NEW VERSION: XX.

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PEKÍN, CHINA

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PEKÍN, CHINA. | MASEN.

Nos encontrábamos a miles de kilómetros de Londres, lo cual era una puta maldición porque me encontraba demasiado lejos de Hayley.

Alessandro me trajo a China para rescatar a su futura mujer, que se encontraba secuestrada por la maldita Triada. No era tan sencillo lo que íbamos a hacer, dentro de treinta minutos tendríamos que arrasar con los sicarios chinos que estaban custodiando las puertas y el perímetro de la casa donde se encontraba Aurora.

Alessandro se iba a encontrar por primera vez con su futura mujer, y yo había dejado a la mía en Londres, junto con mi padre y su nueva novia. Nigeriano estaba a mi lado, ya que supuestamente él, tiene que estar a un lado del jefe, no de la jefa. Jefa, eso sonaba extremadamente hermoso.

Por lo tanto, fui obligado a dejarla a cargo de mi padre, que estaba mucho más feliz de quedarse con mi mujer, que conmigo. No lo culpaba, éramos idénticos, por eso no me soportaba en ningún momento del día.

— ¿Listo, Ale? — le pregunto a mi hermano que estaba observando las cámaras de seguridad para encontrar a Aurora mucho más rápido y salir de allí porque no éramos los únicos que estábamos en China.

Nadie más que mi suegra se encontraba en China, en un operativo para rescatar a las niñas encerradas aquí en una de las quinientas casas que Antoine tiene. Para ellos, es una forma de llegar a la cabeza de la Triada, pero no iba a funcionar, solo iba a enfurecer a Antoine. Que estén aquí nos ayudaba, ya que no teníamos que ocuparnos de infiltrarnos para que no sospecharan que fuimos nosotros los que liberaron a las chicas y masacraron a sus hombres.

Nuevamente, Clarissa Smith me estaba haciendo un favor.

Alessandro gira su cabeza hacia mí y asiente: — Siempre, Masen. No tardaremos más de cinco minutos en entrar y salir, lo haremos rápido y luego le dejaremos todo al C.O.A.D.

No me gustaba que otras personas se quedaran con los créditos de los crímenes que cometía, pero no me podía arriesgar a que Hayley corriera peligro encontrándose sola en Londres. Antoine podía llegar al que quisiera, y eso era lo que me molestaba.

— Perfecto, comencemos entonces. — Digo eso mientras tecleo algo en mi celular. Le había comprado un teléfono nuevo a Hayley, solo para que hablara conmigo mientras que yo estuviera fuera del continente. Cuando se lo di, pareció sorprendida, pero luego me dedicó una de esas sonrisas que me encantaba y prometió escribirme a cada hora.

Habían pasado treinta minutos desde nuestra última conversación, pero yo era un maldito intenso que necesitaba saber como se encontraba sin mi cerca. Estaba a punto de masacrar una casa y rescatar chicas, pero la única que me importaba, me estaba esperando en Londres.

«¿Principessa? ¿Te encuentras bien?»

Tarda unos cinco minutos en contestar, pero cuando lo hace, ensancho una sonrisa de oreja a oreja. Hacía una hora, había almorzado junto con mi padre e Iris, la novia de mi progenitor. Luego me contó que junto con Peter habían decidido recorrer toda la mansión, incluyendo el parque que teníamos detrás junto con los establos. La regañé cuando me dijo eso, ya que no era seguro ir sin alguno de mis hombres, pero luego me dejo en claro que dos de ellos los acompañaron.

Obsesión Desafortunada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora