Unos ojos curiosos café de una pequeña adolescente miraban con atención los copos de nieve. Los copos de nieve caían con sutileza, como si danzaran entre ellos, de la ventana resbalaban gotas por el calor que hacia adentro. Se giró para volver a acercarse a la chimenea con toda esa leña siendo consumida por el fuego.
Agarro la mantita en el suelo y la apretó contra su pecho, escucho el golpeteo de las ventanas cerradas a causa del viento, suspiro queriendo calmarse, no llegaría ahora pero si dentro de un rato, capaz se demoró con esa chica.
– ¿Cuándo vuelve? –pregunto la pequeña sentándose en el sillón con su mantita– De seguro se quedó con aquella chica otra vez –rezongo enojada arrugando su carita–
Dijo palabras inentendibles enterrando su cara en su manta. Respiro y exhalo. Soltó un grito ahogándolo con la tela arrugada entre sus manos.
Un sonido muy conocido para ella llamo su atención, se arrodillo en el sillón y observo sobre el respaldo como una camioneta negra, grande y cargada de material se estacionaba en el garaje del taller de él.
– ¡Uuf! El olor a perfume que tendrá de aquella mujer me va a asfixiar –se quejó borrando su sonrisa al instante al verlo bajar del auto descargando las cosas–
Se sentó indignada en sillón. Apretando sus rodillas contra su pecho inflando sus cachetes con la mirada fija en el fuego.
Los pasos pesados se hicieron oír hasta que escucho el rechinido de la puerta siendo abierta. Y aquí vamos, pensó.
– Oye pequeña –llamó la voz grave de él desde el lumbral de la puerta–
– ¿Kikyo se quedara de vuelta? –siseo sin siquiera mirarlo–
– Oye, sobre eso, yo... No siempre es así, a veces puedo traer a otros
– Me voy al cuarto, también comeré ahí hasta que mis padres me busquen para irme a casa –interrumpió abruptamente yendo escalera arriba–
– Oye pequeña, no seas así. Ven preciosa, oye –la siguió riéndose nervioso–
La pequeña adolescente simplemente se negaba siguiendo su camino a la habitación. Al llegar estampo la puerta evitando hablar con él, es su amigo pero es demasiado irritante trayendo a otros y dejándola de lado, además se suponía que este invierno navideño la pasaría con ella no con la tal Kikyo.
– Un completo idiota. No pienso venir nunca más, para estar de adorno preferiría antes estar disfrutando con mis amigas salidas o películas, en ves de estar de adorno navideño con las chicas o estúpidos sin cuerda –siseo molesta golpeando sin parar la almohada–
Que rabia. Venir a visitarlo desde Japón hasta Noruega; para ser más exactos Oslo la capital de Noruega, desperdicio de yenes solamente para poder estar de adorno con un idiota que no le hace caso, 8.295 km para nada. Tendría que haberle hecho caso a su maldita y bendita tía.
Siendo la hija recientemente de una familia adinerada apenas hace solo dos años, tiene de todos los lujos. Joyas, hombre por detrás, toda nueva tecnología, cualquier automóvil, ropa de marca. ¡Tiene de todo, nunca le falta nada! Además los hombres van detrás de ella, no ella detrás de ellos.
– Y yo aquí yendo detrás de un hombre que me ve como una amiga y juega con toda chica con falda. ¡Eres increíble Kagome Higurashi –siseo golpeándose su cabeza con sus manos echas en puño–
Su celular vibro llamando su atención. Se estiro para alcanzar su celular en la mesita, en la pantalla notificaba que tenía dos mensajes de un desconocido, saludándola deseándole un lindo día y que como estaba. Miro sin entender mucho este mensaje, seguramente se confundió de número, pensó. Unos toqueteos en la puerta la alertaron, dejó el celular a un costado y se arrimó para escuchar.
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𝒮𝓃𝑜𝓌𝓂𝒶𝓃, 𝓈𝓃𝑜𝓌 𝒶𝓃𝑔𝑒𝓁 ¡𝑜𝒽 𝒹𝑒𝒶𝓇 𝓈𝓃𝑜𝓌!
Short StoryFelices fiestas. En casi medio de la nada, con un chico que es amigo que no le da ni la hora, su insoportable aventura y un completo desconocido hablandole y se termina enterando que es su amigo de la infancia y se amaban. La navidad más normal que...