8. Embers and neon signs paint up our sky

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—¿Pediste permiso? —sonrió Enid abriendo sus ojos con emoción. Wednesday rió y asintió.

—Desde que mencioné que eras hija de la directora aceptó de una vez —murmuró encogiendo sus hombros, tomó su mochila y la puso sobre su hombro.

—¿Te irás con nosotras, Wednesday? —preguntó más emocionada— Dice que sí.

La pelinegra asintió. —Me iré con ustedes a tu casa y luego tu mamá me llevará a la mía —dijo y Enid le dio una mirada un poco avergonzada.

—No entendí, lo siento.

Wednesday movió su mano en gesto de que no importaba y volvió a repetir las palabras un poco más simples para que Enid entendiera. Esther vino un rato después y las llevó a su auto.

Enid se sentó junto a Wednesday en la parte de atrás y empezaron a hacer aviones de papel por aburrimiento. Al llegar a la casa, Enid bajó junto a Wednesday sonriendo con felicidad.

Esther abrió la puerta y ambas chicas subieron a la habitación de la mayor. El techo de la habitación tenía pequeños aviones de plástico y de papel flotando con unos hilos agarrándolos. Wednesday quedó maravillada viendo toda la habitación.

—Mis clases empiezan en una hora —murmuró cerrando la puerta sacando a Wednesday de su trance y yendo a sentarse con ella a la cama. —Viene un psico, psyco, ¡psicólogo! —gritó al final, recordando la palabra.

Wednesday rió. —Está bien, ¿qué hacemos?

Enid sonrió divertida y tomó la carpeta donde tenía guardados los aviones que hacía. Lanzó uno a la cara de Wednesday y rió.

—La verdad es que no lo sé —estiró su mano para tomar otro avión al mismo tiempo que Wednesday lo hacía, se miraron a los  ojos y sonrieron.

—Me gusta la decoración que tienes —miró los aviones flotando y Enid suspiró asintiendo.

—Los amo.

Wednesday la abrazó por los hombros y se quedaron viendo los aviones hasta que Esther llamó a la puerta diciendo que el instructor estaba abajo esperando.

Airplanes • WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora