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Ya llegando la noche, Mike bajó a la cocina para ver si podía prepararse algo de cenar, ya que su estómago le rugía bastante. Hace mucho que no comía algo decente, pues en el hospital no entregaban alimentos muy deliciosos.

Llegando a su destino, encontró también a Andrés, quien tenía una taza de té en sus manos. Analizó y preguntó:

—¿Por qué traes eso? 

—Es para ti —respondió él—. Tomar un té en estas situaciones, me relaja mucho.

El castaño claro le dió la bebida al menor y este tomó un sorbo, que inmediatamente reprochó.

—¿Y ahora? —inquirió el mayor—. ¿Por qué me desprecias mi té?

—¡Sabe extraño! —regañó Miguel.

—Ah, es porque está endulzado con miel y tiene un toque de limón —explicó tranquilo.

—¿Por qué lo endulzas así?

—Pues porque así es más... Calmante. 

Tras un rato pensando, el de ojos grises volvió a tomar el recipiente y bebió otro sorbo del líquido contenido; en esta ocasión no se le hizo tan desagradable.

—Pues está un poco mejor... Creo —declaró Mike.

—Y pasando a un tema diferente, ¿Podré visitar a Ari alguna vez? —pidió el de ojos cafés—. Mi papá también está preocupado por él.

—Sinceramente no sé si quiero volver a visitar ese hospital.

—Why?
"¿Por qué?"

—Porque toda la vibra de ese lugar es muy extraña, más sabiendo que ahí está Ari.

—Entiendo que sea muy duro para ti, pero en serio necesito ir a verlo —seguía insistiendo Andrés. 

—Entonces mañana temprano podemos ir a hacer la visita —accedió el rubio.

—Gracias —sonrió el castaño claro.

El menor devolvió la sonrisa y siguió tomando su bebida caliente.

[...]

—Buenas tardes, venimos a hacer una visita al... S-señor Ari Coronel —habló Mike a la recepcionista del centro médico—. ¿Cree que se pueda?

—Deje pregunto a un doctor, porque la estabilidad de ese paciente es delicada. Con permiso —estaba a punto de irse la mujer.

—Oh, ¿Y podría preguntar también por la señora Paula Montes y el señor Esteban Bernal? C-creo que están en la misma habitación que Ari —irrumpió otra vez el menor.

—Claro. Permiso.

La trabajadora se retiró y el de ojos grises fue con su casi primo.

—What did she say? —cuestionó Andrés, volteando a ver al otro con los brazos cruzados.
"¿Qué te dijo?" 

—Ah, que irá a consultar con un doctor la estabilidad de Ari, porque ha estado muy delicado estos días y desde que llegó... En el momento del accidente —informó llegando.

—¿Por qué tus padres y Ari están tan mal, y tú pareces lechuga fresca? —interrogó otra vez.

—Creo que fue porque Ari me abrazó y me cubrió la cabeza al instante en el que el auto chocó.

—¿¡Entonces mi primo se sacrificó por ti!? —gritó exaltado por la noticia.

—S-sí, sí, pero b-baja la voz... P-por favor —solicitó el rubio—. Tampoco es que se lo haya pedido. Y-yo preferiría estar en su lugar.

Mi Psicólogo (Mikerap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora