Twiyor Christmas

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Loid contuvo la respiración y presionó su mandíbula mientras se introducía en el edificio, años de experiencia como espía le permitirían entrar sin ser detectado el día de hoy, sin ser visto, sentido o escuchado, con excepción de un solo sonido.

Agitó su mano izquierda y los cascabeles sujetos a esta tintinearon impregnados de la magia de la época, Anya su hija abrió los ojos desde su habitación completamente ilusionada, abrazó con fuerza a kimera riendo emocionada. Siendo nochebuena solo podía ser una persona, Santa Claus.

Su padre Loid le había hablado de él, según entendía la niña, papá Noel era algo así como un poderoso hechicero que obsequiaba juguetes a los niños buenos hechos por señores pequeños en un país de hielo, arrojando carbón a los malos, sonaba genial.

La realidad era que Loid tampoco recordaba haber vivido alguna navidad, aún antes de que comenzará la guerra, no contaban con suficientes recursos para regalos o festejos, pero en su tiempo como agente la conoció, se documento lo suficientemente de cada aspecto pues consideró que a Anya le encantaría vivir algo así.

Se disponía a depositar el primer regalo sacado del costal que cargaba en la espalda al pie del árbol adornado con luces, esferas y escarcha. Dos resplandores escarlata de un brillo letal centellaron al mismo tiempo que las luces navideñas al mismo tiempo que un halo dorado pasaba silbando a milímetros de su barba blanca falsa.

Tragó saliva y salto hacia atrás dando una voltereta, entre los breves destellos de las luces vio venir a su esposa Yor en su faceta de mortífera asesina blandiendo sus dos dagas doradas buscando alcanzarlo.

— ¿Quien eres tú? ¿Qué haces aquí? No dejaré que le hagas daño a mi familia— advirtió Yor rozando su cuello con su daga.

— Yor no...— murmuró Loid.

En sus planes no estaba enfrentar a su esposa vestido de papá Noel en navidad, cuando su hija podría despertar en cualquier momento y verlos, sin embargo esto fue justo lo que ocurrió.

Loid recordó que Yor no conocía la navidad, como él las situaciones monetarias no le permitieron festejarla. Quiso de igual manera sorprenderla a ella y no contarle nada, lo último que pensó fue que lo vería como un enemigo y terminarían batallando.

Su capacidad de caracterización hacia que en este momento nada de su aspecto sugiera que era él. Traje rojo con negro y blanco, botas, una larga barba cana como su cabello, era un anciano bonachón de apariencia amigable.

— ¿Qué está pasando?— preguntó la niña de pelo rosado con un bostezo tallando su ojo derecho— mami, Santa...¿están peleando?...

— Se que es papi disfrazado, pero no quiero que se rompa su ilusión, le seguiré el juego— pensó para si misma Anya Forger. — ¡Vamos mami! ¡ Vamos Santa!

Loid meneó la cabeza y suspiró, tomando un bastón de caramelo interceptó una de las dagas de su esposa y con un saltó y una patada la desarmó de esta, lanzó su saco al aire y los regalos salieron volando, esto desconcertó a Yor que buscó cubrirse, con movimientos rápidos Twilight interceptó a cada uno de estos en el aire devolviéndolos al saco, Thorn Princess se dispuso a atacar de nuevo percatándose entonces que su daga había sido reemplazada con una media navideña llena de dulces, esto la hizo gruñir, pues no permitía que nadie se burlara de ella.

Con su conocida fuerza descomunal buscó golpearle, la onda expansiva de su palmada bastó para hacer trastabillar a Forger y soltar ambas dagas.

Yor las alcanzó entonces y Loid se vio obligado a retroceder de nuevo. Batallaron por encima de la mesa del comedor, por la cocina y hacia las habitaciones.

Loid pensaba bastante rápido, su capacidad de razonamiento igualaba a sus movimientos, comprendió, que tendría que resolver la situación en ese momento o todo terminaría mal.

Dió un salto esquivando el filo de sus armas, uno de los regalos cayó en sus manos y de su manga tomó en la otra un bastón de dulce, los lanzó hacia el frente.

Todo lo siguiente ocurrió en una fracción de segundo.

— Niña ¡Atrápalo!— exclamó mirando a Anya.

La niña lo miró decidida y se lanzó para atraparla con las manos extendidas, el bastón de dulce pasó a su lado y golpeó el apagador de luz.

Anya cayó al piso con las manos solas pues sus reflejos no eran buenos, la caja le cayó en la cabeza segundos después.

Loid se aproximó a Yor y la tomó de la cintura pegándola a su cuerpo, se retiró el disfraz de su rostro cuando estuvo a una distancia cercana de su cara, Yor lo miro sorprendida, se observaron unos segundos y con un muerdago que adornaba el techo sobre sus cabezas Loid atrapó sus labios en un cálido e intenso beso.

La mente de Yor podría divagar en un mundo propio, era lo bastante distraída para no darse cuenta de aspectos que para otros podrían resultar obvios. Explicar una tradición como la navidad en ese momento, darle entender que hacia vestido de un hombre rechoncho con un saco de regalos y dulces resultaba más que imposible. Fue así como Loid planeó que esto era lo mejor, besarla le haría entender quién era y que todo estaba bien, sentir sus suaves y tibios labios era la mejor sensación que podía recordar en toda su vida, le transmitía tanta de la anhelada paz que siempre quiso y al mismo tiempo una llameante pasión. Confiaba que ella sintiera lo mismo.

Yor quedó desarmada en ese instante, cada vez que Loid la besaba le daba un poco de miedo, por qué una vez que lo hacía quedaba por completo indefensa, no podía pensar en nada más que buscar más de aquellos besos y Loid podía hacer con ella, lo que sea.

Bajo los destellos de las luces navideñas, Loid le sonrió y se puso el disfraz de vuelta. Cuando Anya encendió la luz de nuevo, los regalos estaban bajo el árbol, las medias con dulces enfiladas y Santa Claus se había ido.

Momentos después Loid salió de su habitación, simulando que no sabía nada, Anya fingió también, pero con auténtica emoción le hablo a su padre de Santa, los regalos y lo que ella llamaba "la batalla por la navidad".

Posteriormente cuando su hija ya dormía y ambos estaban ya en su habitación, Forger le explicó a Yor sobre la Navidad, su disfraz y lo ocurrido, ella se sintió muy avergonzada y se disculpó varias ocasiones.

— Loid- San lo siento mucho, espero no te haya lastimado, lo siento— exclamó Yor con ojos llorosos.

Él la beso en la frente y le sonrió.

— No pasa nada, incluso esa parte le gustó a Anya— indicó su esposo.

Permanecieron un instante en silencio, cuando entre las sábanas Loid sintió que tímidamente la mano de Yor alcanzaba la suya, dibujando pequeños círculos en su palma, Loid instintivamente la entrelazó con la de ella.

— Loid-san, esa tradición sobre el muerdago...¿ Podrías hablarme más sobre ella?— preguntó Yor con voz dulce como un ronroneo.

Sweet SurrenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora