Capítulo 50 - Exámenes de pre-ingreso

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Eran finales de Mayo.

Los exámenes de admisión de las preparatorias comenzaban a hacer acto de presencia en las vidas de los estudiantes.

Todos tenían la esperanza de conseguir algún lugar en una preparatoria privada, seguir con el prestigio qué la secundaria Kunugigaoka les había enseñado y lo que habían mantenido por tres años.

Era algo que mantenia estresados a todos, y eso no excluia a los dos mejores estudiantes de la escuela.

Estar en cima no era un éxito seguro para ingresar.

Menos sí a la escuela a la que aspiraban a entrar era el mismo instituto Kunugigaoka, que aumentaba su dificultad en los nuevos grados de estudio para sus nuevos estudiantes de un grado mayor.

Eran pareja, por supuesto, se querían y se apoyaban, y sin embargo, cuando se trataba de calificaciones, cada uno iba por su cuenta.

Ninguno quería perder, ni siquiera entre ellos.

El orgullo era más fuerte... supongo.

Sus miradas estaban clavadas en el primer lugar de los puestos de las calificaciones más altas, un puesto que desde que entraron a la secundaria estaban anhelando, siempre en empates y otros donde su contrario ganaba por sólo milésimas.

Buscaban la victoria.

~ • ~

El inicio de este capítulo, se remota a una calurosa noche de Mayo. En el hogar del hijo del director de la secundaria Kunugigaoka, Gakushū Asano.

El adolescente se encintraba en su habitación, sentado en su escritorio, mientras que en sus manos se hayaba un libro de Ética.

La materia que más odiaba.

— Finalmente acabé — Suspiró con cansancio, dejando caer el libro sobre el escritorio, sin fijarse en la posición, y sólo pensando que ya podría irse a dormir.

Dirigió su mirada en el reloj digital sobre su mesita de noche, que marcaba la [1:57am].

Bostezó mientras se estiraba de brazos. Se levantó y comenzó a guardar las cosas en sus respectivos lugares, cuando por accidente, su anillo se había caído del escritorio, rodando hasta la base de su cama.

Se acercó y lo juntó, no obstante, antes de ponérselo lo observó.

Miró las tres piedras preciosas que lo adornaban, tan brillantes como el primer día que Karma le había dado el anillo.

Una boba sonrisa apareció en su rostro, un leve y tierno rubor en sus mejillas, llevando su mirada a la pequeña pero significativa frase escrita en el interior del anillo.

[Amor en la Oscuridad]

— Me pregunto cómo estará — Se cuestionó en voz baja.

Su atención fue captada por la puerta, donde se escuchaban leves golpes a la madera, en busca de llamar su atención.

Alzó una ceja, sabía que su padre seguía despierto, casi siempre lo estaba a esas horas, pero en ningún momento lo había ido a ver personalmente a su habitación, y no podría ser su madre, ella siempre se dormía a las 11pm.

— Hijo, ¿puedo pasar? —.

Para su sorpresa, sí era su madre.

— Mamá, sí claro, pasa — Respondió mientras miraba con curiosidad la puerta de su habitación, observando como se abría, y por ahí entraba su madre.

Una mujer de 35 años de edad, de tez blanca, cabello largo hasta la cintura, lacio y de color naranja suave, sus ojos del mismo color que la plata.

Mitsui Asano.

Por la ropa que usaba, entendió que todavía no se había ido a dormir.

— Te traje un pequeño bocadillo — Sonrió dulcemente, en sus manos una bandeja pequeña con unas galletas de vainilla y una taza de leche fría.

— Mamá... gracias — Dejó el anillo sobre su escritorio, acercándose a su madre mientras tomaba la bandeja, una suave sonrisa apareció en su rostro, mirándola con agradecimiento.

Su madre le entregó la bandeja, más su mirada se desvío al anillo sobre el escritorio. Desde hacía tiempo le había entrado la curiosidad de saber de donde lo había sacado. Sabía que su hijo no era de usar joyería, por lo que le había llamado la atención que tan de repente comenzara a usar un anillo.

Y fue después de su cumpleaños.

— Cariño, siempre quise preguntarte algo — Comentó con voz tranquila, acercándose al escritorio y tomando con cuidado el anillo.

La frase que estaba grabada en el interior no pasó desapercibida.

— Acaso... ¿este es un anillo de promesa? — Cuestionó con sorpresa, observando mejor el anillo, leyendo la frase para luego ver las tres piedras preciosas con las que contaba.

Sabía discernir entre las joyas falsas con las reales... y el anillo era más que auténtico en todo sentido, y con ello, era más que obvio que no había sido para nada barato.

Ese tipo de anillos no se regalaban ni compraban a la ligera.

— ¿E–Eh? — Un suave sonrojo cubrió sus mejillas, su mente que antes parecía trabajar al cien, apenas estaban terminando de procesar la pregunta, seguramente por el sueño.

Eso se quería hacer creer.

— Gakushū Asano —.

Oh, no — Pensó con preocupación, esperando cualquier cosa luego de que su madre lo llamara por su nombre completo.

— ¿Por qué no me dijiste que ya tenías un pretendiente? — Preguntó, fingiendo indignación — Mi hijo se va a casar y su madre ni enterada, ¿qué crees que pensarán los vecinos? —.

— ¡M–Mamá! —.

Su madre soltó una pequeña risa, consideraba que su hijo era demasiado tierno cuando se avergonzaba.

— ¿Y no planeas presentarme al muchacho que ya te hizo está promesa? — Cuestionó, confirmando con el mismo valor del anillo, que quién sea que fuera su pretendiente, iba en serio con él.

¿De qué otra forma se regalaría algo tan caro y siendo adolescentes?

— Uh... yo, no sé... no sé qué podrían pensar ustedes de él — Respondió en un murmuro inseguro.

— ¿Hm? ¿Por qué lo dices, cariño? — Cuestionó curiosa.

— Hm, bueno... ¿te acuerdas que un día mi padre habló sobre un chico que se había quedado en la casa durante la tormenta? — Inquirió, aún un poco nervioso.

— Así que es ese misterioso chico. ¿Hay algo malo con él? —.

— Verás... él no tiene el mejor comportamiento en la escuela... es algo ¿problemático?... por así decirlo — Trató de darse a explicar, pensando en las palabras adecuadas para poder describir la situación sin dejar tan mal al pelirrojo.

Sabiendo que él también tenía algo de culpa.

— ¿Fase de rebeldía, acaso? — Cuestionó.

— Si, algo así, pero no precisamente rebeldía... digamos que yo hice algo en el pasado y... hm, comenzó a ser molestado por algunas clases, así que... se comenzó a defender, sólo que con morales un poco cuestionables —.

Se quedó en silencio por unos minutos, jugando disimuladamente con sus dedos.

— ¡P–Pero él es bueno! — Trató de darle una parte más positiva a la situación — D–Digo, es... alguien amable y atento... sólo que un poco distante —.

Mutsui sonrió suavemente, tomando las manos de Gakushū para tranquilizarlo.

— Tranquilo hijo, no pienso nada malo de él. A veces la gente busca cómo defenderse, aunque no se vea moral ante los ojos de los demás. Es algo normal, es nuestra naturaleza al fin y al acabo —.

Acarició su mejilla con delicadeza, su mirada tomando un toque juguetón.

— Se ve que escogiste bien a tu pretendiente — Burló, regresándole el anillo, sus palabras haciendo alusión al valor monetario de la pieza de joyería.

— ¡Mamá! —.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora