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UNA NOTABLE TENSIÓN Y ENOJO INUNDABAN EL AMBIENTE DENTRO DEL JEEP, Elizabeth escuchando a Edward y Bella en una discusión sobre a dónde se dirigían. El castaño cobrizo quería alejarse lo más posible de Forks, resaltando que James era un rastreador y cazar a Bella sería su propósito de toda la vida si fuera necesario. Mientras que Bella, insistía en regresar a Forks por su padre, quien quedaría desprotegido cuando el olor de la humana guiara al vampiro a su hogar. Llevaban varias negativas y gritos, Alice y Emmett uniéndose a Bella al poco tiempo, al menos había convencido a Edward de frenar en el arcén de la autopista.
—¿Querría alguien escuchar mi plan?
—No —gruñe Edward. Alice y Elizabeth le clavaron la mirada, definitivamente enfadadas.
—Escucha —suplicó Bella—. Llévame de vuelta.
—No —le interrumpió él.
La morocha bufó, sus niveles de ira llegando a niveles astronómicos debido a la negativa del Cullen por escuchar a los demás, y más a su pareja. Se encontraba sentada detrás de Edward, así que se inclinó hacia él por el espacio entre los asientos del conductor y del copiloto, con una mano rodeó su cuello apretando con fuerza, causando grietas en su piel, para su sorpresa, como si fuese porcelana. Sacó sus colmillos y sus ojos rojizos miraron seriamente los dorados de Edward.
—Cállate. Cierra la boca —espetó, no toleraría aquella actitud de él—. No eres el único tratando de proteger a Bella, así que no te comportes como si los demás fuéramos a sacrificarla. Si ella tiene un plan, escúchala antes de mandarla a callar. ¿Quieres?
—Liz, está bien. No pasa nada —miró de reojo a Swan, quien extendió un brazo a ella y le acarició el hombro, buscando no empeorar la situación por enfrentarse unos contra otros.
—No, Bella, si pasa —sin embargo cedió, soltando a Edward y regresando su espalda al asiento. Emmett tenía una sonrisa graciosa y maliciosa ante la escena. Alice intentaba ocultar una sonrisita. Y Edward adoptó una expresión de resignación.
—Me llevas de vuelta y le digo a mi padre que quiero irme a casa, a Phoenix. Hago las maletas, esperamos a que el rastreador esté observando y entonces huimos. Nos seguirá y dejará a Charlie tranquilo. Charlie no lanzará al FBI sobre tu familia y entonces me podrás llevar a cualquier maldito lugar que se te ocurra.
Los tres Cullen la miraron sorprendidos. Elizabeth sonrió orgullosa, mirando por la ventana.
