JiMin chasqueó la lengua con fastidio, escuchando con total claridad los murmullos de los demás universitarios del plantel entre los pasillos, intentando mantener sus voces lo más bajo posible, más no disimulaban las miraditas de lujuria y aborreción hacia el joven de labios gruesos.
Al rubio no podía importarle menos, ya que no le era relevante lo que opinarán de él, es por eso que prefería no hacer nada al respecto porque además, parte de los rumores eran verdad, pero no del todo.
Él era plenamente consciente de lo que muchos susurraban sobre los extraños ruidos que más de uno escuchó en los baños que rondaban el área de los chicos de primer año, y aunque le causaban gracia las expresiones de repulsión que le eran dirigidas de parte de varios hombres y mujeres, su enfado crecía cuando oía que insultaban o hablaban mal de su bonito novio.
JungKook, la fuente de su felicidad y el chiquillo que tan rico se dejaba dominar.
De cabellera castaña oscura, hermoso rostro de labios delgados de tono rosita, ojos centellantes y grandes, perfecto perfil y cuerpo digno de admirar, con unos muslos gorditos, estrecha cintura y abdomen marcado.
Más sin embargo, aún con un cuerpo precioso, al chico no le gustaba mostrarlo, razón por lo que acostumbraba a llevar prendas holgadas. Y JiMin lo entendía, aunque quisiera presumir el bello novio que tiene, no lo presionaría a hacerlo.
Y ahora, cuando justo estaba pensando en el tierno castañito, estuvo a punto de chocar con él al doblar un pasillo, viendo cómo sus comisuras se elevan en una tan conocida sonrisa.
—¡Hyung! —chilló, lanzándose a sus brazos de forma inmediata—. Hyung, lo estaba buscando.
—Oh, cariño —le correspondió el abrazo, contento—. ¿Qué necesitas, bebé?
Las mejillas del menor se colorearon de un rojito suave.
—¿Podrías ayudarnos con los preparativos para el festival de primavera que habrá en la escuela de Gyu? —preguntó—. Yo estoy encargado de ensayar a los niños que participarán, y no hay quién organice las flores que usaremos para adornar —dijo, formando un pucherito. Varias madres no habían querido ayudar, y él tuvo que tomar sus deberes.
—¿Hoy? El festival es el otro viernes, ¿No?
—Así es, Hyung —afirmó—. Sólo sería hoy y mañana, aunque no importa si no puede...
—No te preocupes, te ayudaré, cariño —le besó la frente—. Afortunadamente no estoy ocupado ésta semana.
—¡Gracias, Hyung! —sonrió con alegría—. Luego le daré su compensación.
JungKook acarició la mejilla del más bajito, dándole un corto besito en los labios.
—Lo esperaré entonces, bebé.
Ambos se observaron mutuamente, diciéndose mediante miradas lo mucho que se amaban y deseaban, nunca siendo tan explícitos frente a los demás debido a que querían evitar incomodarlos.
Pero aún con eso, siempre había alguno que quería joderlos.
—Qué asco —farfulló una chica morena, viéndolos con una expresión repleta de asco, fastidiada—. ¿Por qué no se buscan un hotel? En vez de andar cogiendo en los baños.
JungKook apretó los puños, callado, mientras que JiMin alzó una ceja, quitándose sus lentes oscuros al mismo tiempo en que acomodaba sus rubios cabellos, sonriéndole con burla a la fémina inmóvil al lado de un casillero, sosteniendo unos cuantos libros.
—¿Y tú por qué no te buscas una vida en vez de meterte en la de otros? —atrajó hacia sí al castaño, acariciando su cintura con sus dedos anillados y embriagándose con su delicioso perfume—. No hacemos nada malo, no incómodamos a más que idiotas que no saben dónde echar su veneno, así que, ¿Quién realmente es el que da asco?
—¡Cállate! Imbécil —lo empujó la pelirroja, no con la suficiente fuerza como para derribarlo, pero sí hacerlo echarse para atrás—. ¿Y tú no hablas, cierto? El pervertido y asqueroso Jeon.
JiMin se le acercó con amenaza a la chica, haciéndola encogerse un poco en su sitio, más no logró dar un paso más al ser abrazado por detrás. JungKook buscaba tranquilizarlo, y sabiendo cómo hacerlo, enterró su rostro en el cuello del rubio, dándole la alarma de que no quería seguir con aquello.
—JiMinnie, por favor... —susurró, ya estaban llamando mucho la atención desde que la morena habló, y no quería que llegará el rector o un profesor a castigarlos—. Vámonos.
El rubio se mordió la parte interna de las mejillas, aceptando que debía parar. No quería hacer algo de lo que luego se arrepentiría, mucho menos asustar a su tierno novio.
—Escúchame, nos iremos porque no tenemos tiempo para estupideces, pero espero te haya quedado claro que con nosotros no deberías meterte —murmuró, tomando entre sus brazos a JungKook, quien le besó la mandíbula—. A él me lo respetas.
La mujer los miró con molestia, retirándose con la cabeza gacha.
Y la mirada enrabiada del mayor se tornó dulce, pues sus ojos se convirtieron en dos dulces medias lunas mientras JungKook lo tomaba de la mano con suavidad, guiándolo hacia la cafetería entre rumores, susurros y demás.
Llegaron a la cafetería en un abrir y cerrar de ojos, compartiendo sonrisitas cariñosas y guiños juguetones entre ellos, sentados alrededor de una pequeña mesita redonda, con una malteada de fresa con dos pajillas.
JungKook fue el que decidió tomar la palabra.
—Hyung, yo... Te agradezco que me defiendas, pero no quiero que te metas en problemas por mi culpa, cariño. No lo hagas más, ¿Si?
—¿Cómo puedes pedirme que permita que te digan de cosas? No, no y no.
—Pero, Hyung... Yo tampoco quiero que hablen de ti, amor —puchereó, recordando cómo se dirigieron hacia su novio hace unas horas, más él se dejó llevar por sus impulsos y termimó dándole una patada en la entrepierna a aquel molesto chico—. E igual, ¿No es descarado negar que hemos cogido en los baños?
—¿En qué momento lo negamos?
—¡Hyung! —se quejó—. Mejor ayúdame a programar las cosas para el festival —dijo, revisando su móvil con los horarios de dicha festividad. A qué hora se llevará a cabo cada juego, baile y demás.
JiMin rió, aceptando aquello.
Más ni así pudo concentrarse del todo, pues en su mente comenzaba a rondar una placentera y excitante idea, una que, mientras más pensaba, más brillante parecía.
¿Qué tal si darles un espectáculo de verdad a aquellos chismosos que merodean a la lejanía?
¿Qué tal si les muestro a mi fuerte y activo novio montando mi polla como si la vida se le fuera en ello?
Muy bien, JiMin, ahora sólo falta hablar con JungKook.
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Chiquito ও PJM&JJK
Fanfiction𝐉𝐈𝐊𝐎𝐎𝐊: ❝JiMin es chiquito, mientras que JungKook es grande. Aquella notable diferencia de alturas deja en claro los roles de la pareja, es decir, ¿Cómo el enano JiMin podría empotrar contra una pared al altote JungKook? Ja, ja, algo imposible...