capitulo 4

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Mi madre me tiene frustrada con limpiar, estoy limpiando cada gaveta de los platos, esto está más que reluciente, pero ella con su adicción de tener todo pulcro.

Es cucho un grito por toda la casa que me ensordece, haciendo que dirija mis manos a mis oídos, corro a ver que pasa con mi hermana.

Se escucha pisadas y el crujir de las escaleras, cuando estoy al frente de las escaleras, veo a mi hermanita con una sonrisa bien grande.

- ¿se puede saber por qué gritas como si te estuvieran matando?- pregunto frunciendo el ceño, sin ver rastro de que le allá ocurrido algo, solo esa sonrisa de oreja en oreja.

- este ... Bueno, yo no diría un grito como si me fueran a asesinar, más bien un grito de alegría- me corrige, y grita otra vez, vuelvo a tapar mis oídos.

- ¡¿Que te pasa?!, As silencio que me duele los oídos- destapo mis oídos y cruzo mis brazos, ella termina de bajar las escaleras- ¿explícame por qué gritas como sicópata?.

- estoy emocionada, por qué ya me escribieron y el chico que me escribió es muy, pero muy bueno- suspira como loca enamorada- aparte me invitó a una fiesta y dijo que podía ir con una amiga, en esta caso, serías tú.

La miro como si le hubiese picado un bicho raro, ladeó la cabeza pensando si esa es mi hermana.

"Para mí que no tiene cerebro".

Pues al parecer.

- ósea apenas conociste un chico y ya estás aceptando invitaciones- la miro incrédula, ella mira a otro punto de la casa- ¿o escuché mal?.

Ámbar me vuelve a mirar haciendo una mueca.

- ay ya tampoco es para tanto- réplica rodando los ojos.- además creo que es lo mejor para nosotras, no sé... Algo nuevo.

- te parece poco, es que tú no piensas- arrugó más el ceño- ¿al menos dime si vistes su foto?.

Ella se muerde el labio dudando.

- no pero...

- ¡¡No, pero nada, te estás escuchando y si es un viejo!!- digo casi gritando.

- A, pero con el hombre que tú te escribes, ¿ese si no es un viejo no?.

- es muy diferente por qué yo no ando aceptando invitaciones, de paso solo me he escrito una sola vez con él.

- si ajá, pero de todas maneras es lo mismo- me mira suplicante- dique si, dique si, porfa, y te prometo que voy a hacer todo lo que tú me mandes cualquier favor.

A ver la oferta no está mal, es muy tentadora, bueno para mí si, que tú hermana te diga que va a hacer todo lo que pidas, eso no se ve todos los días. Y más mi hermana, sabiendo que ella se queja de todo asta, el vaso de agua hace escándalo cada que se lo pido y es a veces.

-¿Todo?, ¿Me puedo fiar de tu palabra?- pregunto dudosa, arqueando una ceja.

- claro todo, te lo prometo. Pero eso sí, solamente si vamos- esa es mi hermana, chantajea para conseguir algo.

Y sabes que es lo peor, que lo logro, arrugó mi nariz y boca.

- está bien, voy a llamar a la tía Rachel para eso- me rindo- así convence a papá y mamá, ojalá se invente una buena.

Ella suelta una risa, y sus ojos brillan de la emoción, mientras me abraza, aplastándome, en sus brazos

- ya, ya que me asfixia- Ámbar se aparta.

- no te vas a arrepentir, vas a ver- se da la vuelta corriendo escaleras arriba.

Yo nada más niego con la cabeza y vuelvo a la cocina, pensando si de verdad tomé una buena decisión.

Infringiendo Las Reglas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora