𝖿𝗋𝖾𝗌𝖺𝗌 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗅𝗅𝖾𝗏𝖺𝗋.

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©eijiroulover

modo blanco, por favor!
fluff escenario.


Fresas

⏜   ུ ︵ꪆ୧︵   ུ⏜

El pelirrojo estaba agotado, y peor aún con el bullicio que podía distinguir por todos lados, yece a donde fuera.

Pero no podía culpar a nadie. Él mismo se lo buscó yendo para allá, a la plaza central.

Saliendo del trabajo; que de por sí lo desgasta mucho, tuvo la maravillosa idea de salir a comprar algo para su mujer y él.
Algo que les guste a ambos para picar, mientras ven una película y de vez en cuando le plante un dulce beso en los labios.

Y no lo puedes culpar. Imaginar ese escenario en su cabeza le parece demasiado romántico, que sí o sí, a pesar del cansancio, debía ir allá y comprar algo.

Ni tenía idea de qué, en primer lugar, pero seguro viendo podría decidirse, pensó, cuando ingresaba al lugar y se fijaba en los alrededores, donde estaban muchos puestos de golosinas, verduras y frutas. Y no le costó demasiado cuando el rojo de las fresas es tan potente y atractivo como su propio cabello teñido.

Entonces, se dirige a aquel puesto de frutas, y compra dos libras de ricas y frescas frutillas.

A (_______) le encantarán. —Y tomó camino a casa.

El distintivo sonido de la llave abriendo la puerta se hacen presentes para la mujer dentro de la morada, así que se acerca feliz a recibir a su enamorado

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El distintivo sonido de la llave abriendo la puerta se hacen presentes para la mujer dentro de la morada, así que se acerca feliz a recibir a su enamorado.

Cuando la puerta es abierta, ella puede ver a su esposo ingresar sonriendo, pero con unas ojeras desastrosas que le preocupan.

—Hola. —Dice ella, recomponiendo a su marido con una sonrisa.

—Hola, linda. —Responde.

—Oye, ¿si dormiste como te dije que hicieras en tus horas de descanso?... —Se demuestra preocupada, pero aún así, una pequeña sonrisa resignada, muy de ella, posa en sus labios.

—Nop. —La miró, se rió, y bajó la mirada, porque Dios, está otra vez usando esa linda blusa que le regaló y le hace mandar la cabeza a otro lado. —Te ves linda. Con esto. —Jala una de las tiras de la tal blusita que pone caliente a Eijiro. Es bastante simple, pero muy escotada y se hacía ver voluminosa. Consiste en una tela rosa pastel apretada al torso y fresitas regadas decorandola, con un pronunciado escote y tiras finas sobre los hombros. Bastante común, pero linda.

—No cambies de tema y mírame a la cara.

Y aunque le hubiera gustado sonar más seria, solamente podía reír por lo lindo que se ve a Eijiro cuando está cohibido. Parece un niño, exceptuando la parte en la que le mira los pechos.

—Prometo que hoy dormiré como un bebé si me abrazas y me das muchos mimos. —Dice, con los ojos caídos pero una sonrisa de enamorado total. —De todas formas hoy ya terminé toooooooodo lo que me faltaba. Amor. Tranqui. —Dice, y se acerca lo suficiente como para llamarles pareja, cerrando con el pie la puerta antes.

—Entonces te daré muchos mimitos y besitos. —Ella se contagia de la lindura del otro y le sonríe igual, acariciando su rostro con ambas manos, masajeando con cariño sus parpados, sien, y sus mejillas. —Para que duermas rico. —Y le da un piquito.

Sus brazos se abalanzan sobre los hombros de la más baja entonces, en un impulso de querer abrazarla y no dejarla ir, haciendo que esta retroceda un poco, pero conserve la sonrisa al saber qué es lo que quiere Eijiro, y eso mismo lo hace reír a él, por esa carita cómplice que pone la otra.

Eijiro se deja de juegos, y tomando del cuello y cabeza de su chica perfecta, según él, la atrae a compartir un beso pasional, mientras la funda de fresas guinda entre sus manos, detrás de la nuca de la joven, goteando agua.

Ambos ni se separan, ni un poquito, y solo hacen besos ruidosos al chapotear sus lenguas entre si, a demás de leves jadeos, por parte de ambos al disfrutar plenamente de aquel gesto. Eijiro acentuando y haciendo más profundo el beso al tener sus manos justo en el cuello de la joven, y (_______), que acaricia la cintura y torso del otro con una delicadeza que pone como loco a Eijiro.

Y hubieran seguido así hasta que los débiles pulmones del exfumador rogaran por aire, pero el repentino saltito de la fémina fue quien arruinó el momento. O lo pospuso. Seguramente la segunda opción.

—¿Qué es eso mojado que traes? —Dice, queriendo alcanzar su espalda y nuca para limpiarse las gotas que llegaron a espabilarla.

—Ah. Cierto. Fresas. Traje fresitas. Me las dieron mojadas, disculparas jaja. Como se que te gustan, las compré, para ti y para mi, mientras vemos una película. —Secó la espalda de su chica, y le entrega las fresas al ver que estira las manos la otra.

—Ayy. Qué listo eres, las voy a lavar bien.

Dice y se va, sonriente, dejando en el piso cualquier esperanza de continuar con el beso.

Por lo menos si verían películas apegaditos mientras las disfrutan.

Así que con eso en mente, va detrás de la joven, seguro abrazandola por detrás como si fuera un koala agarrado de su rama favorita; en este caso, su chica favorita, intentando en ayudarla en lo que más pueda mientras la llena de besos y mimos, nalgadas y metiéndole mano, qué nunca falta.

Así que con eso en mente, va detrás de la joven, seguro abrazandola por detrás como si fuera un koala agarrado de su rama favorita; en este caso, su chica favorita, intentando en ayudarla en lo que más pueda mientras la llena de besos y mimos, nal...

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𝖨  ♡  𝖪𝖨𝖱𝖨𝖲𝖧𝖨𝖬𝖠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora