosotros.
Una sonrisa se dibujó en mis labios y sentí un cosquilleo en la panza ¿acaso le gustaba?
— No, no sonrías así, no es algo bueno, ¿vos entendés el riesgo que corremos cada vez que nos vemos? ¿lo entendés? — agregó muy molesto.
— Obvio que lo entiendo, seré años menor que vos pero no soy tarada ¿te pensás que a mí no me cuesta no pensarte? Estás equivocadísimo.
— No se nota, hoy te vi muy enganchada hablando con Enzo, te juro que me das una bronca.
— Y bueno, sacatela, acá me tenés — solté impulsivamente poniéndome de pie.
Me miró por dos segundos y me acorraló contra la pared para besarme desesperadamente. Yo estaba igual o aún más desesperada, ese hombre me volvía loca hacía años, y haber llegado a este nivel con él era más que ideal para mí.
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Lionel Scaloni | Short Story +18
FanfictionFinalmente, para las de los daddy issues. TW: Contenido adulto, violencia.