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Cr. Img: A quien corresponda

Hola!

Ya sé, ya sé, nuevamente me demoré en actualizar :'D Pero acá andamos de vuelta!

Por cierto! Feliz Navidad (atrasada)!!! *baile navideño* Espero se la hayan pasado bien. Les deseo lo mejor y agradezco que le den una oportunidad a esta historia que me tiene muy entusiasmada :'3

Sepan que en mi caso ha sido una semana bastante atareada y el 24 y 25 anduve en todos lados menos en casa :'D Ayer tenía intención de actualizar, PERO el trabajo me retuvo hasta entrada la noche u,u 

En fin, basta de quejas y excusas jojo 

A leer!

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Aemond estuvo a punto de reír al sentir el peso extra de Lucerys. Por breves instantes creyó estar dormido, viviendo un hermoso sueño. El aroma metálico de la sangre y el ligeramente terroso de las ropas sucias, le hizo saber que esto era la realidad: había regresado en el tiempo, justo cuando se agrandó la ruptura familiar.

Si bien tenía un revoltijo de emociones al reencontrarse con personas ya fallecidas en su tiempo, de lo que tenía certeza era de los sentimientos hacia su sobrino: alivio de saber que Balerion, junto con la Llama Pura, lo regresaron cuando Lucerys estaba vivo; y arrepentimiento por no poder disculparse ni estrechar al muchacho de su tiempo. El que estaba ahí era un niño inocente de tan solo siete años, no el joven de trece que murió por accidente.

—Lo siento, lo siento —lloró Lucerys contra su pecho hasta que comenzó a toser.

—¿Lucerys? —inquirió Aemond con temor. Apartó al niño y vio que le costaba respirar. Se estaba ahogando con su propia sangre—. ¡Maestre! —llamó mientras sostenía a su sobrino.

Al instante se acercaron Rhaenyra, el Maestre y Jacaerys. Estuvo a punto de negarse a soltar a Lucerys de no ser por las miradas confundidas de ellos al verle tan protector. Murmuró una disculpa para después alejarse y sentir una presencia a su lado derecho: era su padre, Viserys. El hombre, con mayor lucidez que en los últimos años que le vio en la vida pasada, le dedicó una sonrisa y mirada afectuosas. Una parte de Aemond siempre anheló recibir, aunque fuesen las migajas del gran amor que el hombre le profesaba a su heredera, mas tuvo que conformarse con que recordase su existencia. El príncipe se había resignado a abrazar el amor enfermizo de Alicent, el único cariño que le era familiar y el que podía dar.

Aemond sabía que esa obsesión con Lucerys se debía a un amor retorcido, nacido del odio y la traición que sintió durante lo ocurrido en Marcaderiva en la primera vida. Era una emoción difícil de tragar o controlar, pues la necesidad del contacto físico permanecía ahí, cual lava ardiente. El pensamiento posesivo de querer encerrarlo para que nadie más pudiese verlo hacía eco en su cabeza...

El dragón en él rugió anhelante.

—Majestad —habló Rhaenyra con Lucerys en brazos.

—Rhaenyra —replicó Viserys con el usual tono suave y amoroso que destinaba para ella—. Maestre ¿todo está bien con mi nieto?

—Sí, alteza. Le acomodé la nariz al príncipe —explicó el hombre de cadenas tintineantes—. Al parecer no fue tan grave como parecía, sin embargo, está por presentar una fiebre, lo cual es normal. Durante dos semanas lo estaré monitoreando, si la princesa está de acuerdo.

Obsesión Indemne - [Lucemond] DISCONTINUEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora