Capítulo 13 - Ser Valiente

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Alexander Wulf trabaja en un moderno y tecnológico laboratorio. Es un lugar grande, dónde hicieron el otro día los análisis a Julia. Otros pacientes están inconscientes, con otras personas trabajando. Alexander tiene en manos un tubo con sangre, y en la etiqueta pone Julia Medina Jiménez. Él plasma el líquido en dos láminas de vidrio, y lo observa desde un microscopio

- ¡Vaya! ¡Eso es muy raro! - Se abismó. - Y muy útil también...

***

En el cuarto "de María" aún estaba Julia, medio aturdida. Ya no estaba amnésica, pero no se acordaba de nada de lo que había pasado en la clínica. Iván no salió de su lado en ningún momento, y Marcos, junto a Evelyn y Paula, ya la habían ido a ver. Las niñas hasta trajeron al perro para que la saludara. Antes de ir a trabajar, Cristóbal quiso hablarle.

- Buenos días, Julita. ¿Cómo te encuentras?

- Mejor.

- Me alegro. - Le acaricia la cabeza. - Te vine a decir que no te preocupes, ya sabes que eres muy bienvenida en esta casa, como siempre has sido. Cuando te mejores, puedes quedarte con Inés en su cuarto. Y siéntete cómoda, esta es tu casa mientras lo necesites.

- Muchas gracias, Cristóbal. - Los dos se abrazan.

Cristóbal sale y se tropeza con María en el pasillo. 

- ¿Puedes hablar un minuto? - Los dos entran al cuarto de los chicos, pero con la puerta abierta.

- Algún problema? Si es algo con Inés o uno de los chicos puedes decirme...

- No, nada que ver, son adorables. Es que... ay, no sé por dónde empezar. Te quería pedir un consejo. - Su tono era muy serio y preocupado. Cristóbal trató de ser muy atencioso.

- Claro, lo que quieras.

- He visto a un hombre. Un hombre que tenía que estar en la cárcel, el hombre que mató a mi marido... - María lagrimea acordándose de la muerte de Fermín.

- ¿Dónde lo has visto? ¿Quieres que vayamos a la policía?

- ¡No! ¡De ninguna manera! Mira, es muy peligroso, ese hombre no actúa solo. Está con la gente que diseminó el virus por el internado. Eran una organización nazi, y se suponía que cuando salimos de ahí todo se había acabado.

- ¿Pero no se acabó?

- Creo que no. Bueno ese hombre por ejemplo tenía que estar en la cárcel. Y lo he visto en el psiquiátrico, donde estaba Julia.

- ¿Crees que le han hecho algo? 

Cristóbal empezaba a preocuparse. Desde que había conocido a Sofía, algunas cosas raras habían pasado. Los dos eran muy jóvenes, con sus veintipico, cuando se casaron y ella se enteró que no podía tener hijos. Lejos de sufrir, decidieron por la adopción, y fue cuando su madre, ya enferma y moribunda, le informó que la misma Sofía era adoptada.

Sus padres la habían sacado a escondidas de un orfanato. El Orfanato Laguna Negra. Su padre biológico era Hans Weigel, uno de los ocho fundadores del proyecto Géminis. Pobres funcionarios del lugar, la cocinera y el guardabosques, se habían encariñado de la niña y se la llevaron fugada para cuidarla como hija, alejada del tan cruel Hans. Pasaron toda la vida escapándose, hasta que les llegó la noticia del asesinato de Hans. Todo eso les asustó en su momento, pero lo peor vino después. Cuando Sofía y Cristóbal ya eran dueños de un hogar de acogida de niños, ella se hizo un tratamiento para quedar embarazada y tener al menos un hijo biológico. Pero después que nació Bruno, Sofía se fue debilitando más y más, víctima de una misteriosa enfermedad, que terminó por matarla.

El Internado: Volverá La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora