Respiración

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Paseo por el local buscando el baño. Al ser tan grande y haber tanta gente se me hace muy complicado encontrarlo. Se nota que ya la gente va pasada de copas, dado que hay mucha gente bailando sin ningún tipo de vergüenza y un par de ellos están para caerse al suelo, también hay muchas parejas bailando y riéndose. Al llegar al baño tengo que esperar unos minutos en la cola, donde hablo con unas chicas demasiado pasadas. Me asusta un poco imaginarme a mí así, tan vulnerable a cualquiera que tenga malas intenciones. Entro al baño y saco de mi bolso un pintalabios matte color vino y un brillo de ojos para retocarme. Mientras me maquillo pienso en todas esas parejas que me he encontrado en mi camino al baño. He de decir que no me apetece para nada tener pareja, pero me parece bonito tener alguien para contarle todo lo que te apetezca y pasar buenos ratos, por no hablar del sexo. Mi problema es que en todas las relaciones que he tenido al cabo de los pocos meses me ha aburrido el ámbito sexual, no sé si porque los tenía ya muy vistos o porque necesito algo más. Pero supongo que eso no lo descubriré hasta que le eche huevos para tener novio.
Acabo de retocarme y abro la puerta para salir cuando la puerta choca con alguien.

– ¡Ostias! ¡Perd...

No puedo acabar la frase porque ocupan mis labios con fuerza. Raúl me empuja hasta meterme en el baño y cerrar la puerta a sus espaldas. Me besa con ganas metiéndome la lengua hasta lo más profundo de mi mientras hunde una de sus manos en mi pelo y otra en mi cadera. No dudo ni un segundo y le cojo del cinturón para acercarlo más a mí. Me coge de las piernas y me eleva para que me suba en sus caderas.

– Estaba deseando hacer esto

Su voz suena ronca, llena de deseo. Conmigo encima me empuja hacía la pared y mete su mano por debajo de mi ropa interior. No puedo evitar gemir en su oído mientras sus manos hacen magia.
No puedo evitar escuchar a un puñado de mujeres detrás de la puerta quejarse, parecen que han tocado varias veces sin recibir respuesta.

– Raúl yo... – No me salen apenas las palabras – Hay gente en la puerta, debemos salir.

– No me jodas Vera

Se lanza otra vez a mi boca para besarme pero lo aparto con la mano.

– Creo haberte dicho que nos vamos – Digo cortante.

Durante unos segundos se queda congelado hasta que con media sonrisa me asiente dándome la señal para salir. Me molesta mucho que los hombres intenten hacer algo aunque me sienta incómoda. Y Dios mío, eso ha pasado más veces de las que me gustaría.

– Perdón, cosas de la noche – No puedo evitar reírme al ver a tantas chicas con cara de asco y al segundo de sorpresa al ver salir a Raúl.

Camino hacía mí amiga Julia que está sentada en unos sillones junto a David, que por su tranquilidad y por la copa que puedo ver en frente suya detecto que ha acabado su turno.

– ¡Ey chica! ¡Te ha entrado un apretón o que! – Dice Julia entre risas.

– Amiga, más gilipollas y te encierran en un cuarto de por vida – Río a carcajadas – Estaba en el baño retocandome el maquillaje.

David y Julia empiezan a reírse como locos. Se huelen que me he comido a Raúl, que vergüenza.

– Hermana has ido a retocarte de que, si tienes el pintalabios que te llega hasta la barbilla.

MIERDA. Miro a Raúl y está muerto de la vergüenza, mirando hacía abajo y con las mejillas completamente rojas.

– Pues si lo sabes para qué preguntas zorra – Digo molesta – Anda dame una toallita que me arregle el desastre.

Cojo mi móvil y con la cámara delantera empiezo a quitarme el rojo de toda la cara. La mayor cagada de la historia, esto de matte tiene lo que yo de tetona. Cuando me lo consigo quitar empiezo a pintarme de nuevo los labios.

– ¿Me puedes ayudar? – Me dice Raúl señalándose los labios. Desde que nos comimos la boca en el baño no me ha dicho nada. Creo que le da vergüenza esta situación.

– Claro – Empiezo a restregarle la toallita con el rostro, quitándole todo el maquillaje.

– Voilà – Digo victoriosa – ¿Y ahora me puedes explicar por qué estás tan callado?

Veo que se pone incómodo ¿Enserio? A ver, me transmite ternura, pero pasar vergüenza por enrollarse con una mujer... Porfavor.

– Pues... Esque me he sentido mal cuando te he insistido en quedarnos en el baño – noto en su cara una mezcla entre vergüenza y culpabilidad – Lo... Losiento.

Este chico ni me puede mirar a la cara mientras me habla. No me gusta que me incomoden así, pero bueno tampoco es para tanto.

– Raúl olvidalo. Yo tenía también ganas de acabar lo que he empezado, pero no con presiones.

Suelta una sonrisa victoriosa. No sé si le gusto o solo es por un polvo, pero me sorprende que solo por pasar un rato te pongas tan triste y después tan contento ante mis palabras.

– ¿Así que eres de hacer locuras?

Veo en su forma de mirarme que a este chico le van los juegos. A mi también pero me cansa un poco su actitud, creo que no me gusta tanto. Antes de dejarme responder estrecha mi boca contra la suya, siendo excesivo para lo que me gusta. Esto no me invita a acostarme con el porque ni siquiera me está dejando respirar. Tenía muchas ganas de ver cómo era en la cama, pero la verdad esque se me han quitado por completo. Intento apartarle pero parece que ni siquiera lo nota de lo excitado que está. No me queda otra opción y lo empujo con todas mis fuerzas, haciendo que pierda el equilibrio y caiga.

– Oh mierda perdón.

Escucho las risas de David y Julia detrás mía, tienen que estar disfrutando de lo lindo con la situación. Miro la cara de Raúl por si se encuentra bien y parece que sí, me acerco para ayudarle a levantarse.

– Anda que te ayudo.

Su mirada en décimas de segundos se pierden y a continuación se cierran.

– ¿Raúl? – Lo zarandeo sin conseguir respuesta – ¡¿Raúl?! – Repito el zarandeo esta vez más fuerte sin cambio ninguno.

Escucho silencio en el pub, algún grito de sorpresa y a Julia y David acercándose. Raúl no responde, acerco mi cabeza hacía su rostro.

No respira.

AdictaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora