CAPÍTULO 78

767 50 11
                                    

CAPÍTULO 78


Me entrontraba caminado por el pasillo de un edificio buscando el departamento de la psiquiatra porque así lo quise y se lo pedí a mi padre. ¿Por qué? Quería que fuese lo más discreto posible, un consultorio hubiese sido muy llamativo para cualquier periodista curioso que anduviera merodeando.
Mi padre comprendió y accedió, «esta es la dirección, está todo arreglado,  pero si quieres también puedes hacerlo en tu departamento»
Esas fueron sus palabras, pero opté por lo primero, llegué al número 350 del departamento y toqué el timbre. Minutos después abrió la puerta una mujer que reconocía muy bien, pero ella  parecía no reconocerme porque llevaba gorra.

—¿Si? —preguntó un poco confundida mirando hacia el pasillo.

—Hola, soy Samantha Anderson y tengo una cita con usted. ¿No me reconoces Alexia?

Se sorprendió dándome paso, ya dentro me quité la gorra y me observó de pies a cabeza sin poder ocultar su sorpresa.

—¿Sam? —me abrazó con un poco de fuerza, sin salir de su asombro. —¿Dónde demonios estuviste? Meses después creí que los acosadores de tu colegio te habían hecho algo —me analizó con la mirada.

—Es una larga historia, que básicamente se resume a que soy hija del Simon Anderson. Estuve dos años en América. —me relajé al expresarme. —¿No ves las noticias?

—Sinceramente no mucho, escuché sobre la noticia, pero jamás creí que fueras tú. Vaya sorpresa me diste. —miró su reloj —Pero estoy esperando una paciente.

—Soy la paciente, ¿Como es que eres psiquiatra? —reí por su expresión.

—Tambien te lo resumiré, cuando trabajabas para mí estudiaba psiquiatría semipresencial, me gradué el año pasado y con honores. Me hice reconocida por varias observaciones que hice en adolescentes, me inspiraste pequeña. Y aquí me ves. —se señaló.

—Impresionante, me alivia que seas tu, doctora Alexia Turner —sonreí leyendo su tarjeta.

—Muy bien, sigueme —pasamos a una habitación que lucía igual a un consultorio. —Estaremos más cómodas y seremos profesionales, sientate por favor.

Me senté en un sillón observando la habitación, en la pared tenía colgado su título y algunas cosas más que había logrado y me alegraba por ella.

—Comencemos, habitualmente cuando se deriva o se recomienda, recibo un informe para conocer el caso. Contigo no tengo nada, te pediré que me cuentes que te trae por aquí —tomó una libreta y luego me miró esperando. Tomé mi tiempos para suspirar mientras  bajaba la mirada.

—En América recibí atención por psicológica y psiquiátrica por ciertas situaciones, hace tiempo comencé a sentir ansiedad por lo que quise recibir ayuda. —dije un poco dudosa.

—No logro comprender bien, ¿Puedes contarme toda la historia? Está bien si no quieres, pero solo así podré ayudarte. —se inclinó en su asiento demostrando interés.

—Es muy difícil para mi hablar de esto, pero si no lo hago será peor. —rasqué mi frente intentando encontrar las palabras para contar aquello. —En América un chico se obsesionó conmigo, me acosó por un tiempo...

Desvié la mirada ocultado mis lágrimas.

—Me drogó... —conté lentamente y luego negué. —intentó... intentó abusar de mi...

—¿Que? —preguntó por lo que parecía ser por impulso y la miré —lo siento, continúa por favor.

—Después de eso, al día siguiente para ser exacta. No había nadie en la casa, solo los empleados. No tengo idea como, pero entró a mi habitación. —hice una pausa —Me amarró y amenazó con un cuchillo hasta que llegó mi hermano, entre el forcejeo no noté una apuñalada. Desperté en el hospital, la doctora me explicó que debido al shock no lo había sentido, comencé a tener ataques de pánico, desconfianza en todos y comencé tratamiento con diferentes especialistas. —fruncí el ceño al recordar esos momentos. —Es por eso que estoy aquí, ese sería un poco el contexto.

Quedó un poco pensativa y su mirada reflejaba preocupación.

—Entiendo. —dijo despues de un momento —Escucha, es un tema complejo y no lo tratatemos hoy porques es muy pronto, mientras tanto lo iré analizando. Asi qué, haremos esto. Te haré preguntas, quiero saber de tus relaciones personales, como tomaste a tu padre y hermano. Por lo que recuerdo, no tenías a nadie. —asentí ante lo dicho y esperé sus preguntas mientras hacía anotaciones en su libreta. —¿Como te sentiste al irte? ¿Ya sabías de tu familia? —calmó un poco el ambiente.

—Confundida, ya en el avión creí que fue muy apresurada e impulsiva mi decisión, pero no había vuelta atrás. Supe de mi padre por una carta, hasta ese momento para mi estaba muerto —recordé y anotó lo que decía.

—¿Como fue su encuentro?

—Raro, muy raro, jamás en vida lo había visto, pero me recibió con los brazos abiertos.

—Supongo que tenía una versión de su historia, sin entrar en detalles, ¿Como lo tomaste?

—Bien, mejor de lo que podría imaginar. Obviamente era un extraño para mí, pero su historia concordaba con lo poco que me dijo mi madre y una amiga suya. Aunque tuviese dudas las dejé atrás con una prueba de ADN.

—Bien, ¿Y tu hermano? ¿Como es su relación?

—Fue lo más impactante de todo, jamás creí poder tener un hermano y que además fuese mellizo —tambien se sorprendió, pero regresó a su postura profesional. —Nuestra relación fue y es bastante buena, aunque también tenemos nuestras diferencias.

—Lo habitual. —asintió —Entonces comenzaste una vida totalmente nueva, ¿Como tomaste ese cambio? ¿La universidad?

—Me costó asimilar lo que sucedía, me esforzé mucho para poder “encajar” en una nueva cultura y sociedad. Tuve que acelerar mi aprendizaje, aprender el idioma correctamente e ir a una universidad totalmente diferente y desconocida a lo que hubiese imaginado. No tuve presión por ser hija de... —di a entender —me presenté como una familiar lejana, tenía perfil bajo, pero llamaba mucho la atención aunque no quisiera, me volví lista e inteligente. Según mi hermano el 80% de la clase gustaban de mi.

—Usualmente sucede porque, alguien nuevo e inteligente, reluce como diamante en una caverna. Lo positivo es que tenías una mentalidad bien definida, eras tú a pesar del cambio.

—Eso creo. —asentí.

—Bien, ahora dime ¿Como fue tu regreso?

—No sabría explicar muy bien, no tenía expectativas, pero si curiosidad.

—¿Te reencontraste con alguien del pasado? —su pregunta me hizo pensar unos segundos.

—La mayoría, justamente con los que menos quería. —admití.

—¿Como lo tomaste tu y como lo tomaron ellos?

—Yo mantuve la calma, intentando que no me afecte. Me volví indiferente. En cuanto a ellos al parecer no me reconocieron de inmediato, pero cuando lo hicieron, alguien en particular me molestaba cada vez que podía, pero supe manejarlo.

—Entiendo. —anotó y miró la hora —es suficiente por hoy. —me miró y nos levantamos.

—¿Cuando debo regresar? —pregunté con calma y lo más importante, con confianza.

—Tendremos sesión dos veces por semana, nos vemos en tres días, pero puedes escribirme o llamarme si necesitas algo. —me entregó su número.

—Te lo agradezco. —sonreí levemente

—Como profesional te puedo decir que me causas curiosidad, tienes un pensamiento bastante equilibrado, pero es pronto para juzgar. Y como amiga te digo que te ayudaré con todo lo que esté en mis manos. —me abrazó y correspondí.

—Gracias.

Me despedí y salí de algún modo “aliviada”, aunque solo era el comienzo, se sentía muy bien tener a alguien que escuchara activamente y que haría todo lo posible por ayudarme, y quién mejor que Alexia.

Mientras caminaba por la calle recibí un mensaje.

Mensaje

Thomas: Hola Sam, te estoy buscando.

Yo: Hola! Llegaré al departamento pronto. Nos vemos ✓✓

Tomé un taxi para llegar en unos 20 minutos y con suerte por el poco tráfico que había.




Momentos intensos (¬_¬)ノ

CICATRICES [FINALIZADA ✓]   |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora