En diciembre, te amo.

Capítulo 1

EN NAVIDAD, TE EXTRAÑO.

La Navidad es una fecha muy especial y a su vez muy esperada por muchas personas, muchas familias.

Este no era el caso de Armando Mendoza, que sentía que este diciembre había sido el más solitario de su vida. Era un veintitrés de diciembre y se encontraba dando vueltas por el centro comercial, mirando vidrieras sin prestar la más mínima atención, buscando algo que no iba a encontrar porque en realidad no buscaba nada.

Entró al fin a una óptica a consultar por unos nuevos lentes que había pedido unos días antes, y salió rápidamente a seguir divagando.

Es que nuevamente ocurrió lo que juró no volvería a pasar; chocó con el mundo una vez más, después de una noche de copas intentando olvidar sus penas en alcohol, comenzando otra pelea y aunque esta vez no había sido tan grave, un golpe certero había quebrado irreparablemente sus gafas en dos.

El no quería seguir con ese estilo de vida, y había luchado contra sus impulsos todo ese tiempo, pero no tenía remedio, esas fechas lo entristecían tanto que no podía luchar con la fuerza de sus demonios que, desesperados por salir del Tártaro donde habían sido enterrados, se unían a sus deprimentes recuerdos, a su decadente sufrimiento y a sus peores inseguridades que le decían a gritos que la olvidara, que ya debía haber encontrado a alguien mucho mejor que él, que la amara de verdad y como ella merecía, muy alejada de la realidad de desilusiones que él le había creado.

Aunque sabía que ella merecía su final feliz con el príncipe azul que realmente le correspondía, su subconsciente, o quizás era su corazón, le gritaban que ese hombre, ese príncipe que le daría el final feliz podía ser el y podía demostrárselo. Y a pesar de la casi nula esperanza de volver a verla, se había prometido ser un hombre nuevo por si ella regresara, pensara que valía la pena.

(...)

Los primeros tres meses habían sido de desesperación absoluta, al principio por no saber dónde estaba ella y que ni sus padres le quisieran dar motivos a pesar de su insistentes llamadas y de sus constantes visitas a la casa de Palermo.

Luego, cuando se presentó en Ecomoda aquel tipo que al principio había aborrecido, que de hecho fue el causante de que Calderón inventara aquel plan que él mismo ejecutó, el que lo hizo sumergirse en el pozo donde se encontraba ahora; no era nada más ni nada menos que Nicolás Mora, con un poder firmado por ella y sus abogados para tomar decisiones en su lugar. Al verlo llegar a la empresa con dicho documento, pensó que al fin iban a hacer real eso que fue tan temido por ellos, pero fue muy grande su sorpresa al ver que el tipo iba con el único propósito de colaborarles.

Aunque al principio estaba renuente y desconfiado por tener que trabajar con Nicolás, poco a poco fue confiando en sus habilidades y sus estudios que demostraban que estaba más que capacitado para ocupar el puesto que se le había asignado; el de vicepresidente financiero de la empresa. Y es que no sólo podía confiar en sus capacidades, que estaban más que a la vista, sino que sentía que se lo debía a ella, a su Betty, la mujer que le dijo mil veces que podía confiar en él que era como su hermano, y el como un bruto echó a perder no sólo la oportunidad que le había dado la vida de amarla, sino que hasta si se quiere, laboralmente a dos grandes economistas. Esta vez escucharía al menos al que tenía frente a el y a los grandes planes de negocios que según le hizo saber, eran idea de la propia Beatriz y que el estudió muy bien para poder presentarlos ante la junta de Ecomoda que consistían en un sistema de franquicias y una línea de ropa para cualquier tipo de cuerpo que les permitiría mover más volumen. Por lo visto a pesar de que ella no se encontrara físicamente en la empresa junto a ellos, quería cortar lo más rápido cualquier lazo que la siguiera ligando con todo esos turbios momentos vividos en ese lugar, y sobre todo con él. Aunque la comprendía, no podía sentir una profunda tristeza ante esa realidad.