3. UÑAS

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La tarde se encontraba nublada y con temperaturas heladas, después de todo eran épocas invernales en Barcelona. Clarice se encontraba protegida del viento helado dentro de su casa, haciendo algo de chocolate caliente y galletas para cuando su prometido llegara de encargarse de algunos pendientes. Mientras revolvía la barra de chocolate no paraba de observar sus uñas largas y puntiagudas en un tono negro brillante. Le fascinaban las uñas, la hacían sentirse femenina y muy bien arreglada, así que siempre procuraba tener las manos bien arregladas. Pero se tiene que admitir que le fascinó más ver su mano izquierda, donde se encontraba un sencillo, pero hermoso, anillo de compromiso; hacía un mes que Eriksson le había pedido matrimonio en su aniversario de relación.

Clarice sonrió para sí misma con torpeza, decidió no distraerse más admirando su bello anillo de diamante y oro blanco. El chocolate comenzaba a humear y la barra ya se había derretido como debía, así que apagó la flamante llama azul y dejó que el chocolate enfriara un poco, para tomar una taza precalentada y verter el delicioso líquido achocolatado. Paso a adornar su caliente bebida con algo de crema batida, pequeños malvaviscos y algo de canela en polvo. Toda la cocina tenía un aroma delicioso. La alarma del pequeño temporizador redondo sonó, indicando a la de estatura pequeña que sus galletas de mantequilla ya estaban listas. Aquella cocina era un completo deleite al olfato.

—Huele bien, ¿qué hiciste, enana?—Eriksson entraba a la cocina olfateando el aire, tratando de comer con su nariz lo que su prometida había preparado.

—Hola, Sodo. Hice chocolate caliente y galletas. Toma mi taza, ya hago otra—Le estiró la bonita taza de cristal.

—mmh, gracias.

Clarice le regaló una sonrisa a su guitarrista de mirada encantadora y le estiró un pequeño plato con unas cuantas galletas de mantequilla, pero antes de que pudiese quitar su mano del pequeño plato en forma de pino, Per atrapó la pequeña mano de dedos delgados. Eriksson pasó su chocolate, lamió su labio superior tratando de quitar algún rastro de chocolate y crema batida que le haya podido quedar en su bien recortado bigote. Con su pulgar acarició los dedos de su prometida y se quedó más de lo debido admirando sus bonitas uñas.

—Están lindas—acercó la mano de Clarice a sus delgados labios y depositó un beso en el dorso de esta.

La de ojos oscuros le regaló una suave sonrisa de agradecimiento con mejillas sonrojadas.

—Tienes espuma en tu bigote—Clarice le hizo saber, y se permitió limpiar la blanquecina espuma del bigote de su prometido con su dedo índice.

—Todos los días estás preciosa...Pero hoy te ves hermosa, C.

Clarice le sonrió lentamente, se acercó a Eriksson y le depositó un corto beso, pudiendo saborear el cálido chocolate. Per continuó el beso, descanso sus manos en la cintura de su chica y disfruto de repartirle besos en toda la cara, Clarice no pudo evitar las risas, pero lo que creyó un pequeño rato dulce y meloso con su prometido, en realidad era una pequeña treta de parte del sueco para tener algo de intimidad y Clarice lo supo bien cuando sintió la mano izquierda de Eriksson acariciando demás uno de sus senos, los cuales eran débiles ante las magníficas manos del guitarrista.

Aquellos besos habían subido de tono rápido, Eriksson metía la lengua con habilidad y Clarice la aceptaba dentro de su cavidad bucal, la cálida y cosquilleante sensación de la lengua caliente de su prometido jugueteando con la suya era una sensación de la cual jamás se cansaría. El cuerpo de Clarice reaccionaba con calor al sentir las manos de su prometido recorriendo más de la cuenta. La de ojos oscuros se separó del beso, para tomar de la mano al delgado guitarrista y llevarlo en dirección de la habitación con paso cauteloso y nada presuroso, aunque la excitación y calor que estaba emanando su área íntima le gritaba que corriera, Clarice mantuvo la calma.

ONE-SHOTS (Per 'Sodo' Eriksson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora