DESTINY || SKZ AU

↬ 4.00

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📍Universidad de Seúl

— ¿Que tanto le ves a tu novio? — bromea Felix al notar a su amigo tan ensismado en alguien

Por fin el horario escolar había terminado y varios alumnos ya se encontraban fuera encontrándose con amigos, otros yéndose ya de la escuela.

Sí... Para nadie eso era interesante, pero para la curiosidad de Han Jisung era lo contrario pues buscaba entre los dedos de varios compañeros a su posible alma gemela

¿Por qué llegó a considerar a Lee Minho como un posible destinado? Tenía que ser una broma...

— ¿Eh? Minho no es mi novio...

—Yo nunca dije que era Minho — trata de no reír ante los nervios de su mejor amigo

— ¿Quieres callarte? — murmura quitando la mirada del castaño claro y encaminándose a la salida

—Es imposible que llegues a verlo, esconde muy bien su mano — le comenta muy por debajo al tener que pasar por su lado

—Yo no estaba...

—Por cierto ¿tendrás los apuntes de historia? Me perdí en la clase en las últimas horas pensando en cosas... — murmura por debajo el pecoso, recordando no haber puesto atención a la clase. No se arriesgaría a reprobar una materia más

Jisung toma su mochila y busca dicha libreta color amarillo, pero la incertidumbre de su paradero comienza a aparecerse en cuanto no la encuentra entre los demás cuadernos.

—Mierda, creo que lo dejé en el salón. Iré por él antes de que alguien más se lo lleve. Nadie tomará mis apuntes gratis — el quokka aprieta el puño de la rabia y corre de regreso al aula de la última clase

Sí, las prisas eran más reales que sus ganas de regresar al plantel, pero no tenía otra opción. Esperaba que ninguna rata la haya tomado en el lapso de su ausencia sin su permiso al menos.

Y en efecto, al llegar a su lugar de siempre vio aquella libreta encima de la mesa y la lleva en manos aliviado.

Decide salir nuevamente corriendo sin imaginar chocar muy brusco contra un cuerpo ajeno. Muy fuerte para él a decir verdad, lo había derribado hasta caer sentado al suelo.

Jisung no se consideraba la persona con la mejor de las suertes, pero la vida definitivamente le gustaba reafirmárselo cada vez que podía.

Una de ellas fue encontrar la dura mirada de Lee Minho frente a él. Y fuera de bromas, juraba que podía ver pequeñas llamas en sus pupilas con algunas dagas queriendo aniquilarlo.

—Deberías fijarte por donde caminas, mocoso — enuncia de forma seria mirándolo desde arriba. Ni siquiera se molestaría en ayudarlo a levantarse

— ¿A quien le dices mocoso, tiranosaurio?

—Tenme más respeto que soy tu mayor

—El respeto se gana — luego de levantarse y brindarle una mirada de "a mi no me intimidas, imbécil", se dispone a irse con la mirada en alto.

Claro que dejó ir aquel detalle de su anillo que vibraba al tener a su destinado cerca...

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