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Una vez que la camioneta de Jackson estuvo estacionada todos bajamos de ella para tomar camino hacia la entrada de la casa donde se estaba iniciando la fiesta.

La casa frente a nosotros era enorme, no diría que una mansión, pero se acercaba a serlo. El jardín de ésta estaba siendo ocupado por varios grupos de personas bebiendo, bailando y charlando entre ellos.

Terminamos el resto del camino hacia la entrada de la casa. Al entrar el olor a alcohol y sudor se adentró en mis fosas nasales en gran manera, mareandome por un momento. Scott tomó mi mano y nos guió hasta el fondo. Encontrándonos con un mini bar improvisado.

Observé mejor el lugar desde aquí. Constaba de una gran casa de dos plantas, era muy linda. En la sala, dónde se suponía que debían estar los muebles, había una pista de baile, también improvisada. A los alrededores había muchísima gente disfrutando del ambiente, estaba totalmente abarrotado.

Gran parte de la población universitaria estaba aquí, contando con otros rostros desconocidos para mí. Amelie siempre hacía buenas fiestas, y esta no era la excepción.

Jackson desapareció de nuestros campos de visión pasados unos minutos. En los que nos habíamos propuesto a tomar ambiente bebiendo unos tragos que nos habían servido. Todo esto bajo nuestra supervisión, claro está.

Colocaron una música muy movida y Riley, cómo era de esperarse, empezó a mover la cabeza al ritmo de ésta. Volteó a mirarme y yo le sonreí de vuelta, tomó mi mano y nos fuimos directo a la pista de baile. No me considerada una gran bailarina pero daba lo mejor de mí.

Comenzamos a movernos al ritmo de la música que se escuchaba por los parlantes. Al principio estaba un poco insegura de bailar o no, pero al ver a Ry moverse perfectamente, me contagió con sus buenas vibras. Pasado un rato toda la emoción y adrenalina llegó a mi cuerpo haciendo que me moviera mucho mejor.

Sentí unas manos en mis caderas y comenzamos a movernos a la par. Sonreí y comencé a moverme aún mejor.

- Vas a matarme - Susurró en mi oído.

Ambos nos reímos por su comentario y seguimos pasándola bien durante varias canciones más. Al sentir unas inmensas ganas de ir al baño, me giré para hacerle una seña con la mano y me fuí con destino al baño.

Lo que no recordaba en ese momento es que no sabía dónde carajos estaba el baño, joder. Golpeé mi frente levemente con la palma de mi mano y solté una pequeña risita.

Que tonta.

Empecé a buscar puerta por puerta en toda la plata de abajo, sin resultado alguno. Estaba empezando a exasperarme. Hasta que recordé que tenía una segunda planta. Subí las escaleras y repetí el acto, abrir puerta por puerta hasta dar con un baño.

Iba a abrir una de las tantas puertas que habían hasta que esta se abrió y la persona que estaba saliendo de allí chocó levemente conmigo. Dí unos pasos hacia atrás y luego subí la mirada, encontrándome con unos ojos verde esmeralda.

El chico frente a mí me sonrió levemente y le iba a devolver la sonrisa de no ser por una voz que se escuchó a sus espaldas.

- ¿Pasa algo, cariño? - El pelinegro se tenso notoriamente y miró sobre su hombro para luego volver su mirada hacia mí.

Una cabellera castaña se asomó por encima de su hombro y ahí me dí cuenta. Ya sabía lo que pasaba, y otra vez sentí mi pecho contraerse. Pero no dejaría que notara que me afectaba. A ninguno de ellos.

- Disculpen si interrumpí algo - Mi voz sonó tan neutra, que me sorprendió bastante que no saliera rota.

Dí media vuelta, sin dejar que me respondiera algo, y bajé por dónde había subido. No diría que se me había arruinado la noche, pero si empezaba a incomodarme el hecho de ellos estuvieran aquí con ella.

BauerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora