Something just like this [ShiIta]

🎄Something just like this 🎄

I'm not looking for somebody with some superhuman gifts

Some superhero,

Some fairy tale bliss

Just something I can turn to

Somebody I can kiss

I want something just like this

[Coldplay ft. The Chainsmokers, Something just like this]

🌸✨🌸

Cada latido equivalía a un segundo en el temporizador. Itachi estaba impaciente; todavía ni siquiera se cumplían los quince minutos para que el horno estuviera precalentado y de pronto sentía mucho calor.

Bufó. Notó sus mechones fuera de lugar y volvió a hacerse un chongo. El junior seguía arriba; ya no se escuchaba el agua de la regadera, por lo que debería estar terminando de arreglarse. Itachi tomó aire. Quizá, si se hubieran levantado más temprano, más antes habrían comenzado a preparar la cena y más antes estarían listos.

Pero bueno, pensó cuando se cumplieron los quince minutos, la verdad es que la costumbre de empezar todo en el último momento era un rasgo común de las nuevas generaciones. No podía culpar al junior por haberse criado a la par de mocosos a quienes se les daba todo tan fácil que hasta extender la mano pare recibir algo les costaba un esfuerzo monumental. Ninguno de ellos sería capaz de preparar una cena navideña tan elaborada como ésta. Incluso él, tan organizado y perfeccionista, se las estaba viendo difícil.

Aunque probablemente se debía, más que nada, a sus nervios.

Metió el refractario en el horno. ¡Que fuera lo que los dioses quisieran! Habían seguido al pie de la letra la receta que la madre de Itachi le envió un mes atrás, cuando por fin la comadreja había tomado la decisión de invitar a su familia a pasar la navidad a su casa.

Estaba poniendo un esfuerzo monumental; el junior y él habían pasado al supermercado dos días antes, limpiado la casa tres veces desde entonces para acá, y escogido el atuendo ("outfit", le llamaba el otro) de ambos más de cinco veces. Si todo salía bien (es decir, si la cena era deliciosa, la plática amena y el universo conspiraba a su favor), al final de la reunión, su padre se acercaría a él, lo miraría a los ojos y le abrazaría con cariño, diciéndole que estaba feliz y orgulloso de él.

Con suerte, el rizado se llevaría un cordial apretón de manos.

Unas manos cálidas se colaron por su estómago, debajo de su mandil (un diseño curioso, negro con nubecitas rojas). Itachi sintió la respiración del junior en su oído. Se había sobresaltado, pero el olor del otro era siempre agradable, así que se quedó quieto a pesar del calor.

—¿Cómo va nuestro gran pollo, comadreja? —preguntó el muchacho.

Sus rizos le hicieron cosquillas a Itachi en la mejilla. Relajó su entrecejo. Un poquito de su estrés se había ido.

—Apenas empieza a cocerse.

—¿En serio?

—Debía precalentar el horno antes, Shisui.

—Hum—mustió el junior. Itachi giró el rostro y le miró los labios. El chico sonreía. ¿Acaso no estaba nervioso? Había veces que la comadreja envidiaba su forma tan relajada de enfrentar situaciones. Tal vez se debía a su juventud; a su optimismo que todavía no se agotaba a pesar de los obstáculos de la vida—. No pasa nada. Estará listo en una hora. Tu familia llega en cuarenta minutos. Puedo preparar la mesa mientras tú te arreglas y sacaremos el pollo cuando ellos hayan llegado.