XXXII

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Pov's Caroline.

Generalmente todo marchaba de maravilla, los padres de Karla cuando supieron sobre la condición de Payton, solo estuvieron contentos, recuerdo sus palabras "no es una aberración, es una bendición". Por otro lado, no puedo decir lo mismo que sus hermanas, aceptarón a la bebé pero eso no implica que no le hace un poco de gracia su pequeño pene. Se habían portado de muy mal educación. Así que por no arman un escándalo, pedí disculpas y me fuí. Karla notó que mi comportamiento era referente a lo que sucedía con sus hermanas, una discusión dónde ella había dicho una frase que marcaba un antes y un después.

“Mi familia está por encima de cualquier otra persona”.

Fuí tan elusiva qué, tanto era mi amor por ella que me dije a mi misma, que si ella me pedía perdón por sus palabras tan hiriente yo la perdonaría, pero no, tres días, tres días esperando a que ella se disculpara. Simplemente nunca llegó.
Por otra parte, el perito auditor había dado con la persona encargada de mandar cien millones a la basura. Así que estaba preparándome para ir a la empresa. Salía del baño con unos bóxer blancos Calvin Klein, trataba de que mi erección estuviera bien acomodado, ciertamente todos conocían mi condición, más sin embargo, no era de mi agrado cuando llegaban a pedir entrevista, mujeres de la empresa y quedar viéndome la entrepierna. Mandarón algunos de mis trajes de la otra mansión que tenía ahí mismo en Texas. Mayormente mis trajes de diseñador eran negros, blancos, azul marino. Hoy miré uno color vino, me quedaba perfectamente bien. Me puse la camisa blanca y estaba ajustada, mis senos no eran tan grandes, pero estaban medianos, eso era bueno. Al terminar, bajé al garage subterráneo, manejaría hoy, me monté al Lamborghini Aventador negro, por dentro tenía un diseño de cuero en blanco, con logotipo negros con CM. Manejé por la autopista a casi 200 k/h. Había puesto Spotify en modo aleatorio y sonaba la canción de "Motivation ft spiritual Tony", me gustaba, tenía flow. Las bocinas que mandé a ponerle se escuchaba tan bien, iba con mucho ambiente, al entrar a la ciudad tuve que bajar la velocidad, me sentí mal por aquello. No demoré mucho en llegar a mi edificio, estacioné el auto frente a la puerta principal, no demoraría demasiado ya que solo iba por el nombre.

Algunos empleados me decían buenos días el cuál yo correspondía. Al entrar a mi ascensor privado, empecé a ver mis uña, no estaban tan mal, pero necesitaba una manicura. Al sonido del "Tin" divise a mi secretaria.

—Buenos días señorita Robinson. – Saludé.

—Buen día Señora Montero. –Me di una sonrisa.

—Me podrías de favor traer una tasa de café– Asistió — Antes que se me olvide, arregla una cita donde siempre para mí manicura por favor.

—Por supuesto, en seguida le llevo su café.

Entré a mi despacho, caminé hasta llegar a mi escritorio y dejar mi portafolio, quite mi blazer en el respaldo de mi silla, encendí el aire acondicionado. Encendí la Mac que dejaba en la oficina y empecé a trabajar en informes de las demás empresas que tenía que hacerme cargo.  Sonó la puerta y era Leilani Robinson, era una joven de casi unos 26 años, muy bonita, sus facciones eran perfectas, la verdad no me había tomado el tiempo de admirarla, su cabello era rubio, su piel era blanca, busto grande, esperaba que fueran naturales, porque de no ser así, no entraba en mis gustos, no me gustaba que estuvieran operadas. Me gusta lo natural. Sus glúteos igual estaban bien trabajados. Sacudí mi cabeza, seguía así e iba a fantasear con ella y no puedo darme esos lujos.

—Muchas gracias Lei– Le sonreí coquetamente mientras llevaba la tasa de café a mi boca. Lo probé, realmente me gustaba el café, negro, cargado y sin azúcar. —Tan rico cómo siempre.

Se sonrojó, desvió su cara y pasó su mano por el cabello y meterlo por su oreja, lo cual no pasó desapercibido de mí.

—No es nada señora, solo hago mi trabajo. – Joder, su risa eran tan linda.

"No Pretendo Que Me Quieras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora