| Capítulo 2 |
Un malestar que jamás había sentido se había apoderado de su cuerpo, y podía sentir que su cabeza estaba en un estado de turbación nunca visto antes. Takemichi sabía que probablemente tendría que levantarse dentro de poco para preparar la harina de la mañana, pero su cuerpo simplemente no parecía querer cooperar.
Se sentía genuinamente mal, como si hubiera sido pisoteado por un millar de caballos. Ni siquiera podía recordar cómo había llegado a ese estado. Tal vez después de ver a Hina había vuelto a tropezarse y se había caído en algún riachuelo.
Riachuelo... Aquello le sonó ligeramente familiar.
Río... Él había estado húmedo, mojado por un río. ¿Por qué? No lo recordaba. Solo sabía que, por alguna razón, no había estado solo en el río.
¿Pero con quién había estado? ¿Hina? ¿Akkun? ¿Takuya...?
Sus ojos se abrieron de inmediato y, aunque todo su cuerpo se resintió, el dolor no pudo importarle menos.
¡Takuya! ¡Había estado cargando a un inconsciente Takuya! ¡A un inconsciente Takuya al cual había salvado de ser llevado por Kiyomasa, quien estaría buscándolos ahora mismo! Saltó de la cama, angustiado, mientras recordó que había dejado a Takuya solo con una anciana en una casa de té del camino. ¡Tenía que ir a ver si seguía bien!
Lo que fue, francamente, imposible, dado que cuando sus pies tocaron la tierra, el mundo giró, y fue de bruces contra el suelo. Gimoteó, dolorido y confundido.
¿Qué... le estaba pasando?
Se tomó solo un segundo antes de volver a abrir los ojos y, entrando en pánico, se dio cuenta de que no estaba en la casa de la anciana. Ni en el bosque.
No.
Al fijarse bien, vio que había estado tumbado en una cama de paja, plumas y pieles; una que, a su vez, parecía estar en el fondo de una tienda construida con unos cuantos troncos, pieles y elementos vegetales, y que era bastante oscura ya que no tenía ventanas. Esa misma oscuridad le impidió fijarse mucho más en los elementos a su alrededor —pero, si pudiera, habría visto algunos baúles, más pieles y algunos otros elementos domésticos—.
Lo que, al contrario, fue rápido para identificar, fue el abrumador olor que bañaba todas y cada una de las esquinas de aquél lugar. Incluyéndose a sí mismo, pudo notar Takemichi, horrorizado.
No sabía cuándo se había vuelto tan malditamente sensible a las feromonas, pero ese aroma realmente parecía estar atravesándole la piel y quemándole por dentro.
Alfa. Olía a Alfa poderoso. Lo había olido antes, estaba seguro. Pero no sabía dónde.
No sabía dónde estaba, quién lo había recogido, ni por qué estaba ahí.
Empezó a hiperventilar, angustiado y llevado al límite.
Esto todo estaba siendo demasiado para él. Un gimoteo triste, agudo y animal que ni siquiera sabía que era capaz de producir salió de él, y en seguida se tapó la boca, impactado.
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El cielo en tus ojos | AllTake
FanfictionTakemichi es un pueblerino Beta, que tiene una vida normal, hasta que un día un incidente le hace correr al bosque. Allí se encontrará con Mikey, un imposible caso de Alfa Dominante. En ese encuentro algo cambió en Takemichi. Así, cuando vuelve en...