Capítulo dos.

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Son temió lo peor, Cristian no había dicho absolutamente nada, ni siquiera lo miró sólo siguió conduciendo por las calles transitadas de Londres hasta llegar al estacionamiento de una farmacia que si bien no era la más cercana, el lugar le daría la privacidad que necesitaban.

Son movió sus manos con ansias y las pasó por el cálido buzo que traía puesto, casi podía sentir como el sudor le salían de las manos.

Cuando finalmente Cristian lo observó y él pudo devolverle la mirada vió un brillo especial en sus ojos uno que lo hacía querer arrodillarse para él –y por él– pero sólo agachó la cabeza.

–Dios Sonny– restregó las manos por el rostro, era una clara señal de frustración –. ¿Por qué me pedís eso?- pero Son no respondió –. Hablá ya.

La orden le envió una señal a su cerebro, lo estimuló y sus pupilas se volvieron a dilatar casi como si estuviera drogandose pero la voz de Cristian era mucho mejor que cualquier droga o todas las drogas unidas en una sola y se preguntó si alguna vez podría tocarlo como lo hacían los Doms y Subs destinados aunque sabía que eso jamás pasaría. Las caricias, las palabras dulces y el cuidado que le brindaría Cristian si aceptaba sería solo por su rol, no por amor ¿Por qué el argentino tendría otra clase de sentimientos si siempre fueron amigos? El asiático comenzaba a confundir las cosas.

Desde su infancia a Heung-Min jamás le gustó mentir –y le inculcaron que no lo hiciera– era de las cosas que más le disgustada, sin embargo, en esta situación no le quedaba de otra. No le diría que los del club le habían dado una advertencia fuerte y clara para arreglar el desastre que provocó la presentación. Le mentiría a duras penas a Cristian, a quien jamás le había escondido un secreto, ya que, el pilar de su amistad era la confianza y la sinceridad, de chistes que sólo ellos entendían y de un contacto físico más agresivo. Que cambiara de un momento a otro sería chocante.

–Nunca tuve un Dom– empezó –. Y ahora me está pasando la factura por si no lo notaste.

–Sabés que tengo a mi mujer Sonny.

–¿Volvieron? ¿Es en serio?– Demostró el desafío y la irritación en su voz –. Mira, si quieres no lo seas pero te pediré solo una vez estar conmigo

–Que quilombo estás armando por Dios– antes de que las manos de Cristian volvieran a su cara Heung-Min las agarró con fuerza con una mirada suplicante –. Es estar engañandola Sonny sabelo

–Ella te engañó a ti por si lo olvidaste- contraatacó –. Sólo será una vez, después conseguiré a alguien más que me ayude.

Se metía con fuego. Un engaño era un engaño, estar involucrado y ser la razón principal de uno ya era imperdonable, entonces ¿A quién más le pediría esto? Cualquier persona lo usaría en su contra y su carrera se vería arruinada ¿A otro compañero quizá? No. Nunca. Si correría un riesgo lo haría con Cristian, si se dejaba llevar estaba Cristian para tenderle una mano de ayuda. Sin olvidar que estaban hechos el uno para el otro.

Para Cristian la idea de que Son estuviera con alguien más le repugnó, su instinto le dijo que nadie podía tocarlo más que él, nadie podía verlo arrodillado, nadie podía ver como se presentaba o incluso si hacía la más de las infantiles rabietas. Cristian vería todas sus fases, cada una de ellas con Son debajo suyo como su buen Sub. Porque Son era suyo.

"¿De dónde salió eso?"

–Cuti eres mi mejor amigo– se acercó Son decidido, usando el característico apodo –. No confío en nadie más para que me cuide– las respiraciones se mezclaron. Cristian no lo apartó, no quería, iba a ver hasta donde llegaría esto. En lo más profundo de su ser supo que ya estaba más que dispuesto a decirle que sí. Conectaron miradas –. Por favor.

Don't blame me | cuti x son (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora