Parte 4

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Miré a Hyo-ri e hice un gesto con mi cara para saber si estábamos haciendo lo correcto, ella asintió y volví mis ojos al contrato, si ella estaba segura de firmar, pues yo también. Abajo de las exigencias del contrato, estaba especificado el monto que ganaríamos por la jornada, era impresionante, más de lo que había imaginado, lo que me hacía pensar mucho mas en el porqué de tanto misterio. Respiré hondo y firmé casi al mismo tiempo que mi amiga. Entregamos los contratos, nos dieron unas bolsas con nuestro uniforme y nos despedimos.

Camino al sauna, ninguna de las dos dijimos una sola palabra, estábamos sumergidas en nuestros propios pensamientos, y ¿como no?, si habíamos firmado un contrato de trabajo bastante extraño y ya no había vuelta atrás, ahora comenzaba la cuenta regresiva, solo faltaban 2 días para el evento. 

Desperté la mañana del día del evento más ansiosa que de costumbre, Hyo-ri aún estaba durmiendo a mi lado, se había puesto una mascarilla facial anoche y parecía un espectro con eso, me reía para mis adentros de solo verla así. El resto del día lo pasamos practicando como tomar la bandeja y mantener el equilibrio con esos tacones que nos dieron para ponernos, el uniforme no era algo cualquiera, nos dieron a ambas una falda larga estilo veneciano de color negro, un corsét muy ajustado rojo, el labial rojo carmesí del que mencionaron en el contrato y unos botines negros con tacón, como los que usaban las muchachas de las cantinas en tiempos medievales. Definitivamente nos trasladamos a otra época.

Tomamos un taxi que nos llevó hasta el club, era un lugar realmente hermoso, estaba levemente decorado con la temática, tenia dos antorchas grandes en su entrada y una alfombra roja que llegaba hasta el final, donde se encontraba la entrada principal y dos guardias vestidos de la misma época que nosotras. Al menos no seríamos las únicas ridículas en el lugar, sonreí. El club era sorprendente, tenia cortinajes por todo el primer y segundo piso, antorchas en cada esquina y pasillos, un ambiente lúgubre, en medio de la pista de baile un arlequín estaba haciendo piruetas en una fuente de agua que desprendía colores al ritmo de la música, habían velas en todos lados, los candelabros de plata daban un aspecto medieval exquisito y cuando miré hacia arriba, pude observar a un par de chicas vestidas de circenses, haciendo trucos con telas, mientras iban de un lado para otro. El lugar realmente era mágico. 

Nos encontramos con la mujer del traje rojo de dos piezas con un vestido victoriano impresionante, se veía muy distinta, pero aún más malvada que la vez que nos hizo la entrevista. Nos llevó a los camerinos y dejamos nuestras pertenencias y celulares, como lo había estipulado el contrato, nos dieron las indicaciones y teníamos 20 minutos para recorrer el lugar completo para ambientarnos. Descubrí que no tenia dos pisos, sino tres, pero el tercero al parecer no estaba habilitado, aunque sí estaba decorado.

Deseo PúrpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora