Capítulo 52 - Un gusto conocerte

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Eran mediados de Junio.

Karma y Gakushū se encontraban caminando por la ciudad, en dirección a la casa de este último. Karma, yendo de manera obligamente emocional, sólo yendo por Gakushū, pero teniendo la necesidad de regresar a su casa lo más rápido posible.

No se sentía listo ni apto para conocer a los padres de su pareja.

¿Gakushū lo podría dejar irse?

— V–Violett, ¿estás seguro de esto?, no sé, puede ser otro día — Cuestionó con inseguridad, nervioso por el hecho de ya encontrarse frente a la casa.

Jugaba nerviosamente con el ramo de rosas en sus manos, acomodando las rosas sólo por mera inquietud, sin saber sí estaban bien o mal puestas, incluso pensando sobre sí a la madre de Gakushū le gustaban las rosas, o las de ese color.

Pensar hasta la más mínima cosa hacia que su estómago se resolviera.

— Estoy más que seguro — Respondió, abriendo la puerta y haciéndose a un lado para que Karma pasara primero — Vamos, pasa — Sonrió.

Karma no sabía sí tomarse esa sonrisa como un apoyo, o una amenaza.

Finalmente, obedeció con calma y cruzó por el marco de la puerta a un paso seguro, aún algo vacilante en su interior por lo que podría ocurrir al momento de que que los padres de Gakushū aparecieran.

¿Así de nervioso se llegó a sentir Gakushū cuando iba a conocer a sus padres?

Tal vez más, quizás menos... cabía la más mínima posibilidad de que realmente Gakushū hubiera estado tranquilo en todo ese día donde convivió con sus padres.

O quizás no.

Por parte del director, sentía que no había problema al ya conocerlo, quizás un poco por el comportamiento que tenía en la escuela. Pero por otro lado, la madre de Gakushū le era completamente desconocida, a pesar de que su pareja ya le hubiera contado varias cosas de ella.

Era algo completamente nuevo, y simplemente le costaba tratar de enfrentarlo, aunque sabía que en algún momento debía de hacerlo.

¿Y sí daba una mala impresión?

¿Y sí no le agradaba?

¿O sí esperaba algo mejor para su hijo?

Las preguntas y dudas comenzaron a surgir, arrasando con todo a su paso cual tsunami que destruía una ciudad.

Sus manos se aferraron al ramo de rosas en sus manos.

— Mamá, ya estamos aquí — Gakushū le avisó únicamente a su madre, contando que su padre no se encontraba en la casa en ese preciso momento.

— Bienvenido hijo y compañía — La madre de Gakushū los recibió con una cálida sonrisa, entrando al pasillo en donde los adolescentes se encontraban.

Con su mirada, analizó rápidamente al pelirrojo al lado de su hijo.

— U–Un gusto conocerla, señora Asano. Me llamo Karma Akabane — Se presentó con una sonrisa, tratando de ocultar su nerviosismo mientras le entregaba un hermoso ramo de rosas blancas.

— Él gusto es mío, Karma–kun. Mi nombre es Mitsui, muchas gracias por las flores — Agradeció con una sonrisa — Veo que eres un chico realmente encantador. Comprendo por qué mi hijo se fijó en ti. Gakushū, conseguiste un buen partido — Mitsui comentó con un toque burlón.

— ¡M–Mamá! —.

— Oh, gracias — Sonrió con ligero nerviosismo, apenado por el elogio mientras colocaba una de sus manos en su nuca.

Karma en ningún momento notó cuando las mejillas de Gakushū se habían vuelto completamente rojas, un poco avergonzado por las palabras de su madre.

— Aunque por lo que veo, eres más alto que mi hijo. Gakushū, ¿no me habías dicho que tenían la misma estatura? —.

Los adolescentes voltearon a verse entre ellos. Ambos estaban conscientes de que sí tenían la misma altura, al menos eso fue en lo que quedaron la primera vez que se midieron, por lo que no entendían las palabras de Mitsui.

— Mamá, tenemos la misma altura — Gakushū le comentó.

— No lo creo, a ver —.

Tomó suavemente a los adolescentes por sus antebrazos, e hizo que miraran en sentido contrario el uno del otro, pegando sus espaldas y nucas para poder comparar mejor la estatura de ambos chicos.

Colocó su mano sobre la cabeza de Karma, comparando después con su hijo.

— Si, Karma–kun es más alto. Aproximadamente por un centímetro — Comentó mientras se separaba de ambos.

Karma abrió ligeramente los ojos con sorpresa. Ya hacia tiempo que no se había medido, pero realmente no esperaba que estuviera creciendo. Gakushū estaba igual, pero con él, estaba la pregunta de por qué no había crecido.

Estaban igualados en altura, pero ahora Karma parecía ser más alto que él.

— Bueno, vengan. Hice unos bocadillos para ustedes — Sonrió amablemente, llevándolos a la sala de estar.

Karma comenzó a ver sus alrededores. No era la primera vez que estaba en su casa, pero le seguía sorprendiendo la decoración natural del lugar y sus colores cálidos.

Por como eran Gakushū y su padre, siempre se imaginó una decoración más minimalista.

— Karma–kun, siéntate, estás en tu casa — Se acercó a la mesa de madera en medio de la sala colocando una bandeja con algunos aperitivos de queso y chocolate.

— Ah, sí, gracias —.

Sí era sincero, no tenía ni la más mínima idea de que decir o como actuar.

Mitsui se sentó en uno de los sofás enfrente de la mesa, mientras que Gakushū y Karma se sentaron en el sofá contrario, tomando cierta distancia entre ellos.

— Karma–kun, me enteré que ya le hiciste [esa] promesa a mi hijo — Inició la conversación, su voz era tranquila, y tenía una mirada amigable pero cautelosa — ¿Vas en serio con él? — Cuestionó.

No podría confiar rápidamente.

— Por supuesto, Asano–san — Respondió con una sonrisa, sintiendo cierta tensión en el ambiente.

Bueno, tampoco esperaba que las cosas fueran tan fáciles.

Lo que sentía... ¿era la protección de una madre hacia su hijo?... en este caso, la protección de Mitsui hacia Gakushū.

— Su hijo... es alguien realmente encantador. Estoy seguro de lo que siento por él, además... tengo la esperanza de poder formar un futuro a su lado, sí es que él me lo permite — Llevó su mirada a Gakushū, manteniendo su sonrisa a pesar de la tensión.

Un sonrojo apareció en las mejillas de Gakushū al escuchar las palabras del pelirrojo. Sonrió tímidamente mientras asentía.

Le gustaba cuando Karma hablaba tan seguro sobre su relación.

La conversación siguió por un tiempo. Karma y Mitsui se preguntaban cosas entre ellos, de vez en cuando metían a Gakushū a la conversación, buscando a veces algún punto diferente en la charla.

Fue casi de manera instantánea, que crearon una buena relación de yerno y suegra.

Mitsui, a pesar de ser cautelosa y precavida, fue capaz de confiar en Karma, sabiendo que sería capaz de proteger a su hijo.

Karma, aún con la inseguridad de días atrás, ya se encontraba más tranquilo.

Gakushū por otro lado, estaba feliz de que ambos se hubieran aceptado entre sí, aunque sabía que había una parte mala de todo el asunto, al menos desde su perspectiva y por como eso le afectaría.

Su madre y Karma... compartían el mismo humor.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora