Noche buena #1

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Navidad estaba a solo un par de horas. Todos los miembros de La scaloneta pasarían la fiesta con sus respectivas familias, conviviendo con seres queridos.

Doce en punto, uno por uno levantaría su copa al unísono y brindarían por una prospera navidad más en familia, chocando copas entre sí. Después de beber a fondo dejarían sus bebidas y compartirían abrazos con sus familias, soltando algunas lágrimas de vez en cuando, felices por una navidad más juntos.

Doce y cuarto, saldrían a mirar las pirotecnias que se tiraban con frecuencia, aunque estaban en contra de ello, admitían que era lindo mirarlos.

Doce y media, entrarían y compartirían los dulces de navidad, niños felices por ellos, comiendo de sus garrapiñadas con sonrisas en sus labios.

Una en punto, mensajes llegarían. Invitaciones a fiestas, juntas o algunos deseándoles una feliz navidad.

Emiliano, parpadeo sorprendido por los mensajes repentinos que empezaron a llegar constantemente.
Estaba en la casa de sus padres, toda su familia reunida allí, desde sus abuelos a sus tíos y primos. Cada uno en la suya, charlando de temas triviales y los más jóvenes chateando en busca de alguna joda cercana y aceptable.

Estaba seguro que los mensajes venían del grupo de chat de La scaloneta, estos giles, principalmente Ota, Rodri y Papu eran los de las fiestas y los más pelotudos, pero se les quería igual, eran el alma de la fiesta después de todo, incluyéndolo.

Emi agarró su celular de la mesa y revisó WhatsApp, habían uno que otros dando felicidades, pero la principal causa eran los 100 mensajes no leídos de un grupo, si, efectivamente, La scaloneta.
Emiliano sonrió y picó en el chat.

"[Ota: Somos campeones mundiales OAAAAA merecemos una joda más che]"

"[Mac: Venís diciendo lo mismo todos los días, ya va a ser una semana con lo mismo]"

"[Ota: para un poco colorín, no cortes la leche. ¿Pero joda o no?]"

"[Mí Motorcito: joda?]"

"[ehBeckhman: joda?]"

"[Araña: Joda?]"

"[Kun: Joda, dónde?]"

"[Ota: joda]"

Emiliano, río en voz baja mirando la pantalla encendida, arrastrando su dedo sobre ella y leyendo las pelotudeces que escribían los demás.

Estaba para una joda, sinceramente, se estaba aburriendo un poco y una salida con sus amigos no le vendería mal. Vamos, ya paso mucha navidad con su familia, además, ¿Cuántas copas tienen ellos?.

Se levantó de su silla y se esfumó por los pasillos a su habitación.
Se bañó en perfume y salió, antes avisando a su familia sobre su ausencia.

Habían acordado llevar la fiesta en lo del Papu, ese se prestaba a todas y esta vez no era la excepción, y su esposa e hijos estaban en casa de sus abuelos así que no había problema, según él.

En cuestión de una hora todos ya estaban ahí, bueno, no todos. El Angelito de dios y el Messias decidieron pasar el día con sus familias pero sorprendente Mac Allister, al final, si se había prendido.
Se acomodaron en menos de un minuto, música a tope y bebidas recién abiertas sobre la mesa. Al parecer, la ilusión de haber ganado la copa del mundo y ser coronados como campeones mundiales después de treinta y seis años de lamentos y sufrimiento, seguía bien presente en ellos y eso seguirá hasta la próxima copa mundial. Estaban seguros.

[De Latidos Y Cupidos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora