La muerte de Sanji Kuro Ashi

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A veces olvidaba la neblina invisible de tabaco que infectaba toda la cocina, hacía años que no le molestaba tal situación al grado que le era inholora.

A pesar de eso el resto del lugar era tan blanco como el uniforme del chef de su amado, resplandeciente y perfecto, esperaba que el ramo de flores no estropeara la blanquecina vista pero le emocionaba poder darselo a su esposo ¿El motivo? Su aniversario número 30, no quería hacer mucho escándalo con ello sí bien no solían hacer festejos muy grandes un pequeño paseo en barco no haría daño. Observó entonces entrar a Sanji, su cabello largo y recogido en una coleta jugaba muy bien con las esparcidas pero discretas arrugas que adornaban su rostro, en ambas manos sostenía platos vacíos.

-¿Puedes creer que la mitad de mis meseros no han llegado hoy? Esto sería un desastre sí no fuera por la temporada baja, para mí suerte - hablando algo cansado pero en movimiento dejó los platos en la loza para poder sostener su cigarro con una mano y con la otra recargarse en la misma, sus ojos se enfocaron en los hermosos girasoles silvando sorprendido. -Son lindas pero apuesto que esa hermosa chica de la florería te ayudó a escogerlas... Eres un tonto- comentó con una gran sonrisa entre bromeando y feliz por el regalo. La respuesta de Zoro fue abrazarlo por la cintura gruñendo con la misma actitud que su pareja.

-Sabes que no soy bueno con estás cosas- seguido besó su mejilla recibiendo una risita.

-¿Cosas? ¿Tienes otro regalo para mí?- sus manos se alzaron para abrazar el cuello del moreno.

-¿Qué? ¿Cómo lo sabes?-

-Eres tan predecible marimo-

-¡Oye!- con un beso directo a sus labios cortaron la pequeña batalla que siempre solían tener para molestarse, después de separarse siguieron con sus planes.

- Entonces ¿Estás libre?- seguro pero cuidadoso preguntó el espadachín.

-Por su puesto pero espero no te moleste que salga un poco más tarde de lo usual realmente nos afectó la falta de personal-

-Eres el jefe, amenazalos- soltó como sí fuese lo más normal del mundo y por ello se ganó un jalón de oreja.

-No digas tonterías no se amenaza a la gente porque sí - volvieron a otra batalla.

- ¡Jefe!- el par de puertas de la cocina resonó en un fuerte golpe dejando entrar a uno de los empleados. -Lo siento por interrumpir pero una banda de piratas han llegado haciendo escándalo-

Ambos se separaron y una quejido salió de Zoro por tener que soltar a su esposo.

-Debe ser ese grupo que llegó a la isla hace unos días, se creen dueños de todo pero no saben a qué restaurante han entrado ni con quien se han metido ¡El chef y mano izquierda del rey pirata!- el orgullo que sintió Zoro le sacó una sonrisa fiera. -Espera aquí amor, no darán mayor problema- le devolvió la sonrisa devolviendo el cigarro a su boca y confiado salió al área de mesas.
El peliverde aprovechó y buscó algún florero o cualquier cosa que le sirviera para lo mismo, cuando lo encontró lo llenó de agua y mientras eso sucedía del otro lado se podía escuchar el comienzo de la pelea.

-Se divierte solo- El florero estaba listo colocó los girasoles con cuidado sin embargo y sin alterarse lo alzo para esquivar a un sujeto que entró volando por la puerta y chocando justo a lado de Zoro quedando inconsciente. Nuevamente bajó el florero esperando que estuviera seguro, tocó sus fieles espadas como un ritual para asegurarse que estaban ahí por cualquier cosa pese a que siempre estaban en su mismo lugar sin falta.
Seguido miró su anillo, adornado su mano, brillante y nostálgico, este año se había esforzado tanto para una de las mejores sorpresas que había preparado para su querido esposo, el rey pirata y el resto de la tripulación por fin habían coincidido en sus agendas para pasar un par de días en la isla en la que vivían actualmente, subirían al viejo Sunny y tendrían un paseo increíble, esperaba poder ver sin interrupciones el atardecer con Sanji.

MASACRE DE AMOR MULTIVERSAL /zosan/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora