Capítulo 2

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El hombre se había alistado y había salido ya de su alojamiento, convenció a un comerciante para que lo llevará hasta la capital del imperio a un módico precio.

Subió a la carreta del comerciante y volvió a emprender su viaje, ciertamente no le apetecía ver la cara de Dostoyevsky pero no tenía opción.

Llegando a la capital se dirigió directamente al palacio del emperador, sabía que no necesitaba una cita prevista para tener una audiencia con el, después de todo traía excelentes noticias para este.

Aunque no podía entrar por la puerta principal, considerando que parecía un mendigo por lo sucio de su ropa y lo más probable sería que no lo dejen ni estar en la entrada mucho tiempo ya que nadie sabía de su identidad, después de todo, el perro personal del emperador no necesitaba tener vida fuera de los deseos de este.

Por ello toma su habitual entrada trasera y camina por las pasillos con cautela hasta donde se encontraba Dostoyevski.

El pasillo que había tomado no era muy transcurrido, o eso es lo que creía hasta que vio a una joven recostada en la barandilla del lugar.
Por alguna razón no podía quitarle la mirada de encima, traía puesto un vestido simple color morado pastel, sin muchas decoraciones o joyas, tenia un peculiar cabello blanco como la nieve que se dividía a la mitad con otro color lavanda.

Una sensación de deja vú lo invadió, como ver un sueño en la realidad, ya conocía a la joven pero ¿De dónde?

Extraño pero hermoso

Pensó el hombre mientras admiraba a la bicolor frente a el, la sensación de añoranza lo invadió y recordó el sueño de la otra noche pero antes de darse cuenta la joven lo mirada con disgusto mientras le decía:

–Es descortés mirar tanto, sabe?

El sonido de si voz hace despertar al castaño de su embobamiento por los recuerdos fragmentados y la belleza de la joven, camina hacia ella y hace una pequeña reverencia a esta.

–Acaso está mal admirar una obra de arte, madame?

Responde coqueto, ciertamente la chica le había llamado la atención más de lo normal, analizando ella no podía ser una sirviente del palacio pero tampoco era una Aristócrata cualquiera, lo sabía bien ya que los conocía a todos, considerando que en algún momento haría rodar la cabeza de alguno que mostrara desobediencia. Ya tenía una corazonada en mente, pero aún tenía que confirmarlo por lo que solo actuó como un completo desconocido.

Mientas la joven se le hace notable un leve, casi imperceptibles sonrojo por el comentario, pero aún así esta frunce el ceño y vuelve a replicar.

–Usted está siendo bastante descortés, pero no creo poder esperar mucho de una persona sin educación

Ataca con comentarios filosos al hombre, por su forma de hablar y la forma en la que naturalmente coqueteaba podría ser un mujeriego, pero por sus prendas tenía también pinta de ser algún mercenario sin dinero.

¿Cómo habrá hecho para llegar hasta aquí sin ser sacado a patadas?

Se preguntaba la joven pérdida en sus pensamientos, hasta que siente que su mano era tomada por el contrario, esté se había inclinado nuevamente y le había agarrado la mano depositando un beso en está, vuelve a mirarla de forma coqueta y sonríe preparándose para volver a hablar.

–Permitame presentarme mi lady, Soy Da-

–No me interesa

Interrumpe la bicolor con una mirada vacía, si antes no le gustaba la libertad que se había tomado con ella ahora ya le desagradaba por Completo, odiaba más que nada que la mirarán de aquella forma, se sentía un pedazo de carne más que una supuesta obra de arte como había dicho antes el contrario.

𝐓𝐫𝐨𝐧𝐨 𝐈𝐦𝐩𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥 [Sigzai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora