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Cada día...

Cada mes...

Cada año que pasaba para Artemisa se volvía más difícil el olvidar a su amado Orion, aún podía verlo en las estrellas que él tanto cuidaba cada noche y que muchas veces fueron testigos del amor que se sentía el uno por el otro.

Para una Diosa ese tiempo era corto aunque para los humanos no, pero estaba esperando a que su padre le quitara la vista de encima o al menos ya la vigilancia no fuese tan estricta.

Ya no le hablaba ni a Zeus, ni a Apolo su hermano, de vez en cuando hablaba con su madre Hera, pero de resto no le hablaba a nadie.

Ella seguía sentada detrás de la fuente, en el Olimpo pero algo retirado de donde estaban los demás, ramas siendo rotas captaron la atención de Artemisa.

—¿Cómo te sientes, mi linda sobrina? —Poseidon la había ayudado mucho a "superar" la muerte de su amado.

—Lo extraño demasiado, tío, solo quiero una forma de estar con él, no importa sacrificar mi divinidad, solo quiero poder amarlo sin medida y sin que nadie se meta en nosotros —Poseidon escuchaba atentamente.

—Quiero ayudarte, pero debo advertirte que el camino para volverlo a ver no será fácil, tendrás que sacrificar algo para volverlo a ver —ella abrió los ojos emocionada.

—¿¡Qué tengo que hacer!? —Poseidon comenzó a reír al ver la emoción en el rostro de Artemisa.

—Debes hablar con mi hermano —la diosa inmediatamente se molestó.

—No iré a pedirle nada a Zeus, para mí no existe —cruzó su brazo al mismo tiempo que una risa de parte de Poseidon se escuchó.

—No Zeus, te estoy hablando de Hades el dios de la muerte, él es quién te puede responder, entrégale esto —Poseidon le entregó una caja— Allí hay una reliquia valiosa y Hades siempre la había querido pero nunca quise entregársela, dale eso para que acepte escucharse.

—¿Hades? —preguntó con duda.

—Si, el dios de la muerta misma, que mejor que él para preguntarle si hay alguna manera de burlar la muerte de Orion, pero ten por seguro que te pedirá algo a cambio, la reliquia que te dí es una ofrenda para que te deje entrar y te escuche lo que vas a decir, pero lo de Orion sería un favor y digamos que él cobra costoso —Artemisa lo menos que sintió fue miedo, quería estar con su amado.

—Muchas gracias, tío, tendré cuidado.

*

Y allí se encontraba ella, en la entrada del inframundo, lúgubre era ese lugar, custodiado por Cerberus el perro del infierno, al sentir a la diosa no pudo impedirle el paso, la balsa lentamente se movía por las aguas de las almas en pena. Estas se quejaban y gemían de dolor, pedían set liberadas del sufrimiento.

En esas aguas se quedaban las almas que esperaban juicio por decirlo así, esperando el castigo que tendrán, en el hoyo de la desesperación en un lugar donde se guardan a las almas que ya no tienen oportunidad de una segunda vida, que simplemente les espera condenación eterna, y por último está el pozo de las almas que es donde esperan las personas que hicieron bien en su vida y esperan la reencarnación.

Ella llegó pasando por esas piscinas de almas hasta llegar al centro donde estaba Hades ya esperándola, Cerberus ya le había avisado de su visita.

—Querida Artemisa, me deleitas con tu presencia, ¿A qué debo tu visita?

Con sus poderes Artemisa hizo que la caja que ella traía en sus manos volara hasta Hades, este atrapó la caja con todo el gusto del mundo.

—Eso es para que puedas escuchar lo que diré, quiero que me digas toda la verdad —Hades a pesar de tener casi todo su cabello en su rostro cubriendo sus facciones, podía ver claramente lo serio que era para Artemisa.

—Te escucharé —dijo al mismo tiempo que la caja desapareció.

—¿Es posible traer a los muertos a la vida?

—Si tomas el alma de esa persona y la colocas de nuevo en su cuerpo, ahora sí hablas de un dios es diferente —él la miró fijamente.

—¿Cómo sabes que es un dios?

—Oh querida, las noticias llegan hasta aquí lo creas o no, así que sé lo que quieres hacer, y eso es revivir a tu amado Orion, ¿No es así?

—Entonces me ahorras explicaciones, solo dime qué se puede hacer.

—Al grano, igual que tú padre, verás Artemisa, los dioses normalmente mueres y desaparecen, algo diferente a los humanos que simplemente se separan de su cuerpo, básicamente no hay cuerpo físico al cuál devolver a tu amado Orion, pero puedo hacer un pequeña excepción, claro que tendrá un costo de tu parte.

A ella le importaba poco lo que le pasaría.

—Solo dímelo.

Hades tomó el collar con su magia, alertando a Artemisa.

—El alma de Orion, la llegaste a salvar en su mayoría y está aquí, atrapada en este collar, la única opción que hay es usar el cuerpo de algún humano que ya no quiere volver y allí colocar a Orion, pero este cuerpo debe ser de un bebé, si usamos a un adulto, el cuerpo lo rechazará.

—¿Tengo que conseguir el cuerpo de un bebé que acabe de morir y que no tenga deseos de volver?

—Tranquila, si aceptas, yo me encargaré de todo, también haré que solo tú veas la diferencia y sepas quién es tu amado, así no corres peligro de que Zeus lo encuentre —ella sonrió agradecida.

—¿Qué es lo que me pedirás a cambio de esto?

Él apareció frente a ella, muy cerca de su oído y susurró su demanda, los ojos de Artemisa se abrieron al saber cuál era la condición, pero no le importó.

—Acepto, solo quiero estar con Orion —él le sonrió y asintió.

—Bien, te diré con anticipación cuando vaya a cobrar mi parte del trato, por los momentos disfruta con Orion.

Comenzó a usar sus poderes para sacar el alma de Orion del collar y llevarlo a un cuerpo humano, un bebé, ella debería esperar a que ese cuerpo humano creciera, entonces así sea poco, volvería a ver a su amado.

Comenzó a usar sus poderes para sacar el alma de Orion del collar y llevarlo a un cuerpo humano, un bebé, ella debería esperar a que ese cuerpo humano creciera, entonces así sea poco, volvería a ver a su amado

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¿Qué hubieses hecho tú?
¿Qué será lo que hades le pidió?

Goddess On Earth +18 [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora