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Sabía de la existencia de un pequeño pelirrojo ejecutivo merodeando por la ciudad, aunque más bien preferia llamarle por lo que era, un Dios.

Por muy prejuicioso o directo que pudiera sonar, eso es lo que era, y aunque no fuera únicamente categorizado de esa manera, podría llamarle así por un tiempo hasta ganarse su confianza. O en su defecto, esperar a que la máscara se cayera de su cara. Literalmente.

Chuuya no podría correr a ninguna parte, así lo quisiera, allí estaba él para detenerlo. Y no, no se trataba de un secuestro o alguna extorsion para sacarle información, sus motivos estaban igual de ocultos que su rostro detrás de ese antifaz bicolor.

Ya se hacía una idea de lo que sucedió, al verle agitado y tratando de disimular su intento de escape era evidente que su primera reacción al despertar había sido huir, era lógico. Después de todo, no siempre te despiertas luego de estar en coma durante 5 meses y te encuentras en una habitación que no conoces de nada y con un imbécil que tampoco ubicas.

Dejó la bandeja de comida en el escritorio, sin quitarle la mirada de encima, no porque fuera alguna especie de acosador psicópata compulsivo obsesivo, sino porque le preocupaba genuinamente su estado de salud.

— ¿Hace cuánto estás despierto?– preguntó suavemente, pudo ver que el pelirrojo se sorprendió por la dulzura de su voz — ¿Intentaste levantarte, cierto?

— ¿Quién eres y qué me hiciste?– ignoró por completo lo que el contrario le había cuestionado — ¿Por qué estoy aquí?

— Sólo no te pongas a la defensiva, ¿si?– trató de negociar y calmarle — Por favor, no quiero hacerte daño… necesito protegerte, es todo lo que quiero por ahora

— ¿Protegerme de quién o de qué?– siguió preguntado, cada vez más dubitativo — No te me acerques, de verdad, pienso asesinarte con el puto tenedor que tienes en la bandeja

— Te he dicho que no te pongas a la defensiva, esto no va a funcionar si sigues así– eso sonaba a un regaño, muy parecido a lo que escuchaba cuando Mori le reclamaba algo — Quieto, por favor

— Estoy quieto, idiota, no me pude levantar hace 5 minutos y te crees que voy a saltar por el ventanal para ver si de casualidad puedo volar– se quejó frunciendo el seño, sus manos se mantenían apretando las sábanas de la cama — ¿¡Quién eres y qué quieres de mí!?

El contario no respondió, se la había quedado viendo de alguna manera que no sabría explicar ya que no era capaz de ver su rostro y sus expresiones. Simplemente era una corazonada, una que poco a poco le comenzaba a comprimir el pecho, el aire se le iba lentamente y sentía que se ahogaba.

Ahogar… ¿Ahogar?

Hipoxia…

Mierda.

La habitación de pronto daba vueltas a más no poder, el tipo parado ahí como si nada se acercaba con cautela y con los informes médicos en su mano, quizás estaría revisando la mejor manera de matarlo y finalmente terminar con su sufrimiento. Pasó de estar tranquilo y nervioso, debido a su presencia tan repentina, a querer que lo matara inmediatamente.

Su vista se nubló sin poder hacer nada al respecto, esperando a escuchar el clásico sonido de estática que envolvía su mente por completo. ¿La muerte le quería dar un pequeño rayo de esperanza para luego arrebatárselo descaradamente? ¿Acababa de desperdiciar sus últimos minutos reales de vida?

¿Qué mierda se supone que había estado haciendo mal para merecer esto?

— Nikolai…

Es lo todo lo que alcanzó a escuchar antes de sentir que la cama se esfumaba, sintiendo que nada en el mundo por más solido que fuera iba a deter la caída. Sin embargo, no cayó a ninguna parte, más bien fue un pequeño viaje de ida y vuelta debido a que el destino era un completo desgraciado y probablemente todo lo que quería era jugar con sus emociones.

La sensación calida que lo envolvía era incomparable, como si acabara de dormir sobre una sabana de la más fina seda en todo el mundo. No era seda ni ninguna clase de tela, sólo eran los brazos del chico peliblanco, quien seguía mostrándose tan serio como la línea que dividia ambos colores en la mascara.

Sintió que estaba a punto de romperse a llorar de nuevo, no podía con tanto en tan poco tiempo.

— ¿Nikolai?– cuestionó apenas en un murmullo, el nudo en su garganta dolía mucho más que en cualquier otra ocasión — N-Nikolai… Nikolai…

— Es mi nombre, puedes llamarme las veces que te plazcan– respondió aún con sus dedos enredados entre sus rojizos cabellos — Y tú eres Chuuya, Nakahara Chuuya

Un silencio bastante denso se formó entre los dos, ninguno quería hablar más de la cuenta y próximamente tenían que retomar el tema de la salud del pelirrojo. Lo importante era calibrar bien los niveles de oxigeno, lo demás iba a ser pan comido después de solucionar ese enorme problema.

"¿Qué es lo que causa la hipoxia cerebral? A grandes rasgos, existen varias causas de hipoxia cerebral: éstas incluyen ahogamiento, asfixia, paro cardíaco e ictus. Los síntomas leves incluyen pérdida de memoria y problemas con la función motora, como el movimiento, mientras que los casos graves pueden provocar convulsiones y muerte cerebral."

Chuuya había presentado diversos de esos síntomas, por más que pensara que tendría alguna otra causa, los resultados de los doctores y múltiples especialistas le dijeron explícitamente que no se trataba sólo de algo que durara un par de días o a lo mucho una semana. No, era increíblemente estúpido si creía que la situación era tranquila y estaban fuera de peligro.

Siendo sinceros y realistas, era un completo milagro que estos 5 meses nadie los hubiera encontrado hasta ahora. La posibilidad de que sus movimientos estuvieran siendo copilados en un archivero y que cada una de sus palabras fueran analizadas para encontrar su ubicancion y la de Nakahara… pocas no eran, de hecho serían altas. Muy altas.

Demasiado.

Teniendo experiencia previa a cómo operaban las mentes maestras, debía irse preparando para una guerra. Preparando a ambos para salir del continente si era necesario, porque ahora estaban tranquilos sobre la cama sin preocupación alguna, pero después sus cabezas podrían estar adornando una oficina.

La de Dostoievsky, para ser más específicos.  

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Ohhh tristeza, desgracia y depresión junto con condiciones médicas de las cuales apenas investigué lo mínimo para que fuera un poco más realista (una disculpa por eso, pero suelo ser bastante vaga ejeje)

Bueno, vamos pasito a pasito, apenas lo estoy desarrollando aunque ya sé cómo quiero que termine; si tienen alguna idea me la dejan en los comentarios para ver qué onda y cómo lo acomodo jsjsjjs

¡Gracias por leer!

Iridiscencia // NikoChuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora