Cuéntame una historia de amor en donde todo fue fugaz...
Porque si cuento mi versión, sé que a muchos les gustaría que sea el final.
—¿Y entonces?
—Entonces no hay mucho más por decir. —confieso acomodando su cabello.— Eso fue todo.
—¿No hay un final feliz?
—Oh, por supuesto que lo hay. —pellizco su nariz.— Porque el que el final no sea como lo imaginamos, no quiere decir que no ha sido la mejor historia de amor con el mejor final feliz que haya sido escrito jamás.
—¿Y qué ocurre con la princesa que perdió a su príncipe?
—Bueno, ella perdió a uno de sus más grandes amores. Pero... —le miro sonriendo en el proceso.— Sé que ganó un amor mucho más incondicional y perfecto.
Le enseñaste a mi corazón las cosas que van mucho más allá del amor, rompiste todas las reglas que en mi mundo había impuesto y cuando te pedí que no me dejes ir, no estabas más.
En medio de la oscuridad, dejé caer todas mis armaduras, porque sabía que aunque podía estar en tus brazos, prefería estar a tus pies. Rindiéndole el más justo homenaje al más desdichado amor.
—¿Es cierto? —trago saliva llamando su atención.— ¿Todo lo que dijo sobre ti y sobre mí es cierto?
—No quiero que te hagas esto. —pone sus manos en mis hombros.— Mi corazón pedía a gritos una sola cosa y yo solo la cumplí.
—Pero yo... Yo ya te había dicho que te amo.
—Lo sé. —sus labios tocan mi frente.— Lo sé y lo siento.
Dijiste que amabas mis ojos cuando ocultaban secretos, cuando te miraban y por alguna razón brillaban. Dijiste que mi risa insolente y a veces despreocupada, te llenaba el alma de la felicidad que hacia mucho habías perdido.
Y yo te creí aún cuando tu mano soltó la mía. Aún cuando quizá nunca la sujetó...
Te prometí que mientras viva, mi mundo siempre iba a estar a tus pies.
—¿Sabes una cosa? —me siento en la cama para poder mirarle. Niega y sonrío.— Mientras yo viva y mi corazón te pertenezca, me tienes a tus pies.
—No digas esas cosas. —sugiere soltando un suspiro.— Nadie tiene que tener en sus pies a nadie. De eso no se trata el amor.
—Pues el mío sí. —levanto mi mano derecha.— Desde hoy en adelante, juro que te voy a amar para siempre.
—¿No es para siempre demasiado tiempo?
—No cuando estás con la persona adecuada.
Ahora que te vas, solo hay una cosa que me queda por decir:
Ojalá pudiera dedicarte todo lo que queda de mí. Ojalá pudiera decirte todo eso que no pude decir.
—Realmente lo siento mucho. Por todo.
—Que te disculpes no cambia el cómo sucedieron las cosas. —le hago saber mientras juego con mis manos.— Pero, no hay problema alguno, entiendo lo que hiciste pero no el por qué lo hiciste.
—Yo...
—¿Sabes una cosa? Quiero saber qué se siente. —me acomodo en la silla para mirarlo.— ¿Qué se siente saber que ahora vas a ser esa parte de mí que me arrebataste y que ya nunca va a volver?
Estoy segura de que solo yo voy a recordar aquel tatuaje, la noche de desenfreno en la torre más alta de la ciudad y las promesas que prometiste cumplir.
Estoy segura de que en otra vida sí tuve la oportunidad de tenerte para mí, de ser eso que llamas "el amor de tu vida" y de ser la mujer de la que les hablas a tus hijos antes de dormir.
—Cuéntame una historia.
—Por supuesto que no. —se ríe.— No me sé ninguna.
—Por favor... Solo una. Es que no puedo dormir.
Una nueva risa acompañada de un asentimiento.
—Está bien, pero solo porque eres todo lo bueno que tengo en la vida. El amor de mi vida.
Entonces brindemos.
Porque ahora voy a hacer todo lo que prometiste, pero sola. Porque las reglas las he vuelto a poner yo. Y porque ahora, voy a bailar sola debajo de las tenues luces de lo que llamabas nuestro hogar.
Porque construiré uno nuevo para que los corazones no vuelvan a romperse jamás.
—¿Los árboles no se ahogan dentro de las casas? —suena preocupado. Sonrío.
—Por supuesto que no, mi amor. —beso su mejilla.— Ni tampoco se asustan si los dejamos solos.
—¿Y les gusta ponerse bonitos?
—Sí, tanto como a nosotros nos gusta. —guiño un ojo. Escucho las pequeña risita.— Pero tiene que ser un secreto.
—¡Le voy a poner un moño rosa! —aplaude entusiasmado.— Te amo, mamá.
—Y yo a ti, amor de mi vida.
—¿En la noche me puedes leer un cuento? El del príncipe que vive en la luna. Así como papá.
Brindemos en honor a esa parte de la historia que nunca vas a contar. Porque lograste cubrir tus cicatrices a cambio de abrirme unas a mí.
Y porque aún con todo esto, te sigo amando.
Y te voy a amar siempre.
Por los siglos de los siglos.
Porque siempre seremos tú, yo y la historia que nunca se contó.
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BIENVENIDAAAAAAAAAAAS
Antes de comenzar a leer recuerden SIEMPRE que en esta historia como en todas voy a manejar el sarcasmo. Así que cuando diga algo, no se ataquen porque quiero disfrutar de la novela y las reacciones. Gracias :) En fin, asumo que ya asumieron lo que va a pasar y que la dinámica ya se la saben de memoria, vayan a Instagram y dejen su pregunta, plebes. Y ya, disfruten que está potente pero hermosoooo—Luggarollove 🌻
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TÚ, YO Y LA HISTORIA QUE NUNCA SE CONTÓ.
FanfictionNo llores por lo que se ha ido, ama lo que aún tienes.