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—Okay, bien, perfecto. Así que esto es lo que he estado planeando para ti, Min Yoongi, ¡Me has dejado cautivado con tu ensayo!, ¿Cómo era su nombre de nuevo...? ¡No importa! Tengo algo perfecto para ti y...

El hombre fue interrumpido por su propia tos seca, que lo hizo volverse rojo, como si se asfixiara. Inmediatamente sacó un vaso con agua de algún lugar y lo bebió en largos tragos.

—¿Se encuentra bien?

El hombre volvió a su postura erguida en su asiento, carraspeando.

—Estoy bien, sí. De maravilla.

Qué dicha, pensó Yoongi mientras trataba de mantener su sonrisa, mostrando sus dientes como cualquier psicópata de película de terror lo haría. El rubio no notó aquello, estaba demasiado extasiado pensando en algo que, según él, sería la mejor idea de todos los tiempos. Un poco exagerado tal vez.

—Bien, como sea —el chico sonrió de lado mientras alejaba la silla de cuero de su escritorio lo suficiente para poder subir sus pies sobre este—. Mi idea, por eso estás aquí —rió entre dientes.

—Por supuesto, señor Kim.

—¡Te he dicho que no me digas señor Kim! —El grito hizo a Yoongi dar un pequeño brinco en la silla. La mueca de enojo del rubio fue rápidamente reemplazada por una pequeña sonrisa. Yoongi tal vez ya había terminado de maldecir hasta la última línea de ancestros del tipo con traje de diseñador—. El señor Kim es mi padre, que en paz descanse —el rubio se inclinó un poco para susurrar, como si alguien pudiera escucharlos—. Y no es que esté muerto, sólo está de vacaciones. Como sea, puedes decirme Taehyung. Deja las formalidades, Min.

Yoongi asintió con su sonrisa de psicópata por décima vez desde que había entrado a la amplia oficina con ventanas de cristal, que iban desde el piso hasta el techo, dejando una perfecta vista panorámica de la isla de concreto.

—¿Me hablabas de una idea?

—¡Claro!, por eso estás aquí —asintió, soltando una risilla extraña—. Como sabrás, Min 'Genio' Yoongi —continuó, utilizando sus manos para expresarse de manera exagerada e innecesaria, según Min—, nuestra editorial tiene tres revistas. "Bon Appetit", "TREND" y "Bliss".

—Ajá.

—Bien, entonces. Adivina.

—¿Qué?

—¡Adivina en cuál trabajarás! Tres segundos, ¡Uno, dos, tres!

—¿Ah? -Yoongi abrió sus ojos con terror, no estaba entendiendo la mitad de lo que decía el chico con problemas de humor e hiperactividad.

—¡Incorrecto! —grito el chico, señalando con su dedo índice a Yoongi como si él fuera en realidad el error—. Bien, ya que no puedes adivinar te lo diré. ¿Listo?

¿Realmente importa?

—Bliss.

Mierda.

—¿Esa no es la revista para adul-

—Exactamente, Min Yoongi. Es la revista más obscena e indebida que existe en todo el mercado de Corea del Sur. ¿No es pecaminosamente hermoso? —Preguntó el rubio mientras se ponía de pie e iba hacia un mueble en el cual reposaban ejemplares de las revistas, colocadas delicadamente dentro de pequeñas cajas de cristal, como si fueran algo demasiado valioso—. Aquí está, esta belleza.

Yoongi tuvo el impulso de cerrar los ojos cuando Taehyung abrió la revista en una página cualquiera y la imagen de un chico atado con cinchas de cuero, las piernas abiertas y una mordaza en la boca saltó a la vista, sin embargo, sólo desvió la mirada mientras sus orejas se volvían rojas.

Relatos en la oscuridad | KSJ & MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora