La primera vez que escuché sobre el autostop fue en Brasil unos meses antes. Me había ido a hacer un voluntariado a un colegio en Juiz de Fora y si bien tenía un contacto con las personas de una universidad de la ciudad, la verdad es que no eran muy hospitalarios que digamos, eso hacía que no me sintiera cómoda cerca de ellos, me sentía como si estorbara. Por lo que decidí usar couchsurfing para hacer nuevos amigos en la ciudad. Así fue que conocí a Ronan.
Quedamos en encontrarnos en la universidad donde estudiaba él ya que me quedaba muy cerca del colegio donde hacia voluntariado. Nos dimos un abrazo al vernos, como generalmente hago con las personas que conozco por Couchsurfing. Ese primer abrazo es como un ritual tácito entre la gente de esta comunidad, como si nos conociéramos desde siempre.
El sol incandescente nos acechaba desde que llegamos a la universidad así que nos sentamos a tomar algo y a platicar sobre nosotros, nuestros viajes y proyectos futuros.
Mientras conversábamos, Ronan se estiró sobre su silla y jugando con su cabello ensortijado, me preguntó - ¿Alguna vez has hecho "hitchhiking"?
Sí, claro. - asentí pensando que hablaba de hacer "hiking" (senderismo en inglés).
¿Quieres que lo hagamos ahora? - me preguntó.
Me pareció un poco rara la pregunta porque estábamos en medio de una universidad. La universidad era enorme, pero no tanto como para decir que era un lugar para hacer senderismo. De todas maneras me dio curiosidad así que le dije que sí. Nos levantamos y lo seguí alrededor de la universidad por diez o quince minutos sin saber a ciencia cierta a dónde nos dirigíamos.
Aquí es. - me dijo deteniéndose en seco.
¿Aquí es qué? - pregunté confundida.
Aquí vamos a hacer hitchhiking. - me dijo mientras estiraba su brazo derecho en dirección del tránsito y levantaba su pulgar.
Quedé confundida por unos instantes mientras pasaban los carros, no estaba segura de saber lo que estaba pasando. Ronan, al ver mi rostro confuso, me hizo una seña mostrándome un cartel con un símbolo de una mano con un pulgar levantado que decía "ponto da carona". Mientras trataba que todo tuviera sentido en mi mente, un carro rojo se detuvo.
Ronan se acercó a la ventana del auto inmediatamente, se agachó para poder conversar con el copiloto unos segundos y volteó diciéndome - ¡Vamos! - Me abrió la puerta del carro y entré. Ronan entró detrás de mí y cerró la puerta.
Definitivamente me encontraba en una situación que podría asustar a cualquiera, es decir, estaba en un carro con 2 hombres completamente desconocidos y otro que recién había conocido ese mismo día yendo a quién sabe dónde. Pensé en los consejos que uno siempre recibe: "no hables con desconocidos", "no te subas al auto de alguien que no conoces", etc. Literalmente estaba rompiendo todas las reglas de seguridad. Pese a todo eso, no estaba asustada, diría que estaba más bien desconcertada.
Ronan me explicó que aquellos hombres venían de Rio de Janeiro y estaban perdidos en la ciudad por lo que ofrecieron llevarnos al centro si les decíamos cuál era la ruta para salir de donde estaban. Aparentemente habían estado dando vueltas en círculos alrededor de la universidad sin darse cuenta.
Así llegamos al centro, les agradecimos por la ayuda y se fueron a gran velocidad.
Finalmente entendí que "hitchhiking" quería decir "autostop" o "hacer dedo" como decimos en Perú. Y en ese instante también llegué a la conclusión que no era la primera vez que lo hacía ni tampoco la primera vez que escuchaba la dicha palabra en inglés.
ESTÁS LEYENDO
Historias de autostop
Non-FictionLa protagonista se ve forzada a hacer autostop por primera vez y se lanza a una aventura en la que encontrará gente maravillosa, pero también personas con malas intenciones . Historia basada en hechos reales.