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Consecuencias de actos

Ambos estaban en un lugar raro rodeado de vidrio individualmente, donde se veían frente a frente, gritandose e insultandose

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Ambos estaban en un lugar raro rodeado de vidrio individualmente, donde se veían frente a frente, gritandose e insultandose.

—¡¿Dónde nos trajiste pendejo?!

—¡Qué no sé, coño! ¡Eres super pesado!

—Primero me llevas a un puto motel para arreglar las cosas cogiendo y ahora me traes a unas, no sé que es, unas cápsulas, estás más que muerto, pinche idiota.

Luzu y Quackity golpeaban fuertemente las "cápsulas" tratando de salir de ahí, pues también fueron despojados de sus armas y todo lo que podrían usar para romper los vidrios.

—Bienvenidos Luzu y Quackity.

Quackity estaba enojado

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Quackity estaba enojado. Solamente se quedo sentado en el lugar donde lo encerraron junto a sus primos.

—Hijo de su puta madre, si le dije que ni me iba a meter con ese pendejo. Yo nomas estaba esperando la pinche guerra para comerme su corazón — hablo molesto y sarcástico viendo a sus primos jugar con una flauta.

—Nambre primo, llegamos aquí y pura pinche autoridad eh, como extraño mi nezayork, nomas que ahora que nos fuimos a Culiacán ni he podido visitar a mi ex. — Cochi y Quackity miraron a Beni con desaprobación.

—Oye, no mames, cómo vas a ir a ver a tu ex wey — Cochi andaba indignado por lo que escucho. No iba a dejar que su hermanito buscará al pendejo que le rompió el corazón y después balearon. — Aparte de estar muerto, la neta estaba bien pinche pendejo el gay ese.

—Tú ni te quejes de los gays que nomas te la pasas besándote con el asistente del alcalde, si ya me dijeron puercote, no perdonas ni una, pendejo — Cochi se puso nervioso al escuchar a Quackity hablar sobre su relación, miro rápido a Beni que este solo levanto sus dos hombros para después tocar su flauta.

—Órale pinche Beni, ni se te puede confiar nada porque andas como vieja chismosa.

En el cuarto todos peleaban mientras que Sapo Peta veía todo por unas cámaras que había puesto, estaba confundido, no hablaba mexicano y no entendía nada de que los mexicanos decían. Habían tantos modismos que hizo que le doliera la cabeza.

Por PolíticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora